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javierdelgado

CURSO DE IMBECILIDAD. SACAR AL IMBÉCIL QUE LLEVAMOS DENTRO

CURSO DE IMBECILIDAD. SACAR AL IMBÉCIL QUE LLEVAMOS DENTRO

 Intentando sacar al imbécil que llevo dentro

Pep Vila, actor de “Els Joglars” está en Zaragoza impartiendo un cursillo. Bueno: no sé si él diría impartir o repartir o cómo, por que dar tampoco es que lo dé, ni lo regala, ni te lo puedes quedar; quizás diga que presta, o que deja caer o que ofrece (¡pero no sólo lo ofrece!). El caso es que Pep Vila es actor de “Els Joglars”.

Bien. Pues va y da un cursillo titulado :”Curso de imbecilidad. La búsqueda del propio clown”. Me ha parecido una de las mejores noticias locales que he leído en los últimos tiempos.

 “Al niño tarde o temprano lo matamos para ser adultos y sin embargo el imbécil nos acompaña toda la vida. Hay que saber sacarle provecho”, Pep Vila dixit.

Y aún más: “La tontería y la expresión del propio ridículo enriquece no sólo el trabajo del actor creativo sino también la vida como personas”, Pep Vila clamat.  

Lo más importante viene ahora: “No forcéis, no busquéis nada que no esté. Los imbéciles  no necesitan estrategias, eso es de gente con inteligencia. Los imbéciles simplemente están ahí hasta que la lían y los echan”. 

¡Quién me hubiera enseñado estas verdades cuando yo era niño y se empeñaban en que fuera listo y sobre todo que diera siempre la impresión de serlo! ¡Qué mierda de educación me vendieron! ¡Y hubiera sido tan feliz! 

Si a ustedes les pasó lo mismo saben de qué hablo y por eso saben que mi dolor es verdadero. ¡Se empañaron en borrar en mí todo rastro de imbecilidad! ¡Me robaron media vida o tres cuartos o la vida entera y verdadera! ¡Cobraron por matarme a fuego lento! ¡Y el buen imbécil que yo hubiera sido! 

En otro sitio conté lo que un veterano comunista, curtido en la guerra civil, en la resistencia antinazi, en las filas del ejército ruso en la II Guerra Mundial y en la vida clandestina bajo el franquismo, me aconsejara: “En los momentos más difíciles, hazte el tonto”, me dijo. “Pero no creas”, me advirtió: “hacerse el tonto es lo más difícil que hay en la vida”. ¡Sí que lo es! ¡Hay que ser muy listo para hacerse bien el tonto!

¡Y yo, que hubiera podido llegar a buenos resultados como imbécil sin tener que pasar por la escuela de la inteligencia! Pero ahora ya lo sé. No puedo ir a ese cursillo, y ya lo siento, pero pienso intentar aprender a sacar a ese imbécil que seguramente aún llevo muy dentro y hacerlo funcionar para mí. ¡Necesito hacerlo!

¡Yo quiero, simplemente, “estar allí”, sin buscar nada que no esté, sin forzar en absoluto! ¡Tengo todo el derecho! 

“El mar, la mar, siempre la mar. ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad?” Rafael Alberti lo sabía.

Él, que era tonto y le hicieron dos veces tonto… 

 El payaso, el poeta, el filósofo chino que nada escribió, el griego que tampoco, ¡tantos maestros!  

Quiero que Pep Vila me dé, me regale un curso acelerado de imbecilidad.

Después de lo que llevo visto y oído, creo que prefiero legar a ser un consumado imbécil. ¡Pero si es que hasta tenía vocación! ¡Y me engañaron! ¡Me ofrecieron un espejismo de felicidad! 

Fruncir el ceño, buscar rápidamente una respuesta, poner cara de que sabes siempre más de lo que dices, aparentar sabiduría, sorprender con tus demostraciones de inteligencia. ¡Qué destino más triste, pudiendo ser imbécil y parecerlo!

 No pienso forzar nada. Voy a dejar que fluya tal cual toda la imbecilidad que haya quedado en esos pozos que me identifican. ¡Salga mi mismísima imbecilidad al mundo y me libere! ¡Qué difícil me parece!

 Nadie me ha dado los instrumentos necesarios para ese aprendizaje, nadie me los dará. ¡Lo haré sin instrumentos y sin nada! ¡A pelo voy a ser imbécil! ¡A pulso me mantendré!

¡¡¡Imbécil de mí, sal de tu encierro!!!    

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