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javierdelgado

NOCILLA, ¡QUÉ MERENDILLA (DE NEGRILLOS)! AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO PUBLICA SU SEGUNDO NOCILLA EN ALFAGUARA

NOCILLA, ¡QUÉ MERENDILLA (DE NEGRILLOS)! AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO PUBLICA SU SEGUNDO NOCILLA EN ALFAGUARA

 

Agustín Fernández Mallo, Nocilla Experience, Alfaguara, Madrid, 2008. Es la continuación de "Nocilla Dream" (Candaya, 2006).

Este libro es una sosadica. Se lee un rato de pie en la librería de El Corte Inglés y queda poco ya para leer en casa.

(En el camino se han dejado unos cuantos euros, tampoco tiene un precio como para cabrearse).

Me picaba la curiosidad.

(Eso pasa por leer los suplementos literarios, que están perfectamente montados como dispositivos de publicidad).

Me interesa muchísimo todo lo que puede haber de "experimental" en el arte y la literatura, pero me decepcionan mucho estas propuestas "sin fibra" que menudean ahora por aquí y por allá  buscando un hueco editorial a base de proponerse como "excepción".

Hay más literatura en "Amarillo" de Félix Romeo, en "España" de Manuel Vilas...

En esta "Nocilla" no encuentro rasmia intelectual ni rupturas de la máquina de la escritura. La técnica del "collage" pierde su fuerza cuando lo aleatorio se confunde con lo alelatorio.

 Manuel Vilas anuncia este libro en su blog (parece que le parece buen libro: al menos anunciarlo ya es un hecho significativo, "por agravio comparativo"). Ya hacen peña (Manolo no la necesitaba, pero allá él) y el pelotón comienza a llegar a las primeras importantes metas.

La única noticia importante sobre este libro es puramente comercial: que el anterior Nocilla se publicaba en  Candaya y éste de ahora se publica (¿¡por fin!?) en Alfaguara. Será un libro que se leerá más. Pero no por eso será un libro mejor. Y ya es pena.

Porque hacen falta libros interesantes, importantes, que cambien la vida cuando se lean. Éste no.

De todas formas, peor lo hace este jovenotanjoven, marginalnadamarginal y escasamentexperimental cuando se pone "teórico" en los sitios. Por ejemplo, en su propia web de Alfaguara. O en cualquiera de las demasiadas entrevistas que ahora le dedican para ver cuánta nocilla piensa untar.

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