CHARLA "INTEGRACIÓN NATURALEZA-CIUDAD" EN IBERCAJA ZENTRUM EL PASADO MIÉRCOLES 25 DE OCTUBRE A LAS 19 H.
Una ciudad habitable necesita la presencia cotidiana de la naturaleza
NTEGRACIÓN NATURALEZA / CIUDAD EN EL SIGLO XXI
1. Naturaleza2.- Ciudad 3.- Coexistencia4.- Desencuentros 5. La realidad virtual 6.- Integración naturaleza-ciudad ……………………………………….Imágenes en el POWER POINT: fotografías de diversos ámbitos: urbanos y rurales, además de elementos naturales reflejados en el arte.Y un paseo en Zaragoza desde mi casa al edificio de IberCaja Zentrum y de IberCaja Zentrum al Pilar. Un “fondo” a mi charla……………………………………………….
O.- INTRODUCCIÓN: LA CIUDAD QUE VIVIMOS La ciudad que vivimos y cómo la vivimos: qué le pedimos a la ciudad, qué disfrutamos de la ciudad, qué sufrimos de la ciudad. El peso del imaginario “Ciudad” en nuestra forma de vivir el día a día de la ciudad: no sólo la realidad concreta y visible, sino la actitud hacia la ciudad generada por las expectativas transmitidas acerca de la ciudad. La Zaragoza que conocimos en nuestra infancia ya no existe. EXTRAÑAMIENTO DE NUESTRA CIUDAD: ¿QUÉ CIUDAD ES HOY LA NUESTRA? LA IDENTIDAD DE NUESTRA CIUDAD: ¿DÓNDE RESIDE?Trazado de sus callesPersonalidad de sus monumentosAmbiente de sus lugares públicosTrato de sus habitantesOlores en el aireClimatología …¿QUÉ IDENTIDAD TIENE PARA NOSOTR@S ZARAGOZA? (EXTRAER UNA LISTA DE CARACTERÍSTICAS IDENTIFICADORAS)El público participaría al final.
1.- NATURALEZA Le exigimos “naturalidad”, autenticidad, originalidad, verdad, identidad propia primigenia Buscamos en ella: paz, estabilidad, esparcimiento, cambio (respecto a la ciudad) La concebimos desde una óptica urbana: urbanitas que idealizan la naturaleza en el medio rural. Desde el siglo XVIII, debate al respecto: Rousseau… ¿Qué es la naturaleza para los que la han habitado tal cual?Peligros, inclemencias, esfuerzos, supervivencia, agotamiento, temores Habitantes de la naturaleza: vidas ordenadas por las necesidades naturales de la tierra, Los vegetales, Los animales Pero hoy día: animales y vegetación viven según pautas humanas-industriales
Hoy día: ¿existe la naturaleza? ¿La habita alguien? Contactos “amortiguados” con la naturaleza: terreno preparado para que el encuentro nos sea posible Contactos “planificados” con la naturaleza: para que nuestra intervención no la dañe más, no la adultere… Primero fue el tren, La electricidad, La radio, La televisión, Las carreteras, El teléfono, La telefonía móvil, Internet. Todo ello ha dado como resultado La “urbanización” de la naturaleza. La vivencia de la naturaleza por los habitantes del medio rural está mediatizada por las comunicaciones incesantes con el medio de vida urbano. Porque el medio urbano se ha establecido en “canon” y medida: modelo de vida para cualquier habitante del planeta. Hace tiempo que en Occidente las fórmulas societarias propias de la ciudad se han divulgado en todo el territorio, marcando la tónica de las relaciones humanas y de las relaciones de los seres humanos con la naturaleza. La “huída a la naturaleza”: Los Hippies, hoy los agricultores ecologistas…PERO LOS SUMINISTROS VIENEN DE LA CIUDAD.
LA NATURALEZA ESTÁ EN LA CIUDAD: En la ciudad, el sol, la luna y las estrellas son reales; la luz y la sombra, el viento y la lluvia, las nubes, el frío, el calor y las tormentas son reales; el nacimiento y esplendor de las flores, el crecimiento de las plantas, la caída de las hojas de los árboles son reales; el ciclo vital de los animales es real. La vida y la muerte son reales. No son remedos ni sustitutos de la realidad natural existente más allá de los límites urbanos y no pueden dejarse de lado en la vivencia ciudadana. Edad Media: encierro defensivo con murallas. Afuera, espacios agrícolas.S. XVII (Barroco): paseos arbolados interiores y grandes áreas ajardinadasS. XIX: concepto de parque públicoS. XX: regulación de las reservas de zonas verdes urbanas Naturaleza en ciudad: ornamento, espacio recreativo, mejora de condiciones climáticas (más grados, más humedad), reducir contaminación ambiental, filtro y freno a la velocidad del viento, amortiguar el ruido, espacios de vida animal, reflejo de los cambios estacionales a lo largo del año. Una medida importante es la de utilizar una economía de medios: conseguir máximos beneficios ambientales con el mínimo de materiales y de energía. (Energías renovables, reutilización y reciclado de los desechos urbanos)
2.- CIUDAD Organización de la población alrededor de la industria, los servicios y las comunicaciones. Las ciudades han crecido durante el siglo XX de tal forma que acogen a más del 80% de la población mundial (¡!!). Vida urbana: electricidad cambió la vida: a todas horas se puede trabajar (hoy a todas horas se puede también comprar). Vida urbana: EL TIEMPO indefinidamente organizado por un horario idéntico y exacto: Vida urbana: igualación del tiempo: todo puede ocurrir en cualquier momento, independientemente (incluso a pesar de) las fenómenos naturales que aún influyen en las ciudades. La ciudad industrial ha periclitado: en el siglo XXI nuestras ciudades son inmensas áreas de servicios comunicadas entre sí por las grandes rutas que sirven a la difusión de lo producido en industrias.. Priman las comunicaciones sobre la esencia urbana. Prima la rapidez sobre toda otra cualidad. (Urgidos por la rapidez de Internet y la telefonía móvil: la inmediatez del efecto de nuestras acciones Durante años, ese tiempo ha estado enfrentado al tiempo de la naturaleza, que mantiene en gran medida sus ritmos y ciclos propios. Ello llevaba a buscar un breve “desahogo” temporal, el fin de semana, los puentes, las vacaciones…en el que descargar tensiones y “reanimarse”, “coger fuerzas”, “olvidarse de todo”… (en cada familia se afronta de un modo).
Pero las condiciones de confort urbano fueron primando: la accesibilidad en coche particular, la calefacción, el acceso al comercio, el acceso a la diversión (discotecas, clubes diversos…), el acceso al deporte, el acceso a los servicios diversos que ofrece el medio urbano. Y se urbanizaron los principales enclaves “naturales”
EL MODELO URBANO HA COLONIZADO EL PLANETA (ese 80 % de población mundial en las ciudades). ¿Qué futuro le queda al mundo rural? ¿Y a la Naturaleza? SEA CUAL SEA SU FUTURO, SE DECIDIRÁ EN LA CIUDAD.
EL ECOSISTEMA URBANO Factores bióticos : los animales y los vegetales Factores abióticos: clima, atmósfera, agua, suelos. Clima: la diferencia de temperatura ciudad/alrededores sube 1 grado cada vez que la población se multiplica por 10. Grado de humedad: en las ciudades es menor por la disminución de la evapotranspiración (por menos zonas verdes) Vientos: modificaciones por la presencia del tejido urbano: canalización en calles, variación velocidad, calentamiento Agua: consumo de 2 litros/persona/día para consumo humano; 295 litros/habitante/día para consumos urbanos; 144 litros/habitante/día consumos industriales. (Lo bueno es que son aguas recuperables –una vez depuradas; no así la de los regadíos). Suelos: cambios a lo largo de la historia: contaminación, menor filtrado, concentración de metales pesados, cloro, nitratos y otros contaminantes. Además, grandes modificaciones en la orografía (hacer terreno llano).
La urbanización no es un problema: es una transformación ecológica sobre la que hay que actuar. No conservamos o destruimos nuestro ambiente: generamos el ambiente en que nos corresponderá evolucionar como especie. Y esa aportación es sobre todo una aportación cultural, una creación cultural. En la “unidad de lo viviente” resulta contraproducente forzar la dicotomía hombre/Naturaleza. LA CIUDAD por ejemplo, SE HIZO PARTE DE NUESTRA NATURALEZA. El homínido fue siempre social y además fue extraordinariamente adaptable al medio. Esa adaptabilidad está puesta en peligro hoy día: lo artificial fuerza nuestras estructuras biológicas y también nuestras estructuras culturales. Pero la ciudad está implícita en nuestro comportamiento ecológico: es parte de nuestra vida como seres humanos: desde siempre hemos sido una especie “adecuadora” de la realidad del planeta tierra: hemos transformado el medio en el que vivimos. Nuestro elevado gasto metabólico, nuestra dieta omnívora, nuestra compleja vida social y nuestra capacidad instrumental nos hacen eminentes transformadores.
Se trata de sobrevivir ahora en las condiciones que hemos creado para nuestra vida. Y ES EN LAS CIUDADES DONDE HAY MÁS VIDA. La atención debe dirigirse a las ideas sobre cómo generar suficiente renta necesaria para pagar por la conservación y mejoramiento de la infraestructura urbana. Densidad urbana y mezcla de usos del territorio urbanizado son elementos fundamentales al respecto. Al hablar de renta estamos preguntándonos sobre quién paga por la conservación de la naturaleza y quién se beneficia más de ello. De ahí que la política de “quien deteriora paga” tenga un gran sentido para la supervivencia…si lleva al ciudadano particular a la conclusión de que no le compensa deteriorar.
3.- COEXISTENCIA La coexistencia entre la ciudad y la naturaleza ha sido una fase completa de sus relaciones: una y otra desarrollaban sus características propias sin aparente interrelación. En España, en la era contemporánea, esta fase tuvo lugar hasta los años 60 del siglo XX: podía advertirse claramente en los usos y costumbres tradicionales en el campo y los usos y costumbres propios de la ciudad. Eran dos mundos ausentes uno del otro Los veraneantes observaban claramente las diferencias en el modo de vida: En las relaciones entre miembros de la familiaEn las relaciones con las personas ajenas a la familiaEn la indumentariaEn los horarios En las costumbres cotidianas hogareñas: la cocina, el wc (¡!), el aseo, la forma de hablar… Por su parte, los habitantes de los pueblos veían extrañados y distantes las costumbres de los veraneantes. Y reafirmaban los valores de sus costumbres propias, sosteniéndolas sobre la base de los productos naturales de alimentación propios: la huerta (las hortalizas, la fruta), la granja (el pollo, el conejo), la vaquería (la leche, la nata), etc. Ambos mundos (ciudad, pueblo) se ufanaban de sus características propias. En el seno de las familias, los elementos rurales tenían su prestigio similar al prestigio de los elementos urbanos.
HASTA QUE LLEGÓ LA INDUSTRALIZACIÓN GENERALIZADA DEL CAMPO. DESDE ENTONCES LAS COMPARACIONES SE HICIERON HIRIENTES PARA LOS HABITANTES DEL MEDIO RURAL: suciedad, atraso intelectual, aislamiento, ausencia de servicios mínimos culturales, sanitarios, etc.
LA EMIGRACIÓN DEL CAMPO A LA CIUDAD SE INTENSIFICÓ Y SIGNIFICÓ EL DESEO DE UNA SALIDA A UN MUNDO MEJOR : YA QUE INDUSTRIAL, AL MENOS RODEADO DE OPORTUNIDADES DE OCIO Y CULTURA Y NO AISLADO, SINO CONECTADO DIRECTAMENTE CON EL RESTO DEL PLANETA.
4.- DESENCUENTROS En las ciudades se ha intentado organizar la vida de sus habitantes “a espaldas” de los fenómenos naturales. Que dieran igual las condiciones climáticas, etc. La vida en la ciudad: un continuum homogéneo frente a los ciclos naturales y la diversidad de sus fenómenos.A finales del siglo XX, la urbanización de la vida en el medio rural llegó a un punto a partir del cual peligraba la supervivencia de los rasgos y rastros de la vida rural Turismo “interior” o rural, Casas rurales, Aulas de la naturaleza, Granjas escuela, Huertos escolares, Parques naturales, Centros de interpretación, Museos etnológicos varios: vestuario, instrumentos, La tradición oral, La conservación del folclore (pese a su alejamiento de la vida cotidiana de la que surgió).
Se trata de mantener (artificialmente) un medio natural tal y como funcionaba antes de su urbanización. Se trata de mantener un “legado” del pasado para ofrecerlo a las nuevas generaciones (vivan en el medio rural o en el urbano). Por tanto: ¿Dónde está hoy la naturaleza, esa Naturaleza con mayúscula a la que se enfrentó el modelo de vida urbano? La ciudad acogía elementos de naturaleza inscritos en un medio urbano: parques, jardines, zonas verdes, etc.
La pérdida de la observación directa de los fenómenos naturales entre los más jóvenes ha generado problemas de comprensión del mundo en que vivimos por incomprensión de elementos culturales básicos. Problema de la transmisión cultural en Occidente: Los Grandes textos sagrados: la BibliaLos Grandes clásicos humanistasEl Arte en Occidente: la iconografía religiosa y profanaLas fábulas, las parábolas (del evangelio), las figuras humanas, animales y vegetales del arte occidental.
RECONOCER UNA FIGURA + RECONOCER UN MENSAJE Pérdida rápida de referentes de la vida en la Naturaleza: ¿QUÉ IMPLICA ESA PÉRDIDA? ¿SE PUEDE RECUPERAR ALGO? Los estudios sobre la presencia de la Naturaleza en el Arte y en la Literatura, las “visitas guiadas”. La literatura y el arte como testigos de la naturaleza. 5.- LA REALIDAD VIRTUAL La era de la realidad virtual y la vivencia de la Naturaleza: ¿Tres mundos? La naturaleza, la urbe, la red (Internet)? La simulación de la naturaleza (y en general, de la vida) como anexo a la vida real, con la que interacciona y a la que transforma indirectamente.
LOS OTROS MUNDOS (EN LA PANTALLA): PAISAJES, CIUDADES, HABITANTES, CONFLICTOS, ESTRATEGIAS, ETC.
“PANGEA” : UN MUNDO NUEVO: DIFERENTE DEL REAL, hay un mundo entero y “verdadero”, AL QUE ACCEDEMOS CUANDO UTILIZAMOS ALGUNAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN. PANGEA: CIBERESPACIO: LA SUMA DE VARIAS TECNOLOGÍAS CONCRETAS: INTERNET, LA REALIDAD VIRTUAL, LA BLOGOSFERA, LOS VIDEOJUEGOS, LAS INTERFACES DE LOS ORDENADORES Y UN LARGO ETCÉTERA. La vivencia de tres mundos coexistentes: el natural, el social, el virtual se ha instalado ya en nuestras biografías. Nuestros hij@s viven ya más en el mundo virtual que en el natural y en el social. Y éstos otros dos los tienden a ver desde la óptica del mundo virtual. ÉSA ES LA FORMA ACTUAL DE APARECER EL PROLEMA DE LAS RELACIONES DEL SER HUMANO CON LOS SERES HUMANOS Y CON LA NATURALEZA. Por eso es necesaria una integración de la Naturaleza en la ciudad. Para no ser “abducidos” por un mundo virtual.
6.- INTEGRACIÓN NATURALEZA-CIUDAD EN EL S.XXI Se trata de promover y orientar el cuidado y el disfrute de la naturaleza en la ciudad en toda la extensión del término. En el siglo XXI la integración de la naturaleza en la ciudad es una necesidad vital. En esa integración está en juego la supervivencia del modo de vida urbano y, en general, de nuestra civilización. La vida urbana se concibe inseparable de una atención al bienestar de la población respecto al medio ambiente (que crea la naturaleza más la urbanización). Prima lo artificioso sobre lo natural, que se le somete. Lo “confortable” parece conllevar artificiosidad Sin embargo, en los últimos años, en este principio del siglo XXI se han puesto en cuestión muchos de estos “avances” del confort artificial El aire acondicionado en toda clase de lugares públicos: autobuses, coches, cines, bancos, bares y restaurantes, centros de trabajo…Los aislantes del sonido, la luz, la temperatura, la humedad… La población de las grandes ciudades ha descubierto la naturaleza inscrita en el entramado urbano. Y se ha planteado el disfrute cotidiano de esa fuente de vida y bienestar También la fauna y la flora han descubierto los beneficios del hábitat urbano: La ciudad se ha convertido en polo de atracción para buen número de especies animales y vegetales.
Pero la primera naturaleza que debemos ser capaces de armonizar en la ciudad, más que la de los pájaros, animales o arbolado, es la nuestra propia de seres humanos. La ciudad contemporánea “pertenece” a esa mayoría de productores- consumidores.
Sus componentes pueden trabajar a cualquier hora del día y de la noche y desean poder comprar a cualquier hora y de la noche. PERO EXIGEN UNAS MÍNIMAS CONDICIONES COTIDIANAS DE VIDA, DE CONFORT, EN LAS QUE NO ESTÉN NEGADOS LOS COMPONENTES FUNDAMENTALES DE LA VIDA NATURAL. Una generación (entre 50 y sesenta y cinco años) que ha experimentado en las ciudades las inclemencias de un lejano pasado “natural” (frío, calor, falta de lugares de ocio, etc), pero también las inclemencias de un cercano pasado “artificial”, con sus secuelas antihigiénicas e insalubres (aire acondicionado, vegetación artificial, luz eléctrica continua, proliferación del plástico…) y que ahora EXIGE UN MEDIOAMBIENTE SALUDABLE que tengo lo bueno del pasado y lo bueno del presente.
La ciudad contemporánea está lista para elevar la calidad de vida de sus habitantes integrando (en parte gracias a la tecnología) los elementos de la vida natural que se pretendió echar fuera de la vida. La ciudad de los siglos XV-XVI abrió los caminos a la ciudad desnaturalizada (cerrada en sí misma y soportada por medios tecnológicos), mediante la intromisión de las necesidades de la industria en las condiciones vitales de los habitantes de las ciudades. Hoy día ese camino se ha recorrido casi por entero en las ciudades del Occidente rico y ha generado un movimiento psicológico y sociológico contra los nuevos límites de la “ciudad-inteligente” (que fracasa como los “edificios inteligentes” en su misión de aportar confort y salud).
El desarrollo y conservación de la Naturaleza en las ciudades se hace mediante la introducción de zonas verdes y espacios libres. El punto crítico se establece en el 50% de superficie edificada o pavimentada. Se trata fundamentalmente, de preservar la biodiversidad y de huir de un tratamiento monótono y uniformado tanto de las edificaciones como de las zonas verdes.
Un apoyo a esa diversidad es la creación de áreas de tamaño medio o grande vinculadas entre sí (mejor que multitud de zonas pequeñas independientes). La vinculación hace la fuerza, multiplica el efecto diversificador y defiende las condiciones de vida preferibles.
La ciudad se ha decantado como un medio en el que se optimizan las relaciones entre producción, distribución y consumo. Pero mucho de lo que aceptamos como forma urbana necesaria no es sino la opción más conveniente para las máquinas que producen, distribuyen y recogen los desechos de lo que consumimos.
ACABO: De que se consiga la integración Naturaleza-ciudad en las primeras décadas del siglo XXI dependerá la defensa de una forma de vida que ha caracterizado, con fluctuaciones y erores, la civilización occidental que nació de las máximas socráticas “CONÓCETE A TI MISMO” y “NADA EN DEMASÍA” en las que se expresaba una sabiduría aún más antigua y generalizada. Cada vez que la humanidad occidental ha olvidado esas dos advertencias fundamentales ha puesto en peligro la seguridad de su existencia y la propagación de sus ideales. La integración Naturaleza-Ciudad en el siglo XXI es un asunto que concierne a la cultura: se trata de una opción cultural. No hay proyecto de desarrollo sin un proyecto cultural que reafirme todo lo que nos define como seres humanos.
El peligro no está en la extinción biológica de nuestra especie sino en la pérdida de los valores de nuestra civilización. Se demuestra una vez más que la relación más natural del ser humano con la Naturaleza es la relación del ser humano con sus semejantes. A partir de la relación del hombre con el hombre se generan dinámicas de relación del hombre con la naturaleza. Tanto la Naturaleza como la ciudad reflejan las contradicciones presentes en las relaciones entre los seres humanos que las habitan. La armonización de las relaciones entre los seres humanos contribuirá a la armonización del encuentro Naturaleza-Ciudad.
La cultura de la comunicación, del respeto, de la tolerancia, de la libertad, del autocontrol, de la diversidad, de la unidad en la pluralidad… la cultura del mundo a la medida del ser humano y de sus sueños. Esa cultura salvará a la ciudad.
Hace muchos siglos el salmista intuyó algo importante sobre la naturaleza de nuestros actos y sobre nuestras posibilidades de progreso. Y nos lo transmitió bellamente. Hoy podemos seguir leyendo en sus versos una advertencia fundamental. El Salmo 126: “Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas”
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Anónimo -
María. -