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javierdelgado

LA NUEVA PLAZA DE BASILIO PARAÍSO

LA NUEVA PLAZA DE BASILIO PARAÍSO

LA NUEVA PLAZA DE BASILIO PARAÍSO

(Artículo publicado en heraldo de Aragón el sábado 2 de marzo de 2013)

La plaza de Basilio Paraíso de Zaragoza nunca fue un espacio concebido como plaza, sino una rotonda: un distribuidor de la circulación rodada. Esa rotonda no sustituyó a ninguna plaza diseñada anteriormente: la documentación no deja lugar a dudas. Por primera vez en la historia de la ciudad, en esa importantísima intersección de cinco centrales vías urbanas hay un espacio de contorno infrecuente (lo cual es síntoma de estudio particularizado del lugar), que permite al peatón continuar andando entre la Gran Vía y el Paseo de la Independencia (se prevé que en el futuro pueda hacerlo también entre ambos y el Paseo de la Constitución) y permanecer allí mismo, lo cual es la segunda importante novedad del espacio creado. La tercera es que también por primera vez se evidencia (mediante un busto y placa informativa) la real dedicación de tal lugar, pues muchos la llaman “plaza del paraíso”. Además se ha realizado una bienintencionada plantación de árboles.

Evidentemente, los cambios en ese espacio han venido “obligados” por la instalación del tranvía y uno de los problemas de esa “plaza” es, precisamente, la cercanía del paso de los tranvías al libre deambular del peatón. Eso lleva a preguntarse si realmente la “plaza” puede, como quiere “el concepto” de su proyecto, resultar un “Núcleo de estancia” para el peatón. En el lado que da al Pº de Pamplona no parece posible: los bancos instalados allí como si fuera una “glorieta” dan lugar a una delicada confusión. En ese lado se ha construido una fuente, también de curioso diseño. Un anemómetro regulará la altura de los chorros de agua. Sería mejor que nunca excedieran la altura de unos 30 cms., salvo por la noche, cuando al agua se añada la luz de los focos y pueda ser un bonito espectáculo.

Para explicar estas opiniones vuelvo al concepto de “Núcleo de estancia” en el que se asienta el proyecto. Nadie me ha sabido decir si se han realizado mediciones sobre el nivel del ruido generado por el tráfico  que rodea esa plaza y el de las vibraciones por el paso de los autobuses. Tampoco si se han medido la velocidad del viento en distintas estaciones del año y las temperaturas mínimas y máximas que pueden llegar a soportarse en ese lugar cuya desprotección y cuyo índice de insolación es máximo. La idea de que la fuente sirva de “pantalla” para tanto ruido me parece desacertada: si los chorros de agua suben alto, añadirán más ruido todavía. Además, contribuyan a impedir uno de los mayores atractivos del lugar: nunca hasta ahora la ciudadanía podía pasar por ahí y tener una visión panorámica de todo cuanto lo rodea. Es espectacular, tanto por la calidad de muchos de los edificios cercanos como por la comprensión que permite la vista de las cinco vías más notables del centro de la ciudad. El problema mayor es que la cercanía del paso de los autobuses (a menudo haciendo fila) y del propio tranvía impide a ratos ver nada más que sus laterales metálicos.

Hay otro aspecto importante, tanto por su función ornamental como por sus efectos en el bienestar en ese lugar, que es el del arbolado plantado. A uno y otro lado del busto de Basilio Paraíso  hay dos “árboles del paraíso” (Elaeagnus angustifolia) elegidos como homenaje “simbólico” al apellido del homenajeado pero con problemas estructurales. En los parterres de ese lado (que da hacia el Pº Sagasta) hay plantados diez tilos (desconozco su especie) y también son tilos los cuatro ejemplares plantados en alcorques haciendo línea con la vía del tranvía en dirección Sur. Estos cuatro están plantados a sólo un metro de la vía. ¿Se les creará una copa asimétrica? Mal asunto. El único otro árbol plantado en ese lado es un Cinamomo (Cinnamomum camphora), de gran valor ornamental, que fácilmente alcanzará los veinte metros de altura con una notable copa. La razón de haber plantado tilos es “crear continuidad” con los de la plaza de Aragón y del Paseo de la Independencia. Las características propias de este lugar llamado “plaza” pueden convertirlo, en verano, en una verdadera parrilla laurentina, con el consiguiente deterioro del arbolado allí presente, especialmente de los tilos, sometidos al sol sin protección ninguna. Pero pese a todas las pegas señaladas (perfectamente discutibles), debo decir que el lugar me parece una excelente novedad para la ciudadanía y lo considero un andador peatonal de gran calidad.

 

 

 

 

 

 

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