POEMA PARA SARA
A SARA
LA ACOGEDORA, LA ENÉRGICA,
LA DISCUTIDORA, LA COMBATIVA
LA REIDORA SARA ZAPATA
en todos los idiomas, Sara.
En hebreo, Sara quiere decir “princesa”.
La primera Sara, la esposa de Abraham,
¡ahí es nada!, Matriarca de Israel,
se reía con ganas, al parecer, de muchas cosas,
Con tantas ganas, que a su hijo le puso de nombre Isaac,
Que viene precisamente de la palabra “risa”.
Risa de Sara.
¡Ah, la homérica risa de nuestra Sara Zapata
sobre las biblias, las princesas y todos Abrahanes juntos!
La risa de Sara, la risa inteligente,
La risa como arma en la lucha de clases,
En la lucha de sexos y en todas las muchísimas luchas
En las que luchó Sara. Incluida su última lucha
Contra la enfermedad.
La gran discutidora Sara, la combativa Sara
Frente a las palabras que no le gustaban,
Los actos que no le gustaban,
Los libros que no le gustaban,
Los muy diversos jefes que no le gustaban.
¡Ay de quien cayera en el turmis frenético,
Directo, imparable, del combate de Sara
Contra gigantes, molinos de viento, guardias de la porra,
Colegas diversos, amistades muchísimas y variadas,
Camaradas y amigos que se le opusieran.
(¡Ay de mí, pensé más de una vez!
¡para qué me he puesto a discutir con Sara!
¡Si siempre gana por goleada!).
Pero esa combatividad esencial de Sara,
Medular, identificadora, raíz vital,
Fue sin duda una fuente de energía
contra esa otra Gran Discutidora
que le vino a rondar y a rondar y a rondar,
esa Discutidora muda, implacable,
contra la que con todas sus fuerzas peleó nuestra Sara.
Yo no sé qué palabras tuvo Sara en el debate más íntimo
Y decisivo. Pero a buen seguro que a su negra oponente
Le ha costado más de lo que creía vencer su resistencia:
Ha tenido que hacerla callar, cerrarle la boca.
¡Pero quién sabe qué discusión ha comenzado Sara
desde que puede hablarle a la Muerte de tú a tú!
¡No sé si Aquella sabe lo que se le viene encima!
La Muerte no va a ser ya la que era
Desde ayer. (Permitidme este poco de humor negro).
La Sara a la que yo más quise – con permiso de Félix –
fue la Sara que me dio tantas veces
de comer en vuestra casa de la calle San Roque,
me acogió tantas veces a deshoras
me dio conversación, un trago reconfortante,
sábanas y toallas limpias.
Eran tiempos en los que muchas horas,
Casi todas las horas, caían a deshora.
Tiempos de sobrevivir como podías
Gracias, por ejemplo, a Sara.
Si combativa, discutidora y enérgica fue Sara,
fue también, como ya he dicho, gran reidora.
Pero muy sobre todo la Sara que más quise
Y querré siempre (para eso no hay límite)
Fue acogedora: delicada, discreta,
Cariñosamente acogedora. Una mujer amiga
Que sabía cómo hacerte sentir a salvo
De todo lo terrible que acechaba en las esquinas
de un país en desgracia
por cuya libertad entregó todo su ímpetu de joven
luchadora reidora, combativa, enérgica y discutidora.
Sara Zapata o Sara sin más. Tú siempre Sara,
Nuestra Sara.
Javier Delgado,
En deuda siempre con Félix y con Sara.
LA ACOGEDORA, LA ENÉRGICA,
LA DISCUTIDORA, LA COMBATIVA
LA REIDORA SARA ZAPATA
Sara Zapata, Sara sin más, tú siempre Sara,
en todos los idiomas, Sara.
En hebreo, Sara quiere decir “princesa”.
La primera Sara, la esposa de Abraham,
¡ahí es nada!, Matriarca de Israel,
se reía con ganas, al parecer, de muchas cosas,
Con tantas ganas, que a su hijo le puso de nombre Isaac,
Que viene precisamente de la palabra “risa”.
Risa de Sara.
¡Ah, la homérica risa de nuestra Sara Zapata
sobre las biblias, las princesas y todos Abrahanes juntos!
La risa de Sara, la risa inteligente,
La risa como arma en la lucha de clases,
En la lucha de sexos y en todas las muchísimas luchas
En las que luchó Sara. Incluida su última lucha
Contra la enfermedad.
La gran discutidora Sara, la combativa Sara
Frente a las palabras que no le gustaban,
Los actos que no le gustaban,
Los libros que no le gustaban,
Los muy diversos jefes que no le gustaban.
¡Ay de quien cayera en el turmis frenético,
Directo, imparable, del combate de Sara
Contra gigantes, molinos de viento, guardias de la porra,
Colegas diversos, amistades muchísimas y variadas,
Camaradas y amigos que se le opusieran.
(¡Ay de mí, pensé más de una vez!
¡para qué me he puesto a discutir con Sara!
¡Si siempre gana por goleada!).
Pero esa combatividad esencial de Sara,
Medular, identificadora, raíz vital,
Fue sin duda una fuente de energía
contra esa otra Gran Discutidora
que le vino a rondar y a rondar y a rondar,
esa Discutidora muda, implacable,
contra la que con todas sus fuerzas peleó nuestra Sara.
Yo no sé qué palabras tuvo Sara en el debate más íntimo
Y decisivo. Pero a buen seguro que a su negra oponente
Le ha costado más de lo que creía vencer su resistencia:
Ha tenido que hacerla callar, cerrarle la boca.
¡Pero quién sabe qué discusión ha comenzado Sara
desde que puede hablarle a la Muerte de tú a tú!
¡No sé si Aquella sabe lo que se le viene encima!
La Muerte no va a ser ya la que era
Desde ayer. (Permitidme este poco de humor negro).
La Sara a la que yo más quise – con permiso de Félix –
fue la Sara que me dio tantas veces
de comer en vuestra casa de la calle San Roque,
me acogió tantas veces a deshoras
me dio conversación, un trago reconfortante,
sábanas y toallas limpias.
Eran tiempos en los que muchas horas,
Casi todas las horas, caían a deshora.
Tiempos de sobrevivir como podías
Gracias, por ejemplo, a Sara.
Si combativa, discutidora y enérgica fue Sara,
fue también, como ya he dicho, gran reidora.
Pero muy sobre todo la Sara que más quise
Y querré siempre (para eso no hay límite)
Fue acogedora: delicada, discreta,
Cariñosamente acogedora. Una mujer amiga
Que sabía cómo hacerte sentir a salvo
De todo lo terrible que acechaba en las esquinas
de un país en desgracia
por cuya libertad entregó todo su ímpetu de joven
luchadora reidora, combativa, enérgica y discutidora.
Sara Zapata o Sara sin más. Tú siempre Sara,
Nuestra Sara.
Javier Delgado,
En deuda siempre con Félix y con Sara.
ZARAGOZA, 03/02/06
2 comentarios
agustina paula maglier -
agustina p. maglier -