VICENTE PASCUAL RODRIGO, A PUNTO DE PRESENTAR UN NUEVO LIBRO DE POEMAS. APROVECHO LA OCASIÓN PARA DECLARARLE MI CARIÑO Y MI ADMIRACIÓN.
Mi buen amigo -inmerecido amigo - el pintor Vicente Pascual Rodrigo está a punto de publicar un nuevo libro de poemas (ya en prensa). Siempre la noticia de la salida a la luz de un trabajo suyo es motivo de alegría y de esperanza para quienes le queremos como persona y y le valoramos como artista. Peleando contra su cáncer, amando y creando con pasión y paciencia, Vicente Pascual Rodrigo es un ejemplo intelectual y moral cuya existencia no sólo nos atañe sino que nos emociona.
De los vastos horizones americanos volvió a los parajes de su familiar Tarazona y de allí se nos vino al cercano Utebo, donde vive y trabaja en un día a día robado felizmente a la enfermedad.
Hay mucho que me une a Vicente Pascual Rodrigo desde que a sus quince años (mis diecisiete) le conocí, para suerte mía, sentado pero nunca inmóvil a orillas de la ilusión y el estudio, el debate y la reflexión. Con él compartí entonces algunos anhelos y esperanzas, él ya concentrado en sus búsquedas artísticas, yo ya lanzado a mis búsquedas políticas. La vida - y el generoso afecto de Vicente - nos volvió a unir poco después de su llegada a Tarazona. En la umbría veraniega del Moncayo nos dimos tiempo para volver a hablar de todo cuanto nos importa (que es, más o menos, todo lo que existe) y desde entonces sólo mi maldita dificultad progresiva para el trato humano (yo aún no sabía de mi depresión, él ya sabía de su cáncer) nos ha impedido vernos con la frecuencia deseable.
Tengo muchas palabras guardadas para Vicente Pascual, que algún día espero poder entregarle. Mi admiración y mi cariño hacia son sentimientos profundos, así que no hay cuidado: no van a evaporarse porque guarde silencio más o menos tiempo. Él me insta de vez en cuando a vernos y yo (que ando tontamente incapaz de controlar mis emociones) me resisto. Él debe saber, de todas formas, que hay un camino común, una luminosa senda interior en la que siempre nos encontraremos y que su andar por este mundo, sobre todo su forma de andarlo, es para mí una importante razón para vivir y una continua fuente de inspiración.
Todo esto lo escribo aquí porque lo siento y porque creo que Vicente se merece esta especie de pública confesión por mi parte. Tómenlo Ustedes como una muestra pública de cariño y de admiración que no tengo ninguna poderosa razón para ocultarles.
Es algo más, también una pública declaración de envidia, envidia de su virtud: Vicente ha conseguido relacionarse con su cáncer con mucho más coraje que yo con mi depresión. Creo que no sabe hasta qué punto se me aparece como un ejemplo a seguir, como un maestro en el arte de vivir. Para que desde hoy lo sepa sin ninguna duda se lo escribo en mi blog como se lo diría ahora mismo si fuera capaz de coger el teléfono y dárselo a escuchar.
Si es cierto que hay que intentar siempre hacer de la necesidad virtud , esta "carta abierta" a mi amigo el artista Vicente Pascual Rodrigo no es sino un intento de hacer de una incapacidad (transitoria, espero) para el directo trato humano una ocasión para llegar a él de una forma que (a pesar de su exquisita discrección) espero le agradará.
Una cosa más: he actualizado el link a la página de Vicente Pascual, que había quedado obsoleto. Ahora sí que permite, de nuevo, enlazar.
0 comentarios