SOR PILAR: UNA AMIGA MÍA ESTÁ MURIENDO RÁPIDAMENTE DE CÁNCER
Mi amiga Sor Pilar
SOR PILAR: UNA AMIGA MÍA ESTÁ MURIENDO RÁPIDAMENTE DE CÁNCER
La conozco hace exactamente dieciseis años. Pero no puedo decir que la conozco mucho. He comido algunas veces con ella, he hablado algunas veces con ella, he reido siempre con ella (esto es importante), le he hecho algunas fotos que un poco a regañadientes se ha dejado hacer y le he escuchado atentamente cuando (demasiadas pocas veces) se ha decidido a decirme algo más personal. Para una monja encerrada en su convento no es fácil la comunicación con un extraño, por más que ese extraño mantenga una relación cordial con su comunidad.
No sé a ciencia cierta cuantos años tiene, diría que cerca de ochenta. Parecía gozar de una buena salud y era tan reservada para sus cosas como expansiva y cordial en el recibimiento de las cosas de los demás. Hace unas semanas le diagnosticaron el cáncer. La cosa va muy deprisa.
Sor Pilar sabe ya que le queda poco tiempo de vida y se prepara, como ella dice, para ir “con su esposo”. Protegida en lo posible por los cuidados médicos, acompañada por sus familiares, amistades y compañeras, habla ya de su futuro con una maravillosa serenidad, incluso con algo que si no es alegría se le parece mucho.
Ahora mismo hay en el mundo muchas personas que se están muriendo. Mientras lo escribo habrá muerto mas de una. Sólo pensarlo produce un estremecimiento. Es cierto que también ahora mismo acaba de nacer otra persona y que mientras escribo estas líneas habrán nacido bastantes más. Mantenerse permanentemente consciente de esos hechos resulta casi imposible, ¿verdad?
En estos mometos centro mi atención en mi amiga Sor Pilar y en su rápido tránsito. Ella espera, con sincera esperanza, una nueva vida más allá de la que le ha sido dada para vivir en este mundo. Eso me importa. Pero también me importa el acuerdo consigo misma que siempre me ha transmitido: estaba contenta y satisfecha con la vida que había escogido y en la que cada día encuentra (¡aún hoy!) motivos para la alegría y la satisfacción. La vida de Sor Pilar no constará en los anales de la Gran Historia. No eligió precisamente ni el poder ni el dinero ni la gloria… Su vida ha sido siempre, por deseo propio (eso es importante, decisivo) llevar una vida “anónima”, si tal se puede decir de una, de cualquier vida humana. ¡Y quién soy yo para juzgar la importancia o la influencia de la vida de Sor Pilar! ¡Hay tanto misterio en cada vida!
Una mujer hoy mayor y enferma, con la muerte a la vista, esta Sor Pilar a la que he podido ver algunos ratos durante años, con muchas más fuerzas que ahora, realizando siempre sus tareas con diligencia, esta Sor Pilar de mirada y boca reidoras, socarrona, a la que durante años he visto mirar con los ojos muy abiertos y a la que también he visto con los ojos cerrados, concentrada en sí misma, discreta, de una amabilidad desarmante, esta Sor Pilarde la que me han ido dando noticias mientras pasaban los años, entre visita y visita, de la que apenas sé nada y cuya vida y cuya muerte, sin embargo, me concierne y me afecta.
Ya sé que ahora mismo están muriendo muchas personas y que ahora mismo están naciendo niñ@s por todo el mundo. A mí, y a sus compañeras y a sus familiares y a tod@s sus amig@s, se nos está muriendo Sor Pilar.
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