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javierdelgado

(PEN)ÚLTIMO ADIÓS A VICENTE PASCUAL RODRIGO

(PEN)ÚLTIMO ADIÓS A VICENTE PASCUAL RODRIGO

Así de florida quedó la tumba de Vicente ayer por la tarde

 

Ayer por la tarde, a las 18,45 h. acababa el acto de dar sepultura a Vicente Pascual Rodrigo en el cementerio de Jarque, un paraje bellísimo y recoleto que a Vicente le gustó y donde quiso ser enterrado en tierra. Cuando me contó sus previsiones al respecto hicimos bromas sobre lo bien que invertía en terrenos... Él insistíó muchas veces en lo que me gustaría el lugar. ¡Ya verás! ¡Ya verás!

Nos reunimos en Jarque una treintena de amigos y familiares, unidos por su (pen)última convocatoria. Su hermano Ángel, su hermana Lucía y su mujer Ana nos dieron las gracias con emoción y sinceridad mientras el sol se iba poniendo al otro lado de los montes del Oeste. Luis Marquina hijo me señaló el punto exacto por donde sale el sol, junto a un alto pico en el Este y me indicó cómo los primeros rayos iluminan precisamente esa loma del cementerio municipal. Eso (junto al propio nombre del pueblo, Jarque (al parecer quiere decir "Oriente") fue  más potente razón para decidir aquel lugar de retiro y reposo.

No sólo el cementerio (digno realmente de un Bécquer) sino el pueblo de Jarque y todo el pareje que forma en ese recodo del valle del Aranda, me encantaron. Ni siquiera el dolor pudo contra esa fuerza maravillosa que tiene la belleza de la naturaleza cuando se muestra en su plenitud. A Vicente, pues, le debo ya una cosa más, el regalo de un viaje a Jarque, a donde pienso volver muchas veces más.

Junto con  Luis Marquina padre fui donde la tumba de su padres. A Don Santiago lo conocí en la librería "Hesperia" cuando yo era un joven de quince años y siempre me impresionó su elegancia espiritual y su inteligencia. Seguí tratándolo conforme pasaban los años y siempre tivo conmigo muestras de confianza y afecto que siempre le agradeceré. Por eso ayer me emocionó ver su tumba de la mano de su hijo Luis, un "hermano mayor" mío a quien debo muchísimo más de lo que podría expresar con palabras. Sé que él lo sabe y eso me importa. Ayer comentábacon él como siendo hijo único había formado una verdadera tribu a su alrededor, guiada con la sonrisa de su maravillosa mujer, Nati, a la que también me unen lazos afectivos muy especiales.

Entre l@s amig@s de Vicente allí presentes hacíamos un corro unido por un fuerte vínculo emocional. Tuve la tentación de proponer que nos cogiéramos todos de las manos y cantásemos una de esas canciones de final de tarde que aprendimos cuando niñ@s. En realidad, no hizo falta tal cosa: estábamos, en nuestro silencio, cantando muchísimo mejor de lo que hubiéramos podido hacerlo a viva voz.

Volví, como había ido, en el coche del pintor  Enrique Larroy con su mujer, Paca, gracias a cuya delicadeza y amabilidad y buen humor resultó ser un viaje diría que maravilloso, en una tarde bellísima de colores diáfanos. La tarde que se merecía Vicente Pascual.

1 comentario

Angel P. R. -

Muchas gracias de nuevo, Javier.
Hoy volvía hacia Barcelona para tomar el vuelo hacia la isla... y venía pensando en Vicente... y no sé cómo aparecías en mi imaginación como interlocutor...
Al hacerse la hora de comer he pensado en desviarme esos siete kilómetros hacia Santas Creus para comer allí y visitar después el monasterio, en vez de esperar un par de horas en el aeropuerto. He visto allí un audiovisual extraordinario que te recomiendo. Después, en la nobleza de sus espacios he sentido cómo continuaba reverberando la baraka de la noche pasada junto a Vicente en su aparente quietud... que el Cielo le otorgue su Misericordia.
Espero contarte un día cómo incluso las estrellas reflejaban su destino de ave fénix... y cuántas veces arrojaba todo en el fuego tras llegar a algún cenit para después comenzar de nuevo.