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javierdelgado

LEOPOLDO MARÍA PANERO: "PAPÁ, DAME LA MANO QUE TENGO MIEDO"

Artículo publicado en "Artes & Letras" de Heraldo de Aragón el jueves 27 de septiemmbre de 2007 

LEOPOLDO MARÍA PANERO

 

“Papá, dame la mano que tengo miedo” (Cahoba, 2007) es el último título de Leopoldo María Panero (Madrid, 1948), uno de los poetas más interesantes de la segunda mitad del siglo veinte español. Último de una lista de ya dieciocho títulos que desde 1968 han ido ganándole un prestigio diferente a los otros prestigios literarios. L. M. Panero, que confiesa “la fuente de mi literatura es la literatura misma” y “odio la literatura confesional y biográfica, a pesar de que a veces […] he incurrido en ella” (“El último tercio del siglo, 1968-1998. Antología consultada”. Prólogo de J-C Mainer, Visor, 1999, p. 339) ha escrito un libro cargado de referencias literarias y en el que también muestra su propia peripecia vital. Como dice Ana María Moix en su prólogo a “Papá…”: “En Leopoldo María Panero, como en Lautréamont, como en Rimbaud, como en Gérard de Nerval, como en Edgar Allan Poe, como en Blake, en Antonin Artaud, vida y literatura son una misma cosa. Y como en el caso de estos poetas citados, arte y vida se hunden en una llaga acusatoria que lacera a quien la padece y, tras revolucionar el infierno, regresa al mundo de los oficialmente vivos para acuciarles a cambiar de vida”. Entre nosotros ha sido Túa Blesa quien más ha escrito sobre este Panero, entre lo que destaca su estudio “Leopoldo María Panero, el último poeta” (Valdemar, 1995). Las obras de L. M. Panero las he leído siempre de un tirón, sin levantar los ojos de la página. Este último libro, más que ninguno suyo anterior, me ofreció una intensa lectura ininterrumpida bajo la sombra matinal de un álamo del Jardín Botánico. Bajo el libro, la tierra; sobre la cabeza el movimiento incesante de las hojas y el vuelo imprevisible de los pájaros. Con los ojos hundidos en la sima de sus páginas, confiaba en volver a la luz de aquel jardín lleno de vida siempre recomenzada.

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