CAMINO DE VALDEGURRIANA: UNA ESTUPENDA EXCURSIÓN...Y ALGUNOS FALLOS REPARABLES
El camino a Valdegurriana (ahora con parque nuevo y todo, a la altura de las esclusas de San Bernardo) es seguramente el más agradable que pueda hacerse saliendo de Zaragoza a pie. A la orilla del Canal, sin coches, perfectamente amueblado e iluminado, etc.
Quedan, sin embargo, algunas cosas por asegurar: en primerísimo lugar, la limpieza. Muchos de los contenedores que hay colocados a lo largo del camino, en los jardines, en los espacios de juego y en el parque están llenos a rebosar...sin que los recojan durante días (desde el pasado domingo a hoy martes, ahí siguen llenos). Por otra parte, aún hay bárbaros que dejan espacios enteros llenos de su basura...que tampoco ha sido recogida.
En segundo lugar, faltan fuentes de agua. En todo el camino, desde el Barranco de la Muerte (K. 87) hasta el Parque de Valdegurriana K. 89 (unos dos kilómetros) no hay sino una fuente, junto a la nueva pasarela de madera. Lo peor y menos explicable es la falta de fuentes en el propio Parque de Valdegurriana, un parque de buenas dimensiones y con vocación de albergar un disfrute de gran número de visitantes.
En tercer lugar, si se sigue por ese camino hacia el Este, rumbo a la Cartuja baja, el pasante se encontrará con serios problemas para acceder a la Cartuja. Primero deberá darse cuenta de que el último puente practicable queda a más de medio kilómetro de ese final ; y, segundo, aun habiendo cambiado de orilla del canal (con la molestia que representa el andar por este otro camino, por el que sí pueden pasar coches), el cruce de carreteras y el tráfico (muchos camiones) disuaden a cualquiera de intentar el acercamiento a La Cartuja.
En ese final de tramo hay un cartel explicativo de todas las rutas verdes que rodean Zaragoza (k. 91). Muy bien expuesto y señalizado. Pero hay que aclarar que el paso desde ese cartel a La Cartuja no es tan idílico como lo pintan, por lo expuesto en el párrafo anterior. Precisamente es entonces , viendo ese cartel, cuando uno se da cuenta de que tiene que desandar lo andado para cruzar el último puente, etc.
Por lo demás, me sigue pareciendo una verdadera delicia andar por esos caminos, entrar en los pinares, subir y bajar montecillos llenos tomillos y aliagas. Estos días aún vuelan mariposas, saltan los saltamontes y caminan muchísimas especies de escarabajos y hormigas...
Hay miradores naturales de muy hermosas vistas. Si se anda desde el puente de América (k. 84) hasta los cruces de La Cartuja (k. 91) conviene llevar agua, sobre todo si se va con perros, a los que el curso del Canal vuelve loquicos al cabo del tiempo de no poder beber ni una gota de agua.
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