MÁS COMPROMISOS, MÁS TAREAS, MÁS ENTRETENIMIENTOS...
Estoy muy candsado, muy cansado, muy cansado. Como muchos de ustedes a estas horas, después de un día lleno de novedades, propuestas, compromisos. Me asusta no poder con todo. Como me dice siempre mi paciente psiquiatra, la cuestión es la dosis, la medida. ¿Estoy intentando hacer demasiadas cosas mientras engordo ya ¡ocho kilos! (desde septiembre a hoy mismo, que me ha pesado mi médico en la consulta). Mi cuerpo me pesa - por más que me digan que no se me nnota mucho... Me pesa y me cansa: ¡nunca me pareció tan fatigosa la cuesta de Cuéllar! Sigo yendo a casi todo andando, pero no encuentro la gimnasia que me tuviera más ágil, más entonado. ¿Es sólo la vagancia? ¡Si debajo mismo de casa hay un gimnasio! Pero a mí me gustaría un gimnasio al aire libre, no en unos bajos... Si no fuera por la herida de la pierna, correría. Pero bastante se infla ella sola sin hacerle correr.
Y estoy muy cansado, muy cansado, muy cansado.
Me he encontrado este medio día a dos estupendos viejos amigos, que se han extrañado mucho de mi enfermedad. Se han quedado poco menos que sin habla. ¡Es que a nadie se le ocurre que un tío com yo esté deprimido! ¡Deprimido de verdad! Se extrañan, se apenan. ¡Qué le voy a hacer!¡Si por mí fuera...!
Al parecer, nadie quiere que me muera, que me muera pronto, ¡ese descanso en el que pienso tantas veces! Imagino que yo tampoco quiero morir, sino vivir mejor, sin esas angustias que me cogen por el cuello y me agotan.
Y para acabarla de remediar, me comprometo cada día en más cosas. Ya les contaré. Me animan las propuestas. Pero me asusta bastante pensar en mucho tiempo por delante comprometido en algo. ¡Y ya con lo de las charlas sobre arbolado urbano tengo hasta febrero! ¿Me estoy equivocando de dosis?
Lo muy bueno que tiene ponerte a las tareas que te piden es que apenas te queda tiempo al día para pensar en tus neuras, para volver la vista, para dejaarte caer en los cientos de agujeros negros con los que has ido sembrando las aceras de tu vida. Sólo por eso ya merece la pena decir que sí, ponerse a la mesa, ir aquí y allá, compartir (si no las grandes ilusiones) la ilusión que otr@s tienen por tal o cual cosa.
PLero estoy muy cansado, muy cansado, muy cansado.
¡Y no he aprendido a descansar!
3 comentarios
Maria -
Angeles -
Raúl Tristán -
Un abrazo
www.raultristan.com