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javierdelgado

SI FIDEL MUERE, DIGO, ES UN DECIR, SI FIDEL MUERE...

SI FIDEL MUERE, DIGO, ES UN DECIR, SI  FIDEL MUERE...

 Me gustaría saber qué pastillita tomaba Fidel cuando se podía estumendo a sermonear durante horas...

 

Una pastillia nueva me ha dejado fuera de juego bastantes horas. Ni blog ni hostias. Dormir y marearse. Acabo de zamparme un par de croissantes con un litro de té (son casi las 19 h.) y ya parece que la casa y en general el mundo se ha puesto a una velocidad alcanzable. Cuando me fui por los cerros ya sabía lo de Fidel, y una vez despierto vuelvo a pensar en Fidel y en Cuba.

Es curioso lo que dificulta el análisis político la emergencia de los sentimientos y de los recuerdos personales adheridos a ellos (o viceversa).Varias generaciones han medido, en un momento u otro de sus vidas, su estatura humana con la del Fidel revolucionario y, en general, el sentido de éstas incardinadas en un  mundo en el que personas como Fidel se alzaban contra lo establecido convencidas de que la Historia las absolvería. Pasados los años las cosas son extremadamente más complicadas.  

En cualquier caso, parece que esta vez, poco antes o poco después de cumplir sus ochenta años, Fidel habrá de abandonar su combate personal a favor de la historia y aceptar que la historia necesita de su abandono para seguir avanzando a favor de los cubanos, en primer lugar, y a favor de antiimperialismo  en el mundo. Pues ya Fidel no significa lo que significó. Más que agridulce, la figura de Fidel hoy día es entusiasmante y odiosa, según se mire desde su principio hasta ahora o desde ahora hacia su principio: de la liberación real de todo un pueblo y de millones de conciencias, al secuestro de millones de conciencias y al encarcelamiento miserable de todo un pueblo. El nivel de la miserabililización concreta de la vida de la población cubana (incluida la que abandonó la isla) es el ídice más fiable de análsis de su encarcelamiento político y económico. Y hace tiempo que la solidaridad con Cuba no puede ser solidaridad con Fidel sino precisamente con esa gente tan diversa que hoy compone la población cubana de dentro y fuera de Cuba.

 

 Buitres, tiburones, y toda clase de animales devoradores y carroñeros se acercan y se ciernen sobre Cuba a estas horas. Tampoco hay espacio para la solidaridad con ellos, cuyas vidas han estado dedicadas a combatir los logros mayoritarios del pueblo cubano y que ahora pretenden cobrar su parte en un dantesco reparto que no debería ocurrir nunca. Diferenciar será desde ahora una tarea que hará sudar tinta, o sangre, según como se pongan las cosas. Que por ponerse pueden ponerse completamene desesperantes. A escasos kilómetros de los centros de poder estadounidenses, nada de lo que ocurra en Cuba ocurrirá sin su permiso, y ello añade un elemento clave y especial a toda la historia futura del caribe y de América Latina . 

 

¡Pobre Cuba! He recordado esos versos de César Vallejo escritos cuando ya veía perdida la causa de la República:"Si cae España, digo, es un decir, si cae España..." Y pensaba: "Si muere  Fidel, digo, es un decir, si Fidel muere..." Pero en vez de un condicional requiere un temporal "Cuando muera Fidel..." 

 

Cuál es ahora el deber de la izquierda y de las fuerzas de progreso del mundo entero no me cabe duda: apoyar una transición en la que el pueblo cubano recobre su propia voz y se dote de su propios instrumentos de gobierno. Y apoyar especialmente (lo que no es contradictorio) a la parte del pueblo cubano (salga de donde salga) cuyas propuestas aseguren con más fiabilidad un futuro concreto económico y social en el que los ideales de la Revolución Cubana no se vean pisoteados por las maquinarias de la "normalidad" y del "progreso".  La experiencia de las debacles económico-morales de los pueblos del Este de Europa y de la antigua URSS debería servirnos para no confiar en "la fuerza de las cosas", las “leyes del mercado” y otras fórmulas justificatorias.  

Cuando muera Fidel Cuba seguirá viva. Y es de desear que los ideales a los que entregó los mejores años de su vida Fidel Castro sigan también vivificando la vida del pueblo cubano,  que en los largos últimos años ha tenido que sufrir la esclreosis política del Comandante y de sus colaboradores inmediatos. Ni Cuba ni Fidel merecen otra cosa.

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