ESCRITORES SUICIDAS
ESCRITORES SUICIDAS
Artículo publicado en "Artes & Letras" de Heraldo de Aragón del jueves 14 de junio de 2009
El número de mayo de la revista ‘Leer’ está dedicado al 40 aniversario de la muerte de John Kennedy Toole y, de paso, al “suicicio como avatar literario”, es decir, según aclaran en el interior, a reflexionar “sobre la particular incidencia de la muerte autoinfligida en los escritores”. Borja Martínez, Aurelio Loureiro y Julio Valdeón Blanco firman artículos sobre el asunto, con especial atención a algunos de los casos más famosos de la historia de la literatura. No sé si es cierto que haya un tanto por ciento más elevado de suicidios entre personas dedicadas a la creación literaria (y, en general, a la creación artística) que entre otros grupos humanos. Mi impresión es que no. Y la lectura de algunos estudios psiquiátricos - como el de J.J. De la Gándara y V.García Mayoral: “Tratamientos psiquiátricos y creatividad” (‘Anales de Psiquiatría’, vol 21, nº 5 de 2005) y el de C. Delgado Calvete y A. Pérez Bravo: “Relación entre creatividad y enfermedad mental” (‘Anales de Psiquiatría, vol. 22, nº 3 de 2006)– no me ha despejado en absoluto esa incógnita. Las explicaciones que B. Martínez da sobre las causas del suicidio de John K. Toole tampoco me convencen. Quién sabe. De hecho, según cuenta el impulsor de la primera edición de “La conjura de los necios”, Walker Percy (véase su Prólogo a la edición española de Anagrama-RBA, 1992), fue la tenacidad de la madre de Toole lo que hizo que él accediera finalmente a leer el original. ¿Cuántas madres hubieran hecho lo mismo por la publicación de una novela tan llena de alegre grosería y profunda mordacidad como esa? A veces los escritores, cuando se suicidan, dejan buenas obras escritas y, si hay suerte, alguien se empeña en publicarlas. No veo ninguna otra diferencia entre su muerte (suicida o no) y la del resto de los mortales.
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