CENTRO MERCANTIL DE ZARAGOZA. FACHADA. ADORNO VEGETAL
FLORA MODERNISTA
EN ZARAGOZA
PARTE PRIMERA[1]
UN JARDIN EN EL CENTRO:
LA FACHADA DEL CASINO MERCANTIL
DE FRANCISCO ALBIÑANA CORRALÉ (1910-1914)
Este texto precedió al que finalmente fue publicado en el libro "Una joya en el centro" (Zaragoza, Cajalón, 2004). Lo hago público aquí porque, pese a deficiencias que luego fueron subsanadas, permite conocer algunos asuntos más de los que fue posible resumir para esa publicación y también porque ofrece una creo que buena bibliografía orientativa sobre el Modernismo y sobre éste en Zaragoza.
PRELIMINARES
Nacido en 1887, en octubre de 1910 obtenía en Madrid el título de arquitecto F. Albiñana Corralé, a sus 28 años. En 1912 construía en Zaragoza la primera obra diseñada por él: el Panteón de la familia de Antonio Portolés en el Andador de la Fosa Común del Cementerio de Torrero, en el que la presencia de ornamentación de motivos vegetales es de notable relevancia y en el que su gusto por el simbolismo destaca en el curioso diseño de la puerta metálica. Para la escultura de este panteón contó con la colaboración del escultor Palao[2]. La segunda obra sería la casa de Lagasca 3 (1912) para Nicomedes Felipe, para cuya fachada diseñó una elegante ornamentación de vegetal.
La Sede del Casino MercantilLa tercera obra que se le contrataría en Zaragoza sería la modernización y acondicionamiento del palacio de los Azara (1535) para su utilización como sede del Centro Mercantil. Ganó el concurso el 30 de abril de 1911 y en la sesión de la Junta del Casino del 5 de junio de 1912 presentó los proyectos.
La remodelación de la Sede Social del Centro Mercantil Industrial y Agrícola de Zaragoza se inauguró oficialmente en la tarde del día 10 de octubre de 1914, habiéndose finalizado ya las partes esenciales del proyecto.
BREVE RESEÑA BIOGRÁFICA
Francisco Albiñana (Zaragoza, 1887-1936) era hijo de un miembro de una familia de clase media-alta de Tarragona (médicos, notarios, historiadores). Su padre, Francisco de Paula, buen dibujante y acuarelista fue durante muchos años maestro de obras en Barcelona. Casado con Anselma Corralé, trasladó su domicilio a Zaragoza: jefe de bomberos de la ciudad, profesor en la Escuela de Artes y Oficios y maestro de obras del Ayuntamiento, época en la que fue especial colaborador de Ricardo Magdalena (sobre todo en la Facultad de Ciencia y Medicina, en el Matadero y en la fachada posterior del Teatro Principal). El padre de Albiñana murió en 1919, a los 78 años. (Para entonces Francisco ya había realizado el citado panteón, la sede del Casino y la casa Marín Corralé en la calle Don Jaime, nº 35). La muerte de su padre en junio de 1919 le afecto tanto que estuvo tres meses de baja y presentó la dimisión de su cargo de concejal (lo era desde nov. de 1915 por Izquierda Republicana) el 24 de septiembre de ese año de 1919.
En 1913 casa con Francisca Gayán (de Daroca) y pone su domicilio en el Coso, nº 135. Tienen dos hijos: Francisco y Ángela.
En noviembre de 1915 ingresa en la Masonería Universal, en la Logia Constancia nº 348, con el nombre simbólico de “Fidias”. Su fecha de exaltación, 1917. En 1919 (que se disolvió la logia) era 2º Experto.
De octubre de 1915 a septiembre de 1916 viaja por Europa. Pasa los veraneos en San Sebastián y en San Juan de Luz, un tanto alejado de la vida social zaragozana.
De 1920 a 1936 desarrolla una intensa actividad profesional, social y política. Su vida masónica recomienza en 1926 con la creación de la Logia Moncayo nº 50 (1926-1930). Su compromiso socialista se concreta en su ingreso en el PSOE en 1928. En 1931 se presenta a diputado por el PSOE. No sale elegido. En 1932 se vuelve a constituir la Logia Constancia nº 16 (45 miembros). Albiñana busca el domicilio en C/Verónica, nº 4, donde se instala el templo y donde se reúnen hasta 1936. En 1934 es nombrado Venerable Maestre, máximo cargo de la Logia. Será Primer Vigilante en los años siguientes.
En 1936 viaja a Rusia y escribe sobre ello en “El Dirio de Aragón”, con franca simpatía (aunque espíritu crítico) hacia la revolución rusa.
El 18 de julio de 1936 es detenido por los insurrectos, que no consiguen que delata a sus hermanos de Logia ni a sus compañeros del PSOE. El 3 de octubre de 1936 es fusilado en Valdespartera[3]. Tenía cincuenta y cuatro años.
OBRAS MÁS IMPORTANTES DE FRANCISCO ALBIÑANA
(Con * los edificios de los que se comenta el adorno de sus fachadas)
*Lagasca, 3 (1912) para Nicomedes Felipe
*Casino Mercantil (1911-1914)Cadena, 23 (1913)
Predicadores, 10 (1913)
Coso 110 (1914)
Reconquista 18 (1914)
Méndez Núñez 3 (1914)
Lagasca 5 (1914)
Coso 128-130 (1914)
Rufas 18 (1915)
Mayoral 36 (1916)
*Don Jaime 35 (1916) para sus cuñadosVíctor y Angel María Martín Corralé. Médicos radiólogos. (En la decoración se utilizaron pavimentos de la casa Escofet,con diseño de Doménech i Montaner).
Armas 76 (1917)
Rufas 19 (1918)
Conde Aranda (1924)
*Almagro 5 (1925) para Pedro Gimeno Palomar
Pza. de los Sitios 2 (1926) para Antonio Bruned. Ambos promotores. Venta de pisos.
Hernán Cortés 42 (1926 ) para Luis Sanz Ibarz.
Bolonia (del Arte) (1926) para Manuel Blasco.
María Agustín (1927) Pablo Salvador
“Casa del Labrador”, Coso 104 (1927) influencia socialdemocracia vienesa
La Paz 16 (1927)
Zumalacárregui 23 (1928) para Antonio Minguell
Mefisto 7 (1928) para Luis González Marcilla
Costa “La Voz de Aragón” (1928)
Madre Sacramento 40-42 (1929) para Celso Moreno
Coso 6, “Farmacia Nueva” (1930 ) para Ramón Puig Mas (amigo suyo). Vidrieras inspiradas en Mondrián, conjunto inspirado en “Decó” + Sezzesion de Hoffmann
Camino de las Fuentes (1931) vivienda obrera para Rafael Moreno
Mefisto 9 (1931) para X. Aparicio, constructor. Venta de pisos. Racionalismo.
Conde Aranda109-111 (1932). Racionalismo
Almagro/Pizarro (1933)
Conde Aranda 75 (1934)
Coso 2/Azoque 5, Almacenes “La ciudad de Londres”. Cubista-racionalista.
Pza. de los Sitios (1934) para Gabino Velilla. Inspirado en Hoffmann.
Entre sus colaboradores estuvieron los siguientes profesionales:
Alejo García, cantero. Casino.
Dionisio Lasuén, escultor. Casino.
Carlos Palao. Escultor. Panteón Portolés. ¿Don Jaime 35?)
José Bueno, escultor
Angel Díez Domínguez, pintor. Casino: techo restaurante.
Enrique Cubero, decorador. Casino: escalera.
Francisco Sorribas. Casino: Salón Café: galería circular.
Hay coincidencia en atribuir especiales influencias en la obra de Albiñana de la Wagnerschule de Viena, del estilo “Sezzesion” y del Art Nouveau del norte, personalizadas en los arquitectos Peter Behrens, Joseph Hoffmann, Victor Horta,
Se consideran sus principales edificios (aún en pie) de los siguientes estilos:
1911-1915: Modernismo: Casino
1915- 1920: Vienés: Lagasca 5, Don Jaime 35
1920-1936: Racionalismo: Mefisto 9, Conde Aranda 109
Y se suele hablar de tres grandes influencias en sus concepciones arquitectónicas:
Estilo Secesión, en la Escuela de Arquitectura de Madrid.
Noucentisme en la Cataluña de su juventud ( a la que estaba muy ligada por familia)
Estilo vienés en los años finales de la década 1910-20.
EL ADORNO VEGETAL DE LA FACHADA DEL CASINO MERCANTI
En la construcción de la fachada colaboraron el cantero Alejandro García, que la realizó en piedra de Floresta, con placados de mármol de La Puebla del Albortón en su planta baja, y el herrero Francisco Ibarz, encargado de la cerrajería artística de los balcones. El 23 de enero de 1913 se colocó la primera piedra (de mármol de La Puebla). El 24 de marzo estaban terminados los modelos y detalles de la decoración de mármol. Desde el 17 de octubre de 1913 se nombró asesor para la activación de los trabajos al escultor Dionisio Lasuén, ante los retrasos producidos en el diseño de los modelados de la fachada principal del edificio. Tampoco se habían podido realizar los trabajos de cerrajería artística porque Albiñana no había entregado los dibujos correspondientes al proyecto.
En la fachada del Casino se combinan con acierto y elegancia dos tipos de adorno: el adorno de motivo geométrico (líneas rectas, líneas ondulantes, círculos, esferas, incisiones cuadradas y rectangulares) que se utiliza fundamentalmente en los miradores y el adorno de motivo vegetal que se utiliza en todo el espacio disponible. Este último está realizado en piedra y en hierro forjado (en los balcones).
Para la descripción de los miradores, siendo éstos idénticos, es suficiente la que hacemos de uno de ellos, sin necesidad de reiterar la identidad entre los dos. En cuanto al cuerpo central de la fachada, el adorno está compuesto a ambos lados de un eje vertical de simetría, por lo que bastará dar cuenta de la ubicación (en ménsulas, mensulillas, balcones, entre vanos, etc) de los elementos decorativos que lo componen. Escapan de esta simetría las columnas pareadas de la planta baja y de la terraza. El diseño de la rejería de los balcones es el mismo para los balcones de cada planta.
En cuanto a la identidad botánica del adorno, damos siempre el nombre popular de la planta y su nombre científico (en cursiva y entre paréntesis) sólo en la primera ocasión en la que una planta es mencionada o en aquellos casos en las que sea preciso evitar el equívoco (como sucede siempre con las rosas silvestres y las de jardinería)
Identificación de formas vegetales
Parece preferible hacer una identificación (con ubicación) de las formas vegetales siguiendo un recorrido de abajo arriba, por las cuatro plantas del edificio para acabar en la terraza.
Planta calle:
Las puertas tienen un tratamiento especial, con profusión de formas vegetales.
En los arranques del dintel, a ambos lados, hay esculpidas sendas ramas con cuatro hojas compuestas, palmeadas, de seis foliolos, posiblemente inspiradas en las del castaño de Indias (Aesculus hippocastanum) aun cuando la forma de sus foliolos no se corresponda. Más adelante volveremos a hablar sobre estas hojas, que se esculpieron también en otros lugares de esta fachada.
Bajo el saliente de los miradores hay hasta trece grandes hojas compuestas, palmeadas, de seis foliolos, inspiradas en las del castaño de Indias. Junto a ellas se muestran dos grandes flores del tipo de los girasoles (Helianthus annuus) o de las matricarias (Chrysanthemum parthenium).
En los laterales, sobre los escudos hay una hilera de hojas de laurel (Laurus nobilis) dispuestas verticalmente. En su parte inferior asoman grandes hojas de cardo (Carduus nutans).
En el centro, en la clave del arco adornan la ménsula un grupito de tres hojas de laurel sobre un círculo (un aro). A ambos lados de la ménsula, frondas de hojas de laurel sobre las cuales se muestran dos grupos de hojas de roble cada uno con la copa vacía de una bellota. Concretamente parecen de roble albar (Quercus petrea) tanto por la forma de la hoja como por la falta de pedúnculo del fruto.
Bajo los balcones, en las tres ménsulas principales hay tallos de rosas (Rosa floribunda) con flor en el ápice y cinco hojas laterales que refuerzan el esmerado naturalismo de la flor). En las ocho mensulillas hay tallos con siete hojas anchas, lejanamente semejante a las hojas de álamo (pero también opuestas y formando un conjunto como de hoja pinnaticompuesta impar). Es difícil identificar la especie botánica de estas hojas o foliolos de hoja dada la contradicción entre su disposición y su anchura. Estas hojas ocultan parcialmente lo que parece un compás de cantero. En los laterales de todas las ménsulas y mensulillas hay grupos de hojas de laurel. Los espacios entre ménsulas y mensulillas están cubiertos por grupos de hojas de laurel.
Las tres columnas pareadas tienen capiteles adornados con motivos vegetales. De izquierda a derecha:
1. Hilera de seis grandes hojas compuestas palmeadas de seis foliolos bajo la que hay otra hilera de doce hojas (más pequeñas) de hiedra en grupos de tres. Entre unas y otras hojas asoman seis esferas, como si fueran otros tantos frutos de la planta de grandes hojas, cuya identidad botánica es difícil de precisar.
2. Hilera de cuatro flores de rosal (Rosa Floribunda) acompañadas de veinticuatro hojas de su misma especie (seis por flor), bajo la que hay otra hilera de veinticuatro hojas de rosal más pequeñas.
3. Hilera de ocho flores de girasol (Helianthus annuus) bajo la que hay otra hilera de cuatro amplias hojas de cardo.
Primer piso:
En la parte baja de los miradores hay grupos de hojas de hiedra (Hedera helix). El diseño de los grupos de hojas de hiedra es como sigue: trece hojas y dos frutos, doce hojas y dos frutos, 12 hojas y dos frutos, trece hojas y dos frutos (A-B-B-A).
Sobre las ventanas de este piso de los miradores hay grupos de hojas compuestas, palmeadas de cinco foliolos, inspiradas en las de un tipo de ranúnculo, posiblemente la sardonia (Ranunculus sceleratus) o en las de la cincoenrama (Potentilla alba), acompañados de hojas de hiedra (Hedera helix). Este adorno se compone, a cada lado de la ventana: de una gran hoja de sardonia, tres hojas de hiedra, dos hojas de sardonia superpuestas, acompañadas de tres frutos y dos hojas superpuestas. El diseño de estas hojas oscila entre las que se asemejan más a un posible modelo de sardonia y las que parecen más inspiradas en las del arce campestre (Acer campestre) que más arriba veremos ocupar los espacios entre los vanos del segundo piso. Ciertamente, la identificación botánica de las distintas variantes de hojas compuestas pentalobuladas que hallamos adornando esta fachada es difícil y no creemos que pueda ser nunca absolutamente certera: los rasgos predominantes en unas u otras hojas talladas (¿en razón de una intención o simplemente del trabajo de distintas manos?) dificultan la empresa.
A la misma altura, en esta parte alta del mirador del primer piso, en los laterales de los extremos hay hileras verticales de ocho hojas de hiedra cada una. Un poco más arriba, la parte inferior de unos grandes escudos sin blasón se acompaña de dos grandes hojas de palmito (Chamaerops humilis). A ambos lados de ellos dos guirnaldas horizontales de hojas y frutos de laurel abrazan los extremos del mirador.
Los cuatro balcones de esta planta tienen una cenefa superior de hojas trilobuladas sin identidad botánica, inspiradas en algún tipo de XXX ( ). En la franja central hay cinco guirnaldas dispuestas simétricamente, en las que se forjaron figuras de rosas (Rosa floribunda) con el siguiente diseño: una rosa con hojas, tres hojas, tres rosas con hojas, tres hojas y una rosa con hojas (A-B-B-A), todas ellas realizadas con gran realismo sobre modelos de hermosas grandes rosas abiertas de jardinería.
En los cinco espacios entre vanos hay esculpidas en piedra grupos de hojas y frutos de laurel y de hiedra. El gusto por la simetría llevó a realizar tres grupos de hojas y frutos de hiedra dispuestos de tal forma que de las seis hojas presentes las dos de los extremos fuesen de gran tamaño y de las cuatro centrales las dos superiores fuesen de un tamaño intermedio pero más grandes que las dos inferiores. Los dos frutos presentes se dispusieron a ambos lados de las hojas pequeñas inferiores del centro de la composición. Detalles de este tipo evidencian una muy esmerada composición de los motivos vegetales (y en genera,l de todos ellos) que adornan esta fachada. En los tres espacios principales entre los vanos las hojas de laurel se acompañan con los que parecen ser grupos de seis grandes flores que recuerdan las de campanuláceas como la Campanula fastigiata, Campanula persicifolia, Campanula speciosa, etc., pero aún más las flores de una gagea, la Gagea fistulosa, liliácea que nace espontáneamente en pastos y prados de montaña. Ese lejano parecido (que hace casi inverosímil su identificación botánica) hace pensar también en que estas figuras podrían no estar representando flores sino borlas. Su disposición (hacia arriba, en vez de la natural “en caída”), sin embargo, hace también difícil esta otra identificación.
Bajo los balcones del segundo piso hay tres ménsulas grandes y ocho mensulillas. Las ménsulas grandes están decoradas con los siguientes elementos: una gran hoja de vid (Vitis vinifera) en el cuadrado central, una corona floral de pequeñas rosas silvestres (Rosa canina) que abraza la ménsula, grupos de hojas de laurel con frutos en los laterales y cuatro grandes rosas silvestres en la base.
Las mensulillas se adornan cada una con una gran rosa (Rosa floribunda) central y dos hileras laterales (una a cada lado) de cuatro flores de seis pétalos (las hay de cinco, pero parece que por error en su realización), cada una con su pedúnculo independiente, cuya forma esté claramente inspirada en la de los tulipanes (Tulipa sp).
Segundo piso:
En los miradores, acompañando la parte superior de los escudos hay dos ramas de laurel con ocho hojas y dos frutos en posición vertical. Inmediatamente sobre los escudos (coronándolos) una doble cenefa de seis hojas y siete flores de cinco pétalos sobre ellas, posiblemente de un tipo de rosa silvestre como el escaramujo (Rosa canina). A ambos lados de esta cenefa, en los huecos de las ventanas inferiores de este piso del mirador, hay un sendos ramos de laurel con once hojas y seis frutos.
La parte superior de este piso de los miradores está adornada con veinticuatro grandes hojas compuestas pentaloluladas, como las que vimos en el primer piso de estos miradores, inspiradas en las hojas de ranúnculo, posiblemente la sardonia (Ranunculus sceleratus) o en las de la cincoenrama (Potentilla alba). Las hojas se tallaron con tal esmero que muchas de ellas aparecen superpuestas unas a otras, con una apariencia de realidad y vitalidad vegetal muy bien conseguida. Las hojas están acompañadas de dieciseis frutos (ocho de ellos pendientes de sus respectivos pedúnculos). El diseño de esta parte se completa con dos cenefas verticales de esferas, una cenefa horizontal de formas esféricas y un grupo de tres esferas haciendo triángulo. Sobre todo ello hay dos cenefas horizontales cada una de ellas con nueve flores de rosa silvestre.
El diseño del adorno de los balcones es el siguiente: una cenefa superior de hojas trilobuladas, una cenefa inferior de otro tipo de hojas trilobuladas (idénticas a las que hacían la cenefa superior de los balcones de la primera planta) inspiradas en algún tipo de XXX ( ), y una franja central con tres guirnaldas simétricamente dispuestas de rosas con hojas: una rosa con doce hojas, dos rosas con diecisiete hojas y una rosa con doce hojas. Entre los balcones hay tres espacios en los que se muestran hojas de hiedra también de forja.
Los tres espacios centrales entre vanos están decorados con sendos escudos sin blasón, rodeados en su parte superior por hojas de laurel y en su parte inferior por líneas rectas verticales. En los cinco espacios entre vanos se esculpió adorno con motivo vegetal siguiendo un diseño de simetría. De izquierda a derecha: tres hojas de vid con frutos, tres hojas trilobuladas inspiradas en las del arce campestre (Acer campestre) con frutos (pero éstos, aquí unas bolas con salientes, semejantes a los frutos del castaño de Indias, no se corresponden) y tres hojas de arce con frutos, tres hojas de vid con frutos y tres hojas de vid con frutos (espacio central), tres hojas de arce con frutos y tres hojas de arce con frutos, tres hojas de vid con frutos (3V – 3A+3A – 3V+3V – 3A+3A – 3V).
Bajo los balcones del piso superior hay ocho mensulillas adornadas cada una de ellas con dos rosas (Rosa floribunda) dispuestas verticalmente, con seis hojas laterales (tres a cada lado), acompañadas por seis flores de tulipán, dispuestas verticalmente, tres a cada lado. A ello se suman, en los dieciséis laterales de las mensulillas (haciendo rincón), tallos con grupos de seis hojas de hiedra y tres frutos. Es notable que en un espacio tan humilde se hayan esculpido hasta tres tipos de especies botánicas perfectamente identificables, a una altura respecto de la calle que hace imposible su disfrute si no es desde los balcones de este mismo piso. Todo ello: las grandes rosas, los tulipanes y las hojas de hiedra, de gran tamaño, muestran un impresionante realismo: Los pétalos de las flores (especialmente los de las rosas) gozan de una carnosidad muy atractiva y las nervaduras de las hojas de hiedra consiguen, a la luz cambiante del día, dotarles de un “movimiento” como el que tendrían de ser hojas reales sometidas al empuje del aire.
Tercer piso:
La parte inferior de los miradores tiene un adorno de doce hojas trilobuladas dispuestas en grupos de dos. Estas hojas guardan cierta semejanza con las hojas de hierro forjadas para las cenefas inferiores de los balcones del segundo piso, y como ellas están inspiradas en algún tipo de XXX ( ). La parte superior se adorna con hojas de laurel con frutos.
En los espacios entre vanos hay ocho tallos de hiedra (distribuidos como sigue: 1-2-2-2-1) con grupos de trece hojas y diecisiete frutos cada uno.
Los balcones están decorados con una cenefa superior de diez hojas de rosal dispuestas de dos en dos. En el centro, seis guirnaldas descendentes de diez hojas de hiedra cada una. En cada uno de los laterales, una cenefa de cuatro hojas de rosal dispuestas de dos en dos y dos guirnaldas de hojas de hiedra como las anteriores.
Bajo el alero del último piso (terraza) hay tres grandes ménsulas centrales y ocho mensulillas, todas ellas profusamente adornadas, así como los espacios entre ellas. El adorno de las ménsulas consta de los siguientes elementos:
Una corona floral de grandes flores que abraza la ménsula. Se trata de flores de distinto tamaño, algunas francamente grandes, todas ellas de cinco pétalos, posiblemente inspiradas en un tipo de rosa silvestre acompañadas de sus hojas pero también, en los laterales de la guirnalda, por hojas y frutos de laurel. En la parte superior de cada ménsula, en el centro, una hilera vertical de tres grandes rosas (Rosa floribunda). De la rosa central sale un tallo con seis hojas en grupos de tres, realizado con gran naturalismo. Sobre estas rosas, un grupo de doce hojas compuestas, palmeadas, pentafoliadas, inspiradas en las hojas de la sardonia, acompañadas de fturos esféricos. Desde este grupo de hojas de sardonia desciende, por ambos laterales de la ménsula, sendos largos y gruesos tallos verticales de cada uno de los cuales brotan dos hojas del mismo tipo superpuestas a otras dos. Entre estas hojas se encuentran las más bellas hojas de cinco foliolos esculpidas en esta fachada.
Las mensulillas tienen en el centro de su parte superior una gran rosa (Rosa floribunda), acompañada con seis hojas laterales (tres a cada lado). Cada uno de sus laterales, haciendo rincón, se adornan con dos grandes flores de gran botón central y ocho pétalos, bajo las cuales hay dos hojas de sardonia superpuestas y lo que parece ser parte de una tercera, más abajo, sobre la que penden de sendos pedúnculos, uno encima de otro en vertical, dos frutos esféricos. Los espacios entre mensulillas y entre ménsulas y mensulillas están adornados con cenefas horizontales de tres flores de gran botón central y siete pétalos. Es difícil precisar la identidad botánica de estas flores de siete y de ocho pétalos. Podrían querer hacer pensar en las flores de alguna especie de la familia de las compuestas, como el girasol o algunas margaritas (Chrisanthemum leucanthemum). En esta fachada, en la que con tanto detalle se ha esculpido la mayor parte del adorno de tipo vegetal, sorprende la inexactitud en la realización de estas flores, por lo demás de formas muy bellas: la delicada textura de sus pétalos, que remite con sorprendente realismo a la suavidad y flexibilidad de los existentes en la naturaleza.
En el último piso, la terraza tiene una pérgola de cinco columnas pareadas y una solitaria, cada uno de cuyos capiteles se adorna con cuatro flores centrales acompañadas cada una de dos grupos de hojas. Por el diseño de las hojas podría tratarse de la anémona nemorosa (Anemone nemorosa), un tipo de ranunculáceas que experimentó a partir del siglo XVI un especial tratamiento hortícola a la búsqueda (como en el caso de las rosas) de ejemplares cada vez más impresionantes para su uso como adorno floral en los jardines y para su uso en el adorno doméstico como flor cortada. Hay que señalar que estos capiteles son de época posterior a la intervención de Francisco Albiñana y que, contrariamente al resto de los adornos de esta fachada, fueron realizados (en los años cuarenta) con cemento mediante moldes y no esculpidos en piedra a partir de modelos como lo fueron todos los demás.
Cada lado del vano del mirador del antiguo observatorio se adorna con tallos de los que nacen grupos de hojas compuestas, palmeadas y pentalobuladas, inspiradas en las de un tipo de ranúnculo ( ¿? ) o en las del malvavisco salvaje (Malva álcea) y tallos con hojas de hiedra. Hay siete hojas de ranúnculo o de malvavisco y nueve de hiedra en cada uno de los dos lados Entre las hojas de ambos tipos hay doce frutos de forma esférica.
COMENTARIOS A LA DECORACIÓN VEGETAL DE LA FACHADA
DEL CASINO MERCANTIL
1.- Problemas botánicos
Falso naturalismo:
La principal característica de estos adornos de motivo vegetal es su apariencia naturalista: la primera impresión es de que nos encontramos ante unas formas que reproducen con exactitud las de unos seres vegetales concretos. Esta primera impresión no desaparece al realizarse un examen detallado de unas y otras zonas de la fachada, por más que se contradice con lo que vamos observando en ella, de modo que poco a poco se va imponiendo ante nuestros ojos la conciencia de que la mayoría de las formas esculpidas no guardan una estricta semejanza con la realidad en la que se inspiran. Importa precisamente resaltar esa capacidad de transmitir semejanza, “naturalidad”, con la que se dotó a esas figuras pues ahí radica, pensamos, su categoría plástica, artística.
Sin duda son las hojas de hiedra y las flores y hojas de rosas cultivadas las más convincentemente realizadas de acuerdo a un patrón de realidad botánica. El siguiente puesto lo ocuparían las hojas de palmito y después las de laurel. Quizás las hojas de vid sean las siguientes en este orden de prelación y tras ellas los tulipanes.
Del resto puede decirse que no son lo que parecen ser, sin dejar de parecer serlo. El caso más notable es el de las hojas pentalobuladas (de hasta seis variedades), cuya identificación botánica sólo puede proponerse por aproximación: unas parecen de algún tipo de ranúnculo, otras de algún tipo de potentilla, otras de algún tipo de arce, pero de ninguna puede darse más precisa identificación.
Hay un notable contraste entre el naturalismo esmerado de la mayoría de las flores (rosas de ambos tipos, girasol, tulipanes) y de algunas de las hojas (hiedra y laurel), y la fluctuante identidad de las hojas compuestas pentalobuladas, que parecen obedecer a distintos tipos de modelos, basados en las hojas de arce campestre o del castaño de Indias, de la sardonia o de la potentilla, del malvavisco salvaje o de otras plantas.
Un caso aparte son las flores de siete y ocho pétalos de la cenefa entre ménsulas y mensulillas bajo el alero de la terraza (tercer piso). Su identificación no varía por causa de esa diferencia en el número de pétalos adjudicados a unos u otros ejemplares: en cualquier caso puede decirse que se trata de un tipo de margaritas o matricarias, pues no hay otras flores a las que pudieran asemejarse más, aunque no alcancen una semejanza suficiente como para proponer una real identificación botánica.
Y, por último, el caso de las formas esculpidas en los dinteles de los vanos del piso principal (primera planta), esas “borlas” o flores de campanuláceas. No nos conformamos con ninguna de estas identificaciones, que plantean problemas en cualquiera de los casos, pero no encontramos una mejor. (¿Pueden interpretarse como conjuntos de acículas de coníferas? No parece posible tal cosa)
Hojas y hojas (y sorpresas):
Los balcones del piso principal y del primer piso se adornaron con flores y hojas de rosal y cenefas de hojas trilobuladas. En los antepechos de los miradores del piso segundo se esculpieron hojas trilobuladas de similar diseño. Esas hojas trilobuladas no responden a ningún modelo concreto de la naturaleza. Pese a todo, su silueta y su aspecto general las asemeja a las hojas de muchas plantas herbáceas cuyas hojas han imspirado desde antiguo la ornamentación en la escultura y la arquitectura. Se trataría de una “forma vegetal” visualmente aceptada como “natural” y “reconocible”, seguramente porque participa de rasgos muy generalizados en el reino vegetal: tres elementos, diversas longitudes y grosores de éstos, formas diversas en sus contornos.
Las hojas de cardo bajo las flores de girasol en los capiteles de las columnas de la planta baja tuvieron que esculpirse con conciencia de que se estaban yuxtaponiendo formas de especies vegetales muy distintas. Parece imposible pensar que no se reparara en ello tratándose de elementos de dos plantas, la flor del girasol y las hojas del cardo, perfectamente reconocibles por la mayoría de nuestra población.
Un caso semejante ocurre en otros dos capiteles de columnas de la planta baja: se trata, en este otro caso, de hojas de hiedra acompañando ¡hojas ¿de castaño de Indias?! Es un caso más interesante aún, pues en el anterior la pareja hoja-flor tenía una aceptación visual más rápida como reflejo de una pareja natural (las flores y las hojas de una planta, siempre unidas en el recuerdo). Estas hojas de castaño de Indias se acompañan también de rotundas esferas que se identificarían fácilmente con los frutos del castaño de Indias. ¿Pero qué hace esa hilera de hojas de hiedra bajo las otras hojas?
Solamente la pareja flores de rosal- hojas de rosal, de los otros dos capiteles de las columnas centrales de la planta baja, responden fielmente a la realidad botánica. Es interesante que estos emparejamientos ficticios se exhiban en un lugar especialmente importante de la decoración de esta fachada y además el más cercano a los ojos de los paseantes. (Paseantes, aprovechamos para decirlo, que no parecen haber reparado nunca, en los casi cien años de existencia de esta fachada, en estos ni en otros detalles de esta fachada. O al menos, nunca les ha parecido suficientemente interesante como para comentarlo por escrito a sus convecinos).
La cuestión es conocer la intención de tal yuxtaposición, si es que hubo algo más que una mera decisión basada en factores “ópticos”, de belleza visual. Realmente, acompañar esas hermosas flores solares con hojas del tipo de las del girasol hubiera resultado mucho menos espectacular. Pero este tipo de decisiones, “estéticas” o no, siempre nos deja perplejos: quién, por qué, con qué intención las tomó. El resultado, aun cuando es satisfactorio como en este caso, no puede acallar nuestras preguntas al respecto. Intentaremos encontrar alguna pista en modelos decorativos que pudieran haber sido vistos (in situ o en láminas o fotografías) por Albiñana.
Las ocho mensulillas bajo los balcones del piso principal están decoradas con hojas pinnaticompuestas impares de siete anchos foliolos acorazonados. La forma de los foliolos pero sobre todo su disposición (seis de pedúnculos opuestos orientados hacia arriba, uno apical orientado hacia abajo) hace de estas hojas (el foliolo apical hace imposible que se trate de ramas con hojas enteras opuestas) una realización puramente artística, sin correlato en la naturaleza.
Las tres ménsulas bajo los balcones del piso principal están decoradas con capullos de rosa acompañados de hojas. Las hojas que aparecen bajo cada flor se parecen a las que se ven en las mensulillas de estos mismos balcones, pero difieren en el detalle de la orientación de los pedúnculos de sus foliolos. Esa disposición, de todas formas, también es antinatural y sólo tiene una justificación artística.
Por otra parte se da la curiosa circunstancia de que en cada una de las mensulillas, junto con las hojas, se esculpió una figura (semioculta bajo los tres foliolos inferiores) que no parece tener directa relación con estas hojas. No parecen, por ejemplo, vainas frutales. Podría tratarse o bien de un compás de cantero o bien de una navaja de injertar. Cualquiera de estas posibilidades sugiere preguntas sobre su razón de ser que más adelante plantearemos.
También es curiosa la disposición de dos grupos de tres hojas de laurel sobre sendos círculos (más bien anillos), esculpidos en la piedra clave del arco de la puerta de entrada. (La puerta que queda a la izquierda del observador, pues la puerta de la derecha se abrió en la reforma de 1950. En ella se reprodujo exactamente la misma ornamentación que había en la puerta original). Sobre el número 29, pues, de esta puerta, Albiñana diseñó el adorno de esas tres hojas que están dispuestas como lo estaría un compás (abierto en dos posiciones) sobre un círculo. También esta figura, ubicada en un lugar tan importante y significativo, sugieren preguntas que más adelante plantearemos.
Las hojas compuestas de seis foliolos, mayoritariamente esculpidas en la planta baja, bajo los miradores, son un caso especial. Hemos decidido proponer una identificación como hojas de castaño de Indias a sabiendas de que las hojas del castaño de Indias no son exactamente así y de que, por supuesto, no van acompañadas en el árbol de flores (del tipo de los girasoles y de las margaritas) como las esculpidas junto a estas hojas. Es a las hojas a las que más se parecen, y no hay otras en la naturaleza que se parezcan tanto a éstas.
Hemos pensado también en otras especies arbóreas, comenzando por otras del Aesculus, como el Aesculus carna, o la situación es la misma. Otra especie arbórea candidata podría ser el rododendro (Rhododendron quinquefolium). Entre las especies herbáceas, la más defendible sería la potentilla (Potentilla erecta, Potentilla reptans). Estas identificaciones nos fueron propuestas por Francisco Alberto, botánico de la Estación Experimental de Aula Dei sobre la base de unas fotografías de otras dos fachadas de Albiñana: de la fachada del edificio de la Calle Lagasca 3 y de la fachada del edificio de la calle Don Jaime 35, en las que se muestran hojas muy semejantes a éstas de la fachada del Casino, pero no exactamente iguales. (Véase la ficha de esas fachadas).
En el caso de la fachada de Lagasca 3, la identificación como rododendro tenía la ventaja de explicar la presencia de las flores que acompañan a algunas de las hojas. En el caso de la fachada de Don Jaime 35, la identificación como potentilla tenía la ventaja de explicar la presencia de las flores que acompañan a esas hojas. Aunque en ningún caso podían explicarse los frutos globulosos que las acompañaban, que en el caso de Don Jaime 35 parecían claramente inspirados en los del castaño de Indias.
En el caso de esta fachada del Casino, las flores que acompañan a estas hojas no pueden explicarse con ninguna identificación aceptable. Aquí parece tratarse de una mera yuxtaposición de hojas de una planta (castaño de Indias, rododendro, potentilla) y flores de otra (girasol o margarita). La ausencia de frutos no introduce un tercer elemento para esta identificación aproximada.
Hay otro edificio de Zaragoza en el que pueden verse esculpidas hojas de castaño de Indias acompañadas de frutos propios de este árboles pero también de flores que no corresponden a la especie: en Sagasta 76, en uno de los capiteles de las columnas de la planta baja, realizados por el escultor Carlos Palao. Las flores aquí tienen un botón esférico compuesto por cuatro elementos y ocho grandes anchos pétalos.
Merece la pena llamar la atención sobre un hecho: en el famoso libro de Owen Jones: Grammar of Ornament (editado por primera vez en 1856 y ampliamente difundido desde entonces), una de las diez láminas que el autor ofreció con dibujos propios reproduce unas hojas, claramente inspiradas en las del castaño de Indias, que presentan cinco, seis y siete foliolos. No van acompañadas de frutos.
En muchos de los repertorios gráficos que pudo estudiar Albiñana se recogen, en dibujos o fotografías, adornos basados en las hojas, flores y frutos del castaño de Indias. Por ejemplo, en la obra de Robert Schirner Aus meiner Kunstwerkstätte, Berlin/ New York, 1896-1899 (donde se representan las flores con perfecto respeto a la realidad botánica) y en la obra de J. Seller Der Moderne Kunstchlosser, editada por Otto Maier en Ravensburg, (¿), en la que el motivo se presenta en obras de forja artística: verjas, rejas, barandillas, farolas, señales urbanas, ...En la mayoría de estos casos las hojas se presentan con cinco foliolos, aunque también las hay de seis (pocas) y de siete (algunas más) foliolos.
Por supuesto, Albiñana pudo ver también todos o muchos de estos adornos en Francia, Alemania, Bélgica o Austria en cualquiera de sus viajes.
Los frutos, esas esferas:
Los frutos que en ocasiones acompañan a las hojas son todos ellos esféricos, y la mayoría de ellos tienen la superficie lisa. La excepción más notable la representan las bellotas, curiosamente, sin el bálano, cuyas cápsulas vacías también resultan, en definitiva, esféricas.
Algunos de esos frutos esféricos no se corresponden con la identidad botánica de las hojas a las que acompañan. El caso más notable es el de los frutos que acompañan a las hojas ¿de arce? del segundo piso: se trata de glóbulos granulosos cuya semejanza con los frutos del castaño de Indias es realmente fastidiosa Se diría que se tallaron en el lugar equivocado.
Es interesante reparar en la disposición que adoptan los frutos, pues en ocasiones es evidente una intención de diseño, especialmente atraída por los efectos de simetría. Los frutos que acompañan a las hojas de laurel esculpidas entre los vanos del principal están claramente dispuestos para componer grupos simétricos. En esto, por lo demás, Albiñana no haría sino seguir una orientación presente en gran cantidad de láminas de ornamentación para arquitectura publicadas en su época de estudiante y, en general, la observación de gran cantidad de edificios en los que tal disposición estaba absolutamente generalizada.
No hemos dejado de contar el número de frutos que acompañan a cada grupo de hojas. Y ello por un razonable empeño en la búsqueda de intencionalidad en los detalles de la decoración de esta fachada, en la que un examen atento demuestra que ningún detalle de este tipo está realizado al azar. Que en la decisión de tales o cuales cantidades (de frutos, de hojas) haya o no una pretensión más allá de la ordenación no entramos. Más bien nos parece que no, que se trata de un juego combinatorio regido por las leyes de la simetría. El efecto visual de esta disposición general del adorno vegetal en esta fachada es el de orden: estamos ante una flora ordenada, sometida a las leyes de la composición. El orden como valor estético. (Aquí podrían traerse a colación los estudios sobre el adorno de Gombrich, especialmente en su obra El sentido del orden. Estudio sobre la psicología de las artes decorativas).
LISTADO DE LAS PLANTAS REPRESENTADAS EN LA FACHADA DEL CASINO MERCANTIL
Arce (Acer campestre)
Castaño de Indias (Aesculus hippocastanum)
Cincoenrama (Potentilla alba)
Campanuláceas (Campanulaceae sp.)Cardo (Carduus nutans)
Girasol (Helianthus annuus)
Hiedra (Hedera helix)
Laurel (Laurus nobilis)Malvavisco (Malva alcea)
Matricaria (Chrisantemum parthenium)Palmito (Chamaerops humilis)
Rosa (Rosa floribunda)
Rosa silvestre (Rosa canina, Rosa arvensis)
Sardonia (Ranunculus sceleratus)
Tulipán (Tulipa sp.)
Vid (Vitis vinifera)
BIBLIOGRAFÍA
0.- Fuentes. Publicaciones de la época (publicaciones periódicas, catálogos, repertorios de láminas, etc.) de consulta accesible en la Biblioteca de la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza. Nos atenemos a los fondos conservados a fecha de 13.XI.2003, día de nuestra primera consulta.
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PLANTAS del mundo en la historia. Ilustraciones botánicas de cinco siglos, Valencia, Fundación Bancaja, 1996.
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AROLA, Raimon: La cábala y la alquimia en la tradición espiritual de occidente, siglos XV-XVII, Palma dee Mallorca, Olañeta, 2002.
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WIND, Edgard: La elocuencia de los signos, Madrid, Alianza, 1993.
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ADDENDA:
A esta bibliografía puede añadirse la recogida en el capítulo XIX de la tesis doctoral de Mª Pilar Poblador: La arquitectura modernista en Zaragoza (1994, DL 2003), pp. 1.336-1365.
Y la que esta misma autora recoge en su comunicación “La arquitectura modernista en Aragón. Estado de la cuestión”, en actas de las III Jornadas de Estudios sobre Aragón en el umbral del siglo XXI, [Caspe, 15-17, diciembre de 2000], Zaragoza, Universidad , Instituto de Ciencias de la Educación (ICE), 2002.
[1] AGRADECIMIENTOS: José Antonio Ferrer Benimeli , Pedro Sánchez Ferré, Francisco Alberto, Ascensión Hernández, José A. Hernández Lata, Mª Pilar Poblador, José Lorenzo Cantalapiedra (Bca. Escuela de Artes y Oficios),
[2] HERNÁNDEZ LATA, José A.: “Lágrimas de piedra: la escultura en los cementerios públicos”, en Historia y política en la escultura pública 1820-1920, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2003, pp. 103-144.
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