LEYENDO A GENET, III
Para leer a Genet hay que desconectar la raíz de la lectura como raíz ya formada
y dejarse llevar, dejarse llevar, aceptar su escritura,
presenciar con inocencia la apertura de su confesión
y entonces se produce el milagro:
se sienten vibrar en el interior nuevas raíces de la experiencia.
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