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javierdelgado

LA CRISIS ECONÓMICA, UNA GRAN ESCUELA

LA CRISIS ECONÓMICA, UNA GRAN ESCUELA

 

Siempre nos lo dijeron nuestr@s inspiradores: las grandes crisis del capitalismo son las grandes escuelas. Hay que aprovecharlas a fondo: para estudiar al enemigo, para explicar la coyuntura a las masas (que están especialmente receptivas), para buscar los nuevos puntos de apoyo que las circunstancias ofrecen a la estrategia transformadora.

 

Se trata de aprender, no de darlo todo por sabido y empeñarse en meter la realidad en los cuadritos previamente delineados y ordenados. Las grandes crisis han de ponernos en actitud investigadora, científica, no en actitud ideológica, justificadora. No lo sabemos todo. Ahí están las grandes crisis para recordárnoslo. Tenemos que saber advertir tanto lo viejo que hay en lo nuevo como lo nuevo que hay en lo viejo, percibir el pálpito del nuevo ritmo de las contradicciones y las nuevas tendencias concretas en las que se sucederán las posibles salidas a la contradicción fundamental.

 

Se trata de aprender no sólo sobre los mecanismos de la estructura económica sino sobre las repercusiones sociales y políticas de estos grandes temblores de tierra. Y en primer lugar, se trata de aprender sobre los mecanismos que los protagonistas del capitalismo de nuestra época ponen en movimiento, sobre todo cuando ensayan nuevas fórmulas y sobre todo cuando improvisan: cuando los poderosos del mundo están, durante algunas hoas, a la deriva, inmersos en la vorágine de sus propias contradicciones podemos verles actuar con muchas menos capas de opacidad.

 

No lo sabemos todo sobre los poderosos de la tierra. Es preciso analizar el detalle de sus propias contradicciones, sus alianzas, el nombre que le dan a sus movimientos, la tradición a la que se remontan sus propuestas, el resultado que consiguen y los impedimentos que encuentran para hacerse camino. Tenemos que aprender de sus propias dificultades para salvar sus capitales en medio de la tormenta que ellos mismos desataron.

 

Por otra parte, tenemos que aprender mucho sobre las reacciones que se producen entre las capas medias económicas, empresas y consumidores, especialmente las reacciones intuitivas, inmediatas, que afloran en los mercados de productos indispensables para la supervivencia y en las oficinas de ahorro e inversión. Sin entender las causas de esos comportamientos nada podremos aportar a la percepción de salidas positivas a la crisis precisamente entre quienes sostienen el movimiento cotidiano de los capitales, el cambio de manos de las mercancias, la generación de plusvalías y beneficios concretos inmediatos.

 

Por último, tenemos que armarnos de paciencia y de compasión, y estudiar con cariño el más mínimo indicio de respuesta de las masas a las grandes crisis. No sabemos tampoco todo lo que hay que saber sobre nuestros compañer@s de desventuras y solemos idealizarlos a su costa y a riesgo de caer en desprecios incompatibles con una actitud revolucionaria. Sólo el pensamiento de derechas, y sobre todo el fascismo, desprecia a las masas. Sometid@s a  presiones inmensas, l@s desposeídos del mundo actúan de formas no siempre convenidentes para sus propios intereses; más aún en un mundo en el que los medios de comunicación de masas entran hasta los cerebelos a fuerza de repetir y repetir la Única Gran Verdad, la que personalizan el dios Dinero y la diosa Consumo.

 

Cuando una gran crisis económica comienza a revelar sus secretas amenazas es preciso hacer acopio de cuanta información se pueda conseguir. También en el ámbito de la política se dan expresiones aparentemente conocidas y se corre el riesgo de no percibir las reacciones novedosas de los protagonistas políticos del momento. Se trata de advertir los verdaderos síntomas, las conductas sintomáticas de gobernantes y gobernados, ésas que dan su impronta a toda una época y dan la clave de su entendimiento.

 

En esa actitud es en la que cabe preguntarse, por ejemplo: ¿hay en la actitud de Ruiz Gallardón hacia los servicios publicos municipales madrileños un elemento nuevo en cuanto al “estado del bienestar” de nuestro país? ¿es el aviso de Marcelino Iglesias síntoma de algo concreto que tiene que ver con la crisis económica en curso, o  pertenece al reino de las contradicciones del pasado? ¿Qué significa que Sarkozy no convoque a Rodríguez Zapatero a la reunión de presidentes europeos? ¿Puede Putin en Rusia aprovechar la gran crisis financiera de los EE.UU a su favor, por ejemplo en Georgia? ¿Están los presidentes de gobierno latinoamericanos en mejor situación, gracias a la crisis yanqui, para adpotar medidas sociales progresistas?

 

Como estas preguntas pueden formularse muchas otras referidas a much@s otr@s protagonistas de primera fila de la actualidad económica y política. Pero también referidas a millones de protagonistas de tercera, cuarta…y última fila. Por ejemplo: ¿es sintomáticla falta de difusión de las propuestas económicas de CCOO? ¿En qué dirección se están moviendo las organizaciones agrarias? Etc.

 

La cobertura de necesidades de empleo, educación, sanidad, vivienda, etc., de las grandes masas de la población europea, ¿están en peligro? ¿Cómo afecta la gran crisis a la inmigración que reciben los países ricos de Europa?

 

En fin, esta grandísima crisis ha puesto a descubierto muchísimos mecanismos del sistema económico capitalisya que antes permanecían culposamente ocultos a la vista de la población. Hay que aprovechar la ocasión para ver a ese rey (y a cualquier rey, por otra parte…) desnudo. Una gran crisis económica sin análisis y sin respuesta por nuestra parte sería un arma terrible contra tod@s nosotr@s, pronto fáciles presas del pánico y de la desorganización, obligad@s de un@ en un@ a engrosar las filas de la sumisión.

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