Much@s de l@s lector@s de este blog ya lo conocerán hace tiempo, habrán disftutado de su personalísima literatura y habrán admirado su forma de vivir la vida, pero el caso es que para quienes aún sea noticia o por lo menos incitación primera, les cuento aquí que acabo de descubrir (¿!!) los libros de Pramoedya Ananta Toer (Java, 1925-2006), concretamente los que constituyen su tetralogía “Buru”. Suele decirse queno hay derecho a que la gente nos enteremos de la existencia de un gran artista precisamente cuando éte muere, pero resulta que tal como están las cosas sucede a menudo que ese momento necrológico es momento de resurrección del autor en la mente de sus lector@s del pasado y de sus lector@s del fpresente y del futuro. No me da ninguna vergüenza no haber leído nada de este gran escritor hasta estos días (precisamente busqué sus librostras leer su necrológica en la prensa diaria). Todo tiene su momento para cada cual, y el mío se ve que es éste, como lo está siendo para otros autores e incluso para otras cosas que se irán diciendo (o no) para general contento.Quienes lo conocieran ya, tómense estas líneas como homenaje al hombre y al escritor, recuerden cómo los subyugó la primera línea suya que leyeron y la ansiedad con la que buscaron otras obras suyas. Quienes aún no han disfrutado de sus obras ni se han asomado a su interesante biografía, tómenlas como una invitación cordial a esa mesa de la humanidad y la literatura que cuando se llenan con los regalos e una misma persona brillan con una luz especial ante nuestros ojos. No es otra mi intención: compartir buenas noticias: Pramoedya Ananta Toer vive y vivirá para siempre entre nosotr@s.
Much@s de l@s lector@s de este blog ya lo conocerán hace tiempo, habrán disftutado de su personalísima literatura y habrán admirado su forma de vivir la vida, pero el caso es que para quienes aún sea noticia o por lo menos incitación primera, les cuento aquí que acabo de descubrir (¿!!) los libros de Pramoedya Ananta Toer (Java, 1925-2006), concretamente los que constituyen su tetralogía “Buru”. Suele decirse queno hay derecho a que la gente nos enteremos de la existencia de un gran artista precisamente cuando éte muere, pero resulta que tal como están las cosas sucede a menudo que ese momento necrológico es momento de resurrección del autor en la mente de sus lector@s del pasado y de sus lector@s del fpresente y del futuro. No me da ninguna vergüenza no haber leído nada de este gran escritor hasta estos días (precisamente busqué sus libros tras leer su necrológica en la prensa diaria). Todo tiene su momento para cada cual, y el mío se ve que es éste, como lo está siendo para otros autores e incluso para otras cosas que se irán diciendo (o no) para general contento. Quienes lo conocieran ya, tómense estas líneas como homenaje al hombre y al escritor, recuerden cómo los subyugó la primera línea suya que leyeron y la ansiedad con la que buscaron otras obras suyas. Quienes aún no han disfrutado de sus obras ni se han asomado a su interesante biografía, tómenlas como una invitación cordial a esa mesa de la humanidad y la literatura que cuando se llenan con los regalos e una misma persona brillan con una luz especial ante nuestros ojos. No es otra mi intención: compartir buenas noticias: Pramoedya Ananta Toer vive y vivirá para siempre entre nosotr@s.
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