VOLVER A LOS INSECTOS
VOLVER A LOS INSECTOS
Cada cierto tiempo he de volver a los libros sobre la vida de los insectos. Me ocurre cuando menos soporto la lectura sobre los seres humanos. Entonces la geología, la cristalografía, la botánica o la entomología me parecen universos especialmente adecuados para mis vagabundeos de lector insaciable.
La música, la geometría o el ajedrez también resultan asuntos apetecibles cuando fallan las fuerzas para encarar directamente la historia, la economía o la política. Vuelvo, pues, los ojos al buen amigo J.-H. Fabre y releo páginas de sus “Souvenirs entomologiques” (R. Laffont, 1989), consulto el enciclopédico tomo X del “Traité de Zoologie” dirigido por Pierre-P. Grassé (Masson, 1951), ojeo “Les insectes et la forêt” de Roger Dajoz (Tec & Doc, 1998) o el precioso “A Colour Atlas of Pests of Ornamental Trees, Shrubs and Flowers” de David V. Alford (Manson, 1995) cuyas fotografías me entusiasman.
Miro también en obras más cercanas, como la “Guía de los insectos de Europa” de Michael Chinery (Omega, 1988), la utilísima “Guía de insectos y daños en las masas forestales de Aragón”, de R. Hernández Fortea (DGA, 1997) o cualquiera de las obras del sabio aragonés Víctor M. Redondo Veintemillas, como su ejemplar catálogo “Las mariposas y falenas en Aragón” (DGA, 1990).
No busco en estos libros un saber utilitario ni respuestas a preguntas concretas. Me pierdo en ellos como me perdería en un bosque, atento solamente al pálpito de vida de los hermosos hermanos insectos. Últimamente busco también en Internet y me aprovecho de lo mucho y muy bueno que puede verse: dibujos, gráficos, fotografías, vídeos…
Ha sido, de nuevo, este vertiginoso repetirse de ilusiones y desastres humanos lo que me ha hecho decir aquel inconfesable “no puedo más y aquí me quedo”. Entre los insectos.
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