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javierdelgado

CUYO (ARGENTINA): ESCÁNDALO ANTE LA TALA DE 25 ÁRBOLES

REALIDAD

Tala de árboles urbanos

Cuyo (Argentina)

http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=280155

MARÍA INÉS MÉNDEZ FERLA - ARQUITECTA. PLANIFICADORA URBANO REGIONAL, DOCENTE FAUD-UNSJ.

¡Nos quitaron veinticinco árboles urbanos! Por DIARIO DE CUYO tomé conocimiento de su tala reciente en el terreno del ex Ministerio de Educación, donde se demuele su edificio. Semejante noticia me alarmó, porque esta decisión es tan irrazonable como imposible de digerir. Recurrí a diversas publicaciones de la International Society of Arboriculture con el fin de sostener mi posición y resultaron tan enriquecedoras que transmito algo de ellas.

Los árboles urbanos, ubicados como arbolado público o conformando espacios verdes, permiten admirar su belleza a la vez que transmiten serenidad, descanso y paz. Las publicaciones mencionadas dicen enfáticamente que "el tamaño, fuerza y resistencia de los árboles les da una calidad similar a la de una catedral. Debido a su potencial de vida larga, con frecuencia se plantan como monumentos vivos."

Las funciones de los árboles en una ciudad, especialmente en la nuestra por ser ciudad-oasis, son diversas, entre ellas: dan privacidad, enfatizan vistas, reducen la luminosidad intensa, acompañan al tránsito vehicular y peatonal, y complementan o realzan la arquitectura. Los beneficios medioambientales son aún más relevantes, dado que modifican el clima al mejorar la calidad del aire por mitigar los efectos del sol, el viento y la lluvia. La temperatura en la proximidad de árboles es más fresca que lejos de éstos y moderan el efecto isla de calor causado por el pavimento y los edificios. La calidad del aire mejora notablemente dado que filtran el aire que respiramos, absorbiendo el polvo y otras partículas. Las hojas captan los contaminantes como el monóxido de carbono y dióxido de sulfuro, liberando oxígeno. Los ciclos naturales de crecimiento, reproducción y descomposición de las plantas menores vuelven a estar presentes, tanto en superficie como bajo tierra. Establecen una armonía casi perfecta en el ambiente urbano, altamente beneficiosa para todos los habitantes. Al plantar árboles y cuidarlos con todo respeto, transforman el ambiente urbano en más natural, menos artificial.

Los beneficios económicos que brindan los árboles en general son de rescatar y están asociados con los costos de energía. El gasto en aire acondicionado es menor en un hogar sombreado que otro que carece de árboles. Los costos de calefacción disminuyen cuando una vivienda posee una cortina verde en el costado sur de su jardín. Luego, los árboles son una sabia inversión de capital.

Además de los beneficios estéticos y económicos mencionados, que no son todos, los árboles originan inversiones. La inicial es su compra, luego su mantenimiento requerido por irrigación, poda y curación en casos necesarios. La mayoría de los árboles enfermos son factibles de curar, pero parece que se ignora esta posibilidad. Sin dudar, de un análisis costo-beneficio surgirá optimizado el uso de los árboles versus su no utilización, pero se talan.

La decisión de dónde plantar un árbol urbano no debe ser arbitraria. Un factor importante es la localización actual o prevista de las líneas de servicios públicos, aéreos o subterráneos. Conocer estos detalles evitará la poda indiscriminada y abusiva, hasta su erradicación. Cuando un árbol adquiere su máxima madurez exige un respeto absoluto y la subordinación todos los servicios a estos guardianes de nuestra salud emocional y física.

Luego, ¿por qué se talan árboles en nuestra ciudad sin autorización alguna? Ello demuestra la absoluta insensibilidad hacia estos seres con vida propia, destruyendo el paisaje que alguna vez fue tan admirado por el tipo de forestación urbana que poseía nuestra ciudad. Actualmente esa admiración se ha trasformado en blasfemia contra los que talan árboles, quizá porque su proyecto arquitectónico lo solicite. Acaso ¿se ignora que un buen proyecto debe respetar cada una de las especies que se encuentran en el terreno a intervenir? Talar es fácil, respetar un árbol parece exigir un diseño demasiado complejo para nuestro ámbito urbano. Y así continúa pareciendo un reino al revés.

Talar 25 árboles en el predio mencionado debe ser sancionado con altísimo rigor. Han destruido nuestro patrimonio natural y cultural. Son irrecuperables y seguramente muy pronto pasarán al olvido como tantos otros talados bajo excusas inadmisibles. Nuestra sociedad posee poca memoria, pero recordar hace al bien común de todos sus habitantes ¡Cuántos árboles públicos talados innecesariamente cargamos y cargaremos culposamente en nuestras espaldas por la historia reciente de nuestra ciudad! Es el momento preciso de terminar con esta costumbre perversa y ejemplificar para que nunca más se talen árboles urbanos sin mediar justificación precisa.

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