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javierdelgado

MO YAN: "LA REPÚBLICA DEL VINO". UNA NOVELA REVITALIZANTE.

Mo Yan: “La república del vino”. Una novela revitalizante.

 

La última novela (traducida al español) de Mo Yan (Pseudónimo de Guan Moye, Gaomi, Shandong, 1955 – ver en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Mo_Yan), “La república del vino” (Kailas, 2010) me ha abierto de nuevo el gusto a una concreta dimensión de la escritura, el humor inteligente: reírse de todo sabiendo de qué y de quién te ríes. No es que Mo Yan sea el primero ni el único (mi primero fue y es el gran Rabelais): ahora, leyendo chinos, me ha venido muy bien esta novela suya para seguir “desengrasando” el cerebelo. El mundo de hoy necesita de muchas dosis de humor y de un humor expresado desde posiciones no reaccionarias, nihilistas, ni de vuelta de todo, ni renegando de nada. Humor desde la experiencia: reírnos de nuestra propia (mala) sombra y de todas las sombrías realidades que nos pretenden vender como metas paradisíacas.

 

Hay épocas en las que necesitas tanto el humor que no eres capaz de  encontrarlo, de modo que cuando lo encuentras te das cuenta de que andas un poco mejor de cabeza…o de todo. Se puede uno carcajear con “La venganza de Don Mendo” (la película de Fernando Fernán Gómez, 1961 es una joya nada despreciable), un español señorito facha recalcitrante (al menos, a mí nunca me ha costado reírme con esa obra), pero conviene también reírse leyendo a un tipo chino anarcoide y popular como Mo Yan.

 

“La república del vino” es, toda ella, un texto incisivo y desternillante o, mejor, varios textos, porque se trata de una diversidad de relatos y otras hierbas, entrelazados por la ironía de quien tiene el morro (y otras cosas) de airear en las solapas de sus libros que se unió a sus veinte años al Ejército Popular de Liberación “para comer todos los días”. A Mo Yan lo proponen al Premio Nobel varios grandes escritores. Habrá que verlo…y las caras de los jefes chinos del momento, a quienes todo esto de la risa de Mo Yan les resulta demasiado problemático (le prohíben sus novelas, pese a lo cual circulan entre cientos de miles de lectores chinos).

 

En esta novela Mo Yan se lanza más que en ninguna otra a la escatología y las marranadas, pero realmente puede decirse que lo exige el guión: para reírse de los jefes no está nada mal cogerlos por su lado más marrano, de los muchos lados marranos que los jefes tienen, incluidos   – eso nos viene a contar Mo Yan – los actuales jefes y jefecillos de la grandísima china. Lo cierto es que un europeo contemporáneo puede reconocer en esas historias de corrupción algo más que un correlato, una lejana sombra  chinesca.

Ahora leo, también de Mo Yan, “Grandes pechos, anchas caderas”. “El sorgo rojo” lo dejé a mitad hace poco: en ese momento no aguantaba más relatos sobre una guerra (los chinos contra la invasión japonesa…), entre otras cosas porque las últimas telenovelas de la CTVE (televisión oficial china en lengua española) van últimamente de lo mismo: la resistencia de algunos chinos (porque, claro, no todos eran buenos, ni del glorioso PCCH) a las atrocidades de la invasión japonesa (que fue realmente atroz, no cabe duda). Ver telenovelas chinas en versión original subtitulada tiene varias ventajas para un estudiante de la cultura china. Pruébenlo y lo verán por sí mismos. Si se han hecho estudiantes de tal cosa. Si no, imagino que deben de resultar algo peor que pesadas. No he leído aún de Mo Yan “Las baladas del ajo” (Kailas, 2008). “La vida y la muerte me están desgastando” (Kailas, 2009), así que no me atrevo en absoluto a aconsejarles por cuál de estas cuatro novelas comenzar si aún están felizmente a tiempo de comenzar a leer a este inteligentísimo autor.

Otro día les hablaré de otros autores chinos contemporáneos (que me interesan menos, o no tanto, o de otra manera). Como siempre, por si les sirve de algo.

 

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