| 24.03.08 |
por Oscar Lardizábal ........................... lardizabal@lacapitalmdq.com.ar
Es grande el desafío al que responde la Dirección de Espacios Verdes y Medio Ambiente de París: debe conservar un gran patrimonio -los parques y jardines que han hecho famosa a la capital de los franceses-, al tiempo de llevar adelante los planes ambiciosos en materia medio ambiental del gobierno socialista de la ciudad, respetando además las metas que impone la Unión Europea en el mismo orden. El París de hoy, el París intramuros -el enmarcado por la muralla romana- no dista del que concibió el barón Haussmann, prefecto del Sena entre 1853 y 1869, quien cumpliendo un mandato de Napoleón III, eliminó numerosas calles estrechas y retorcidas de la ciudad medieval para sustituirlas por amplísimos y rectos boulevares. La gran transformación urbanística, respuesta al grave problema de la concentración poblacional a la que había dado lugar la revolución industrial, respetó los jardines públicos, diseñados para destacar los escenarios del poder de la realeza, y creo dos grandes parques, los famosos Bois de Boulogne y de Vincennes, con destino al pueblo, más precisamente destinados a recomponer la fuerza de trabajo en tiempos de una fuerte industrialización. "Se tenía así en la ciudad una naturaleza domesticada, urbanizada, jardines sólo para ver que se parecen más a una pintura", señala la directora adjunta de Espacios Verdes de París, Monique Ardellier, al recibir a siete medios periodísticos de la Argentina, entre ellos LA CAPITAL. Pero de inmediato, Mme Ardellier contrapone esa concepción con los aspectos que animan, con una administración comunal socialista en alianza con el partido "de los verdes", la actual gestión ecológica de París, tales como biodiversidad, relación social con los ciudadanos y desarrollo sostenible. Si no extraña este énfasis de los socialistas en lo ecológico, tampoco se debe perder de vista que el presidente del país, Nicolas Sarkozy, un conservador, apenas asumir elevó al de Ecología a la categoría de superministerio, del cual dependen varias áreas, entre ellas nada menos que el sistema de transportes.
Estrategias prácticas
Puede ser interesante describir brevemente las estrategias seguidas en París durante los últimos años para atender los temas puntuales del medio ambiente. Por ejemplo con la cuestión de los residuos desde 2001 se separa en los domicilios lo que es reciclable de lo que no lo es. La misma separación se intenta para los espacios públicos, contando para esto, claro está, con la conciencia y voluntad de la gente que transita por los paseos. Hasta parece obvio decir, porque es algo muy conocido, que es difícil encontrar un papel tirado en las veredas. No hay tarros metálicos de basura. Se optó por una solución más simple y económica: un tutor y un aro metálico en el cual se colocan bolsas transparentes del tamaño "consorcio".
Contra el ruido
Qué hacer para aminorar los ruidos es otra preocupación importante. Es que un estudio realizado en 2001 determinó que el ruido era la contaminación de la que más se quejaban los parisinos. Estudios realizados en los últimos años advirtieron que alrededor de 150 mil parisinos están expuestos a un ruido constante que puede ser nocivo para su descanso y salud. Además de esos estudios y la elaboración de una "carta o mapa de ruido", se ha puesto en marcha un plan de acción con cincuenta propuestas tendientes a reducir la contaminación sonora. En este aspecto, es de hacer notar que en algunas autopistas europeas ya se ven paneles colocados a los costados que impiden o aminoran el ruido que puede alcanzar a los sectores urbanos. ¿Cómo se actúa con los operadores de teléfono, más precisamente con la instalación de sus antenas? Cada año se toman mediciones de los campos electromagnéticos en 600 puntos de la ciudad de París. Son los puntos sensibles ya que se tienen en cuenta la cercanía de establecimientos escolares, oficinas, hospitales, departamentos, etc. El objetivo es garantizar que el nivel de exposición a los campos electromagnéticos sea inferior a 2 volt por metro durante las 24 horas del día. Si se sobrepasa este umbral el operador de telefonía debe modificar su instalación a más tardar en un mes. La Municipalidad de París se propuso a partir del 2001 la recuperación de unas 30 hectáreas de espacios verdes. "Se buscó crear jardines más abiertos, que favorezcan la relación social, oponiendo esto al creciente individualismo", señala Monique Ardellier.
Las hojas caídas van al compost
En París la administración medio ambiental cuenta con una certificación ISO 14.000. Con este marco se avanzó con un programa trienal de acciones que apuntaron a reducir la polución atmosférica, el ruido, los consumos de agua y de energía, mantener la biodiversidad, mejorar la fertilidad del suelo y valorizar los desechos recolectados para preservar los recursos naturales. Es así que en los parques el pasto cortado y las ramas y hojas caídas de los 500 mil árboles que hay en París no se tiran sino que se destinan a generar compostados con el que luego se producen fertilizantes y tierra enriquecida, que sirven para el mejorado del mismo espacios públicos como también en la agricultura. En las parquizaciones comenzaron a elegirse las plantas que menos agua necesitaran y a que la vez fueran las mas saludables. Los ejemplares de plátano, que es alergénico, no serán repuestos e irán siendo reemplazados por otras especies. En el marco de un plan local de urbanización -resultado de consultas con numerosas organizaciones de la sociedad y también de una posterior ratificación popular-, se confeccionó un cuaderno de recomendaciones que establece pautas claras y estrictas para las nuevas construcciones. En las zonas determinadas como "verdes" toda obra que se realice debe servir para una mejora medio ambiental, nunca para lo contrario, de manera que así se establece un coeficiente de ocupación del suelo muy bajo. Para tender a la preservación del agua, el primer punto que se menciona en el plan de urbanización, se realiza la colecta y reutilización del agua de lluvia en un riego de los espacios públicos que su vez se desarrolla por los sistemas que producen el menor consumo posible.
Palomas, gatos y perros
El concepto de biodiversidad, que ya aparece en todos los documentos de urbanismo, tiene plena aplicación práctica en cuanto a los 2.700 especies animales y vegetales existentes en París, de las cuales 50 se hallan protegidas. En estas condiciones, se afrontó el problema de las palomas -"sí, suponen un verdadero problema", señala la directora Ardellier-. Su concentración, que es considerada excesiva, ha sido provocada tanto por la conducta de la gente que le daba alimentación en cualquier lugar como por el mal estado de los inmuebles que les son propicios para anidar. La solución no consistió en eliminarlas sino en crear pequeños palomares, con el diseño característico con los que suelen ilustrar revistas infantiles, que están siendo instalados en todos los espacios verdes de la capital. Las palomas ahora van hacia esas "casitas de madera", que también sirven para limitar la reproducción. También hay una política para los gatos libres, que se basa en una ley de animales de 1999. Con intervención de la policía, que tiene responsabilidad sobre una gestión ética y ecológica, todo gato sin dueño es esterilizado y marcado para que posteriormente pueda ser identificado, y asociaciones no gubernamentales se ocupan de su alimentación y vigilancia sanitaria. La cantidad de perros existentes en París no es muy elevada: 200 mil, según un registro oficial, pero la política parece ser estricta en cuanto a sus defecaciones. Los ciudadanos están obligados a levantarlas por una normal municipal vigente desde abril de 2002. A quien no lo hace se le aplica una multa de 183 euros. Como esta sanción rige en verdad, la disposición cada vez se respeta más y el cumplimiento llega actualmente al 50 por ciento. Para el final, la frutilla del postre. Como Paris es muy densa en su construcción se imaginó una alternativa por cierto creativa para darle más verde a la ciudad: los jardines verticales. Fueron sugeridos por expertos paisajistas y la Municipalidad se encargó también de consultar a expertos sobre qué edificios podrían recibir estas vegetalizaciones. No se usan plantas extrañas al medio. De hecho, la Comuna insta a que se utilicen las especies que naturalmente brotan del suelo. El verde que así va cubriendo las paredes se orienta con enrejados de estético diseño. Los jardines verticales, de este modo, embellecen y protegen a la vez fachadas y paredes que adquieren un renovado atractivo. Y todo con un accionar de vasta participación democrática, con incentivos constantes al embellecimiento con flores de balcones, jardines y espacios comunes; accionar que toca, en algún momento, inevitablemente, con los serios problemas sociales existentes en la periferia de París, que no han sido tema de este informe. |
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