IÑIGO ARGANDOÑA, ENTRE LOS DOS MIL MEJORES AJEDRECISTAS DEL PLANETA
SAN SEBASTIAN
Argandoña, maestro de Gros
El donostiarra es uno de los dos mil mejores ajedrecistas del planeta. Ha comenzado a analizar y memorizar aperturas y su juego está en pleno apogeo
SAN SEBASTIÁN. DV. Es uno de los dos mil mejores jugadores de ajedrez del planeta, al menos según los rankings oficiales. A sus veinticinco años todavía tiene proyección, ya que hasta ahora jugaba basándose en el instinto y sin recurrir demasiado a la memoria, y encara el próximo campeonato de Europa por equipos con el deseo de que su conjunto, el Gros Xake Taldea, mejore el séptimo puesto de la pasada campaña. Iñigo Argandoña, Maestro Internacional, es el mejor jugador de ajedrez en la historia de la ciudad, a pesar de que no se dedica profesionalmente a esta disciplina. Nunca se lo ha planteado.
«El ajedrez me enganchó desde el principio, pero en mi primera participación en un torneo no demostré un talento especial. Competí en Intxaurrondo, con seis años, y concluí el campeonato en penúltima posición. Algo normal, teniendo en cuenta que acababa de aprender las reglas y me limitaba a mover las piezas. Pero mi padre Eliseo, presidente del Gros Xake Taldea, es un apasionado y me contagió ese amor por el ajedrez». Un año más tarde fue subcampeón en el torneo que le vio debutar.
Poco a poco fue desarrollando su juego en el local del club y apoyado por la competencia que ofrecían otros jugadores donostiarras. Arrolló en categorías inferiores, hasta el punto de ser campeón de Euskadi en alevín, infantil, cadete y juvenil, y poco después se proclamó campeón de Gipuzkoa absoluto. Reeditó el título en cinco ocasiones más.
Sin embargo, en los últimos meses trata de mejorar su juego y analizar aperturas y jugadas basándose en la memoria. «Hasta ahora he competido jugando con espontaneidad. Ahora estoy leyendo y analizando situaciones y memorizándolas pero como suele ocurrir, de nada vale grabar en la mente un montón de jugadas si no sabes el momento exacto en que ponerlas en práctica. Eso no se aprende en los libros».
Juego más calmado
Su juego también ha variado. Antes Argandoña era un jugador atacante, un poco kamikaze. Ahora es más reflexivo, y busca más situaciones favorables sin arriesgar siempre ni dando concesiones a sus rivales. «Existen dos tipos de jugadores, los que van a por el rival desde el principio, sobre todo cuando juegan con blancas, y los que prefieren esperar a los finales de partida para imponer su ley. Son dos formas distintas de entender el ajedrez, pero igualmente válidas. Quizás la atacante, como en el resto de deportes, sea más vistosa, pero hay que saber adaptarse a la situación, al rival, y al momento concreto de la partida».
El nivel del ajedrez en Donostia ha llegado a cotas muy altas. La inestimable labor del padre de Iñigo, Eliseo, ha permitido que el Gros Xake Taldea sea un club reconocido en el mundillo del ajedrez.
Recientemente se ha proclamado campeón por equipos en la liga vasca, y ahora viaja a Turquía con opciones de mejorar el séptimo puesto del año pasado. «Es complicado pero ese es el objetivo. En 2006 se dieron una serie de circunstancias que nos colocaron en la parte noble de la clasificación. Nuestros jugadores lo bordaron, dieron su máximo, y algunos rivales que en teoría debían estar por encima se quedaron pronto en el camino facilitando nuestra labor. Rusos, ucranianos... varios equipos de países en los que el ajedrez es casi religión se quedaron por detrás, algo poco habitual».
En estos campeonatos el Gros Xake Taldea cuenta con refuerzos de fuera de Donostia. Como el holandés Vamm Wely, un jugador que llegó a copar una de las primeras diez plazas del ránking mundial. «Vive en Holanda, con su familia, pero compite con nosotros y en las ocasiones en que precisamos su ayuda se desplaza. Mi compañero es uno de mis jugadores favoritos, por su simpatía. Realmente no tengo ídolos, no podría decir que me encantan Kasparov o Karpov, a pesar de que admiro su trayectoria».
Maestro Internacional
El donostiarra consiguió el título de Maestro Internacional. «No le doy demasiada importancia a estos honores. Por encima de esta distinción está la de Gran Maestro, el cinturón negro del ajedrez». Actualmente existen 1.072 ajedrecistas con esta etiqueta y 2.722 maestros internacionales, entre ellos Íñigo.
Argandoña no es amigo de las nuevas tecnologías. «No suelo utilizar demasiado los programas informáticos. Tengo compañeros que hablan siempre de la última actualización de este o aquel programa, pero no soy demasiado amigo de la tecnología. Alguna vez he jugado contra una computadora, pero ahora mismo ganar a algunos programas informáticos es muy difícil. Su rapidez a la hora de calcular situaciones y sus bases de datos están a años luz de la capacidad humana. Si hasta el mismísimo Gari Kasparaov ha llegado a perder...».
«El ajedrez me enganchó desde el principio, pero en mi primera participación en un torneo no demostré un talento especial. Competí en Intxaurrondo, con seis años, y concluí el campeonato en penúltima posición. Algo normal, teniendo en cuenta que acababa de aprender las reglas y me limitaba a mover las piezas. Pero mi padre Eliseo, presidente del Gros Xake Taldea, es un apasionado y me contagió ese amor por el ajedrez». Un año más tarde fue subcampeón en el torneo que le vio debutar.
Poco a poco fue desarrollando su juego en el local del club y apoyado por la competencia que ofrecían otros jugadores donostiarras. Arrolló en categorías inferiores, hasta el punto de ser campeón de Euskadi en alevín, infantil, cadete y juvenil, y poco después se proclamó campeón de Gipuzkoa absoluto. Reeditó el título en cinco ocasiones más.
Sin embargo, en los últimos meses trata de mejorar su juego y analizar aperturas y jugadas basándose en la memoria. «Hasta ahora he competido jugando con espontaneidad. Ahora estoy leyendo y analizando situaciones y memorizándolas pero como suele ocurrir, de nada vale grabar en la mente un montón de jugadas si no sabes el momento exacto en que ponerlas en práctica. Eso no se aprende en los libros».
Juego más calmado
Su juego también ha variado. Antes Argandoña era un jugador atacante, un poco kamikaze. Ahora es más reflexivo, y busca más situaciones favorables sin arriesgar siempre ni dando concesiones a sus rivales. «Existen dos tipos de jugadores, los que van a por el rival desde el principio, sobre todo cuando juegan con blancas, y los que prefieren esperar a los finales de partida para imponer su ley. Son dos formas distintas de entender el ajedrez, pero igualmente válidas. Quizás la atacante, como en el resto de deportes, sea más vistosa, pero hay que saber adaptarse a la situación, al rival, y al momento concreto de la partida».
El nivel del ajedrez en Donostia ha llegado a cotas muy altas. La inestimable labor del padre de Iñigo, Eliseo, ha permitido que el Gros Xake Taldea sea un club reconocido en el mundillo del ajedrez.
Recientemente se ha proclamado campeón por equipos en la liga vasca, y ahora viaja a Turquía con opciones de mejorar el séptimo puesto del año pasado. «Es complicado pero ese es el objetivo. En 2006 se dieron una serie de circunstancias que nos colocaron en la parte noble de la clasificación. Nuestros jugadores lo bordaron, dieron su máximo, y algunos rivales que en teoría debían estar por encima se quedaron pronto en el camino facilitando nuestra labor. Rusos, ucranianos... varios equipos de países en los que el ajedrez es casi religión se quedaron por detrás, algo poco habitual».
En estos campeonatos el Gros Xake Taldea cuenta con refuerzos de fuera de Donostia. Como el holandés Vamm Wely, un jugador que llegó a copar una de las primeras diez plazas del ránking mundial. «Vive en Holanda, con su familia, pero compite con nosotros y en las ocasiones en que precisamos su ayuda se desplaza. Mi compañero es uno de mis jugadores favoritos, por su simpatía. Realmente no tengo ídolos, no podría decir que me encantan Kasparov o Karpov, a pesar de que admiro su trayectoria».
Maestro Internacional
El donostiarra consiguió el título de Maestro Internacional. «No le doy demasiada importancia a estos honores. Por encima de esta distinción está la de Gran Maestro, el cinturón negro del ajedrez». Actualmente existen 1.072 ajedrecistas con esta etiqueta y 2.722 maestros internacionales, entre ellos Íñigo.
Argandoña no es amigo de las nuevas tecnologías. «No suelo utilizar demasiado los programas informáticos. Tengo compañeros que hablan siempre de la última actualización de este o aquel programa, pero no soy demasiado amigo de la tecnología. Alguna vez he jugado contra una computadora, pero ahora mismo ganar a algunos programas informáticos es muy difícil. Su rapidez a la hora de calcular situaciones y sus bases de datos están a años luz de la capacidad humana. Si hasta el mismísimo Gari Kasparaov ha llegado a perder...».
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