FOTOS PARA UNA GUÍA DEL JARDÍN BOTANICO XAVIER WINTHUYSEN DE ZARAGOZA. UNA BONITA MAÑANA CON PERSONAS DE CALIDAD.
Una sabina bien acompañada en el Jardín Botánico.
Preparo con Prames la edición de la “Guía del Jardín Botánico Xavier Winthuysen” de Zaragoza. Ya tiene sus prólogos, pronto tendrá sus índices. Ahora se trata de fijar un diseño, de hacer fotos y seleccionarlas y de confeccionar el plano en el que se fije la ubicación de todos los ejemplares. En la entrevista con Chusé todo tenía su momento, su sitio y su persona encargada. Da gusto trabajar así en el país del más o menos y de la manga por hombro.
Me presentó a Sergio, maquetador, y a Javier, fotógrafo. En adelante será con ellos con quienes viva la aventura del libro, hasta que ya lo retome en su manos Chusé y lo haga realidad, allá para finales de septiembre. Hoy hemos estado en el Jardín Botánico haciendo fotos. Han venido Javier y Elisa, joven fotógrafa en prácticas. Puntualmente a las 9h hemos comenzado a trabajar, aún con la brisa de la mañana en la piel. Poco a poco el gran foco del sol ha ido elevando su enfoque, endureciendo su luz y calentando el aire. Nos hemos dedicado a las resinosas y a las palmáceas. A las doce, ya con el sol demasiado fuerte y un aire que se hacía viento, hemos hecho algunas fotos de la zona del estanque. ¡Llevábamos casi doscientas fotos hechas! No sé cuántas gigas, una barbaridad.
Pero es que habrá que seleccionar mucho luego entre fotos parecidas: el aire movía las ramas, las hojas, los frutos, las flores, el detalle que buscábamos para ilustrar los comentarios a los ejemplares del jardín. Javier se había dado una vuelta por su cuenta por todo el Jardín Botánico y se había hecho una idea del lugar y sus cualidades positivas y negativas para la fotografía. Eso es un profesional, sí señor. Pero además Javier conoce muchas especies vegetales, incluso raras o no muy frecuentes, y sube al Pirineo a buscar el momento de fotografiar orquídeas, por ejemplo, o el lirio martagón (que aún no ha abierto, según me dice). Resulta que este año hay un poco de desorden en la floración de los montes, a causa del clima un tanto irregular del invierno y de la primavera, de forma que se producen floraciones que aún no tocan y no se producen otras que ya debieron darse. Javier transmite su pasión por la naturaleza y por la fotografía de una forma natural y contagiosa.
La joven Elisa se esmeraba en realizar esas fotos que le decía Javier y de la forma que entre ella y él acababan por decidir. En su lenguaje técnico sus deliberaciones resultan muy entretenidas para el profano, que sólo algunas veces cree reconocer el resultado visible de la decisión (un objetivo, un angular, un no sé qué…). El empeño infatigable que ponen Javier y Elisa en sacar esas fotos exactamente como las quieren es un espectáculo hermoso en medio de la naturaleza. No sé cuántas veces han intentado captar el alma a los frutos del ciprés macrocarpa o a los de la sabina, las tomas de las acículas del pino canario, el mimo en la búsqueda del mejor punto de vista para la foto paisajística del rincón de la higuera. Lo he pasado estupendamente con dos personas tan cuidadosas en lo profesional como educadas y agradables.
Por mi parte intentaba compensar su esfuerzo con diversos comentarios sobre lo que estaban fotografiando, detalles botánicos o de medicina popular, cosas así, con los que ellos pudieran sentir mi agradecimiento por su trato exquisito a esos árboles de los que intentaban tomar las imágenes más bellas y más ilustrativas. Creo que aunque hoy tocaban las resinosas y las palmeras, del árbol del que más hemos hablado ha sido del Magnolio, que por cierto está estos días hermosísimo con sus flores aún sin abrir del todo, sus flores ya abiertas y sus frutos apuntando también. Hemos comentado la costumbre cubana y en general, de tierras caribeñas, de comerse fritas las flores del magnolio acompañadas de miel o mermelada u otras compañías diversas. Creo que ya atisbábamos la hora del almuerzo. Aunque aún hemos seguido más de una hora entre los árboles y el cielo.
Ya les contaré más cosas los próximos días que vayamos a fotografiar el Jardín Botánico para esta Guía. Para entonces prometo enterarme de los apellidos de Javier y de Elisa, porque me gustaría dejar constancia de su buen hacer profesional. He vuelto a casa cansado pero encantado de la vida. ¡Qué más podía pedir! Seguramente uno hacer guías botánicas y cosas así para tener acceso a personas y tareas que le vivifican y le suben el ánimo. Entre los árboles y los fotógrafos, hoy el mío ha estado casi a la altura de las circunstancias, que ya era hora.
6 comentarios
Javier Delgado -
Me has dado una alegría muy grande con tu comentario sobre nuestro libro. Y sí, desde primavera el Jardín Botánico estuvo en obras (nueva iluminación) y aún no ha vuelto a recobrarse. Sólo puedo decirte que deseo fervientemente que ese jardín reciba todos los cuidados que se merece. No andamos sobrados de lugares así en Zaragoza, por mucha (y en gran medida buena) Expo que haya. Gracias otra vez.
Un cordial saludo.
ELENA -
javier delgado -
En nuestro Jardín Botánico hay cinco subespecies de arce: campestre, negundo, sacarino, pseudoplatanatus y platanoides nigra. Es posible que te refieras a este último, pues tiene sus hojas de un rojo oscuro. Pero acaso tú hablas de otros arces (¡hay tantas subespecies!) de los que no hay ejemplares en este Jardín.
Gracias por tu interés.
Rocco -
Hace como 15 años q no voy por el botánico, supongo q no habrá cambiado mucho... qué recuerdos... en fin.
¿Sabes si hay Arces de los q enrojece el follaje en otoño?
Un saludo
javier delgado -
Tersi -