INSULTOS
En la foto: Cementerio de Huesca (Sur). ¿Aún se siguen insultando, bajo tierra?
Artículo publicado en Heraldo de Aragón el miércoles 25 de julio de 2012
INSULTOS
La derecha nos insulta. Matizo: bastantes personas de la derecha nos insultan, sobre todo con el feo insulto a nuestras inteligencias, ése que pretende que después de insultados nos prosternemos en acto de sumisión. El acto de prosternarse es tan antiguo como ese eufónico verbo y tan antiguo como la licencia del poderoso en su trato con el humilde. El insulto de la derecha española tiene mucha gracia o mucha mala baba, no hay término medio (lo buscaron algunos, como Muñoz Seca, en el costumbrismo zarzuelero, pero de aquel intento suyo no quedó sino lo más cuartelero y sacristanesco de la posguerra).
Durante unos años (¿o fue un sueño?) apenas nos cayeron los insultos. Ahora mismo están en boca incluso de minifabras de turno y se emiten desde las altas instituciones de la nación. Lo malo es que la izquierda tiene también bocas y el que tiene boca se equivoca: ha surgido la moda del requeteinsulto, esa modalidad vicaria del insulto ajeno que se expresa tanto en las redes sociales como en las camisetas. ¿El insulto como campo ideológico de la lucha de clases? En la izquierda también hay gente con gracia para insultar al contrario, pero son los menos. La mayoría parece preferir la sal gruesa, lo soez y lo ramplón, incluyendo el sexismo, el machismo y otros malos etcéteras. La izquierda española, puesta a devolver insultos, debería esforzarse por usar humor e imaginación. Si hay que insultar, hagámoslo a nuestro modo, con nuestra cultura y nuestros valores. Si no, también la derecha nos va a ganar por goleada en eso: tiene más costumbre de insultar y además tiene gente muy especializada y muy bien remunerada para esa función. ¿Y si la izquierda decidimos no insultar?
1 comentario
Joaquín -
El insulto nos descalifica y no aporta nada a la lucha. Salud