DECLARACIÓN A FAVOR DE LA PROTECCIÓN DEL ARBOLADO MONUMENTAL Y SINGULAR Y DE UN MEJOR MANTENIMIENTO DEL ARBOLADO URBANO EN GENERAL. ANSAR. ZARAGOZA.
DECLARACIÓN A FAVOR DE LA PROTECCIÓN DEL ARBOLADO MONUMENTAL Y SINGULAR Y DE UN MEJOR MANTENIMIENTO DEL ARBOLADO URBANO EN GENERAL
Al pie de este excepcional roble, deseamos hacer sentir nuestra preocupación por la poca estima que la ciudad de Zaragoza muestra hacia su patrimonio verde urbano.
Por una parte, a pesar de la resolución que el Pleno del Ayuntamiento adoptó en el año 2005, el arbolado singular y monumental sigue siendo desconocido. Esta ignorancia limita su disfrute por los ciudadanos y es causa de que los servicios municipales actúen sobre ellos sin prestarles la debida protección. Sin placas de identificación, los cincuenta ejemplares catalogados permanecen aún en el anonimato, expuestos a cualquier agresión y algunos, como el tilo de la Ronda Oliver, los plátanos de Torre Montoya o las moreras de la Cartuja, se encuentran en completo estado de abandono.
Por otra parte, en lo que se refiere al arbolado en general, disponer de árboles maduros sanos se ha convertido en un auténtico lujo. Al margen de los largos años que son necesarios para su crecimiento, el árbol viario convencional debe superar innumerables pruebas de supervivencia para finalizar siendo considerado, en cuanto alcanza cierto porte, un estorbo o en un peligro. Nuestro consistorio casi nunca se plantea la integración del arbolado adulto y desarrollado con éxito, en los nuevos proyecto urbanísticos. La regla que se antepone es la de “talar y plantar de nuevo”. Las ORDENANZAS DE ZONAS VERDES, que definen con claridad los modos de proteger el arbolado durante la ejecución de obras públicas, no son observadas en absoluto. Se destruyen raíces, el tronco recibe golpes y cortes, se rompen ramas , se le suprime el riego durante meses… El resultado es un arbolado pobre, debilitado y enfermo. Cada una de estas actuaciones le pone una fecha temprana de caducidad y, a veces, lo convierte en un peligro latente. De este modo, cuanto más crece la ciudad o se moderniza, menos patrimonio verde nos queda y nada hace prever que el arbolado que se replanta vaya a recibir mejor suerte. Es tan inteligente como tirar los ahorros por la ventana y pedir un préstamo para volver a empezar.
Por todas estas razones, frente al desinterés por la conservación de nuestro patrimonio verde, reclamamos el establecimiento de un Plan de cuidados específicos para los árboles declarados monumentales y la señalización inmediata de los ejemplares, a fin de facilitar que la población pueda reconocerlos y los servicios públicos sepan identificarlos y proporcionarles la protección requerida. Igualmente pedimos la puesta en marcha urgente de mecanismos que garanticen el respeto y cumplimiento de las ORDENANZAS municipales, con imposición de sanciones para aquéllos que las incumplen. Por último, hay que acabar con la espantosa práctica de talas masivas de árboles consolidados, en pleno cumplimiento de sus tareas ambientales, y así lo solicitamos, pues sin este cambio radical no es creíble defender que Zaragoza es una ciudad sostenible. Para asegurar su ejecución, todas estas medidas tendrán que ir acompañadas de la correspondiente partida presupuestaria. No obstante, pensamos que la financiación no debería de suponer mayor problema, por cuanto que, resultara mucho más barata que lo que nos cuesta realmente un arbolado en mal estado.
El compromiso de contrarrestar el cambio climático con políticas de sostenibilidad efectivas supone un reto para el crecimiento urbanístico que tiende a hacerse de espaldas a la biodiversidad. También demuestra que nuestras inquietudes están más que justificadas. En ese sentido, exigimos muestras concretas de responsabilidad política en esta materia, en lugar de discursos retóricos vacíos de fondo y actuaciones que echan a perder nuestra riqueza natural.
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