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javierdelgado

CRONICA DE LA CHARLA SOBRE ARBOLADO PÚBLICO EN EL DISTRITO DE SANTA ISABEL, DADA EL MIÉRCOLES 28 DE FEBRERO EN LOS LOCALES DE SU JUNTA MUNICIPAL DE DISTRITO

CRONICA DE LA CHARLA SOBRE ARBOLADO PÚBLICO EN EL DISTRITO DE SANTA ISABEL, DADA EL MIÉRCOLES 28 DE FEBRERO EN LOS LOCALES DE SU JUNTA MUNICIPAL DE DISTRITO

 Parque de la Alameda: manifiestamente mejorable

CRÓNICA DE LA CHARLA SOBRE ARBOLADO PÚBLICO EN EL DISTRITO DE SANTA ISABEL, REALIZADA EL PASADO MIÉRCOLES 28 DE FEBRERO EN LOS LOCALES DE LA JUNTA MUNICIPAL DE DISTRITO.

  Ésta sería la decimocuarta y última charla sobre arbolado público en un distrito de Zaragoza; es decir, la última que daría en esta “campaña informativa” al respecto. Acudí esa tarde a Santa Isabel consciente de que un partido de fútbol Zaragoza-Barcelona en la Romareda (y en la tele) era una competencia sin respuesta posible por mi parte: árboles o espíritus encadenados, nada podría competir con el anuncio del acontecimiento deportivo. 

 Me hice a la idea de que la charla debería ser distinta y más breve que todas las demás; es decir, realmente, que todas las trece charlas precedentes, que acabaron cerca de las 22 h en casi todas las ocasiones. Una exageración (tres horas de trabajo en equipo-asamblea), por la que nadie parecía haber  sufrido mal alguno.  

Discurrí proponer acabar a las nueve menos cuarto y centrar la atención solamente sobre los contenidos de la segunda parte de la charla, la parte dedicada al arbolado del distrito en cuestión. Los asuntos generales, si había ocasión, los enunciaría al hilo de la exposición de la situación concreta del barrio de Santa Isabel. 

Nada más llegar al barrio me sorprendió no ver ni un cartel anunciando la charla, ni siquiera en el local de la Junta. En nuestro paseo del domingo tampoco habíamos visto ni rastro de propaganda de la charla. La explicación me la daría el hecho de que el concejal presidente de la Junta Municipal, Agustín Martín, un hombre de aspecto compacto, fibroso y nervioso, había hecho imprimir unos carteles “especiales” para la ocasión, con fondo verde…porque según su apreciación el modelo de cartel que les enviaron “parecían una esquela”.

Por su parte, José Manuel Griñón, vocal de Medioambiente de la Junta Municipal del distrito aclaró que él había “dado orden de que se pusieran”. La intención había sido buena, pero seguramente los resultados habían empeorado los esperables de la publicidad  habitual (ya no digo una cartelada de l@s amig@s de la Junta de La Almozara). 

 Pese a todo la charla comenzó con trece asistentes y siguió con dieciséis. Nada más comenzar aclaré que sería una charla especial, centrada en el análisis del arbolado del distrito y que a las nueve menos cuarto quien lo deseara podría estar yendo a ver al partido de fútbol.  El concejal y presidente de la Junta Municipal de Santa Isabel, Agustín Martín, me presentó brevemente, lamentando la poca asistencia y manifestando su extrañeza ante el hecho de que personas de asociaciones que habían pedido la realización de esa charla no estuvieran esa tarde con nosotros. ¿Era por el fútbol? En cualquier caso, remarcó la idea de que sólo puede quererse lo que se conoce y que se trataba de conocer el arbolado de Santa Isabel y sus problemas y características para ver cómo tratarlo y disfrutarlo en el futuro. 

Me puse, pues, a la tarea, junto al plano del distrito qu había preparado para la charla. Eso me dificultó la toma de notas de lo que los asistentes plantearon, aparte de que no tenía yo la cabeza todo lo lúcida que era deseable. Por estas causas son apenas unas pocas  notas las que conservo y que paso a transcribir:

 .  Mi propuesta de mantener visibles algunos tramos de acequias se generó una viva polémica entre quienes lo apoyaban y quienes no la veían posible. El presidente de la Junta recordó que era el propio vecindario el que había pedido su cubrimiento y que la tendencia no era precisamente la de su exhibición. 

 . Mi propuesta conllevaba una valoración positiva de todos los vestigios del pasado rural de Santa Isabel (huertos, casas de labranza, portales, construcciones e instrumentos…), valoración que fue apoyada por una parte de los asistentes (sobre todo por un señor mayor, que luego se me presentaría como miembro del  “voluntariado” del Parque Grande: jubilados que hacen visitas guiadas a chavalería de las escuelas).  

. Alguien explicó que había un huerto escolar.  

. Un señor mayor expresó su pesar por los pocos árboles que en su opinión había en el barrio y por lo “mal puestos” que estaban buen número de ellos. Veía más cemento que césped y más construcciones que árboles. 

. Un joven propuso vivamente la necesidad de obligar a las empresas constructoras a cumplir al máximo sus deberes para con el arbolado del lugar. 

 . Otro joven se mostró extrañado de que habiendo semejante número de árboles en La Almozara que en Santa Isabel, aquí parecieran muchos menos. ¿Era por ser jóvenes y pequeños? Pese a todo, algo no le cuadraba.  

.  Otro asistente apoyó la idea de que se ampliara el parque de la Alameda (yo había dicho, acaso muy tajantemente que o lo ampliaban o lo perderían por completo). En su caso, argumentó que el talud del 4º cinturón podría ser lugar de exhibición de cantidad de plantas autóctonas de poca necesidad de agua…También reparó en la bonita balconada que se podía aprovechar desde el actual emplazamiento del parque para divisar un paisaje interesante. 

. Sobre las zonas de ribera, junto al Gállego, se habló de diversas propuestas, aunque el concejal  presidente de la Junta se refirió a esos terrenos como objetos de intervención de “otras instancias” que ya habían hecho proyectos. 

 Lamento no haber podido, en el “fragor” de los debate, tomar más notas de lo que se aportó por l@s asistentes, que fueron muy amablemente participativ@s.  Al finalizar la charla y marchar muchos al fútbol, un grupo nos qudamos tomando unas cervezas mientras continuábamos el debate sobre la situación del arbolado del barrio, en un ambiente distendido que supuso para mí un estupendo colofón no sólo a esa charla sino a toda la “campaña informativa” que aquella noche acababa en Santa Isabel. 

 Hacía cuatro meses que me había entregado a la tarea y tenía pensamientos y sentimientos contradictorios mientras el autobús me iba acercando al centro de Zaragoza. En algún momento, alguien me había dicho que había “despertado muchas expectativas” con mis charlas… ¿Servirían realmente para transformar las actuales condiciones en las que se establece la relación entre la ciudadanía y el arbolado urbano? ¿Asumiría el Ayuntamiento de Zaragoza el reto de dotar en recursos económicos y de personal al hoy escuálido Servicio de Parques y Jardines? ¿Sería en el futuro próximo la información concreta la base sobre la que se establecerían las reivindicaciones ciudadanas relativas al arbolado? ¿Habría un espacio común en el que se encontraran saberes?  

Cientos de farolas hincaban en el Ebro las puntas luminosas de sus lanzas y escrutaban las aguas oscuras de su cauce. Un manto de nubes ocultaba la bóveda del cielo.

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