LA DEPRESIÓN Y EL OTOÑO
Muchísimas gracias a quienes me han escrito y llamado para darme ánimos. Gracias, de todo corazón.
Una vez que uno se ha puesto en el escaparate del blog lo mejor que le puede pasar es que sus lector@s le den ánimos. Imagino que esto de hacer público en el blog mis bajones de ánimo es parte de una maniobra de autodefensa, un mecanismo para sentirse menos mal ya que uno es capaz de expresar lo mal que está. No creo que se trate de exhibicionismo, pero, dadas circunstancias estoy dispuesto a admitir lo que sea que sea con tal de que mi escritura en el blog me ayude a estar mejor. No hay más cera que la que arde y alguna tiene que arder.
Por si les interesa, dice mi psiquiatra que la mayoría de sus pacientes están a estas horas más o menos igual que yo. Que se trata más que nada de un efecto del otoño. Que tome un poco más de Prozac y de Rexer al día, que procure no darle muchas vueltas al asunto en la cabeza, que desconecte y descanse todo lo que pueda. En eso estoy. Procuro pasar todo el tiempo posible durmiendo y el resto del día no ponerme a nada que me agobie.
En fin, que otra vez gracias por sus ánimos.
Intentaré no ponerme pesadito con mis historias depresivas, pero si necesito expresarme ya saben que no me voy a cortar. Una de las (pocas) cosas que creo haber aprendido de la depresión es que la necesidad de expresión no tiene límite ninguno que establezca el pudor. Y que más vale hablar y escribir que reconcomerse. Al menos, a mí me va así mejor.
Ya me gustaría a mí hacer de mis males un material con el que construir una buena obra. Pero desde luego cuando estoy así de mal (o sólo así de mal, que no lo sé a ciencia cierta) eso no está a mi alcance. Ahora, por lo menos, no. Y si callo me siento peor.
El que avisa no es traidor.
2 comentarios
nieves -
Gracias.
lau -
Estoy segura de que encontrarás tu verano en este otoño frío que nos afecta a todos un poco, mucha fuerza,mucho ánimo,mucha calma, mucho presente...y muchos besos