MANUEL GRACIA RIVAS, DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS BORJANOS, UN TIPO EXTRAORDINARIO Y SINGULAR...
Ésta es la fachada de la "Casa Aguilar" , sede actual del Centro de Estudios Borjanos (CESBORG) que dirige Manuel Gracia Rivas
Llamo al Presidente del Centro de Estudios Borjanos (CESBOR), mi amigo Manuel Gracia Rivas. Coge el móvil. Me escucha. Y me dice que en ese momento está sentado en un restaurante de Postdam para comer con diversas personalidades internacionales (en su mesa, junto a él, un general brasileño).
Le digo que yo también estuve en Postdam cuando era más difícil entrar allí, que estuve sentado en la silla donde se sentó Stalin cuando entre él y dos tipos más se repartieron el mundo después de la II Guerra Mundial (la mesa, redonda, estaba acordonada como todo en ese museo, pero como yo era el “benjamín” de los invitados del gobierno de la entonces RDA me hicieron ese gran honor… Se lo cuento porque Manuel GRvas siempre quiere epatar y yo no voy a ser menos. Una vez epatados ambos y empatados, le cuento que Antón Castro le busca…
Manuel GRivas (Borja, 1947) es un tipo extraordinario por muchos conceptos. Dirige hace no sé cuántos años (desde que murió su padre, quien dirigió el Centro desde su fundación) el CESBOR y con contento con eso es miembro de muchísimas entidades nacionales, europeas y mundiales relacionadas o dedicadas al Patrimonio Cultural. No voy a poner aquí los nombres porque sería muy largo y para el caso da igual: son realmente importantes.
Pero antes Manuel, que estudió en los jesuitas de Zaragoza, se hizo médico (como su padre) y oficial de la marina (como casi nadie en esta tierra), viajando durante años en el buque escuela JS Elcano durante años por todo el mundo. Aparte de lo que hicieran en el buque, sus destinos tenían un alto componente diplomático y cultural, y además o por eso mismo Manuel conoció así a personalidades y personajes de lo más curioso por el mundo entero y tiene anécdotas maravillosas y rarísimas a cientos, que un día debería escribir. La de Sender declinando la invitación a subir al barco para tener una recepción de honor porque no se fiaba (al fin y al cabo, el buque era “tierra española”, y el avispado (y un poco paranoico) Sender no las tenía todas consigo…
El caso es que Manuel GRivas ha vivido durante bastantes años entre el mar, el ancho mundo, Madrid y Borja, o más concretamente el CESBOR, donde ha pasado más horas que en su hermosa casa llena de encanto, a la que un día llevó de visita a la que sería su esposa. Tendrían dos hijos varones criados en Madrid, hoy ya buenos mozos. La ilusión de Manuel durante estos últimos años ha sido la de jubilarse cuanto antes y venirse a Borja, para estar más cerca del CESBOR y más lejos de Madrid. Lo cual consiguió hace no mucho, lo que le hizo inmensamente feliz pese a que él lo encubriera todo con el relato ampliado de sus muchos dolores y enfermedades varias, casi todas mortales y algunas muy cerca de serlo y sobre todo muy penosas. Pese a todo, Manuel GRivas presenta siempre, que yo sepa, un aspecto francamente bueno.
Comedor, bebedor y fumador exquisito pero también pantagruélico, Manuel gusta de todos los gustos que puedan gustar, incluidos los que más le gustan, que se diría son el escribir y el hablar, si no fuese porque el de organizar la vida cultural (incluido en engorroso trabajo de ordenar ficheros y libros en las estanterías del CESBOR, u otras tareas menores…) y conectar Borja y Aragón con lo mejor del mundo cultural exterior. Ha sido el alma de la creación de muchas cosas en la Borja de sus amores, últimamente de la creación del Museo de la Colegiata, consiguiendo de paso la restauración de un palacio renacentista que amenazaba ruina sin ninguna razón para llegar a ella.
El número de sus publicaciones es notable, tratando casi todas sobre aspectos de la historia y el arte de su comarca querida, aparte de promover (a veces con ímpetu imparable, como cuando se empeñó en que un servidor se presentara a un concurso de investigación del CESBOR con un libro sobre toda la flora representada en diversas obras, retablos, sillería, cuadros, etc., de la Colegiata, cosa que consiguió y por la que le estoy eternamente agradecido).
Escribir sobre Manuel GRivas hay que hacerlo en varias dosis, porque no cabe todo él en un tirón como éste. Prometo seguir haciéndolo para recreo de ustedes: les aseguro que este señor no tiene desperdicio. He querido comenzar a hacerlo aprovechando esta gestión para Antón Castro, que está interesado en entrevistarle con la excusa de su última gran publicación: el “Diccionario biográfico de personas relacionadas con los veinticuatro municipios del antiguo Partido Judicial de Borja”, obra en dos gruesos volúmenes con un total de 1.384 páginas bien llenas de letras no muy grandes, dedicado, como su título indica, a dar cuenta de personas que por una u otra razón han aportado algo especial a la vida de Borja, (en el que ha tenido a bien incluirme por mis trabajos sobre aspectos de Veruela, Tarazona y Borja).
MGRivas es un hombre con un destino al que dedica todas sus energías. Y estas primeras líneas son un homenaje a su persona y un posible ejemplo de cómo podría él mismo haber escrito su Diccionario… con muchísimo menos esfuerzo. Les pongo aquí la dirección de la web del CESBOR por si les apetece echarle un vistazo después de saber algo sobre su locomotora: .http://www.cesbor.com/. Y prometo no tardar mucho en seguir contándoles cosas divertidas sobre Manuel. Vale.
1 comentario
Juan Mª -
El diccionario de biografías es la última locura de Manuel, y merece un Borradores completo, por lo menos.