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javierdelgado

ENFERMOS, MÉDICOS, PASTILLAS, LAS COLAS DE LA SEGURIDAD SOCIAL...

ENFERMOS, MÉDICOS, PASTILLAS, LAS COLAS DE LA SEGURIDAD SOCIAL... Vas otra vez al médico. Te receta más pastillas. Tomas más pastillas. Te baja la tensión. Vuelves al médico. Te toma la tensión: es verdad que te baja. ¿Más pastillas? Se podría probar con un cohete, propongo con emoción. Esa opción la reservamos por si se presentan pálpitos. Señor médico, no quiero saber nada de pálpitos ni de púlpitos ni de calamares. Hay que esperar, hay que esperar. Esperemos. Pues esperamos. La cosa es hacer cola. Cola en muchas colas, ante muchas puertas. La cola, solución de los males. Si consigues largarte sin esperar a la consulta estás sanado, no tomarás más pastillas, te olvidarás de los males. Pero todo está previsto: el seguro de enfermedad no es un juego, caballeretes. Aquí se viene sobre todo a cumplir las normas, que para eso se han dictado y difundido y plastificado y se exhiben convenientemente. De modo que haces cola y entras y te recetan unas pocas pastillas más y siempre un protector estomacal o un reforzador del hígado. Total, que entre pastillas para los síntomas y las pastillas para los síntomas de los síntomas, tomaba mil y cuatrocientas pastillas a la semana. Ya no había colores para tanta pastilla y hubo que numerarlas: sin números no hay orden. El problema volvía a presentarse cada vez que volvía a la consulta del médico y me tomaban la tensión y me pesaban, porque como llevaba la ración de pastillas en un pastillero de marfil regalo de mi suegra el peso era mi peso y el peso del pastillero repleto de pastillas y eso era mucho peso añadido a mi peso y ocurría que por culpa del peso que no era mi peso recetábanme pastillas para el peso y así pesaba más cuanto más peso de pastillas para el peso me recetaban y me fui convirtiendo en un enfermo cada vez más caro para el estado del malestar que asumía el suyo y el de varios miles de ciudadanos que estaban mal además de asumir gastos como estado del bienestar para atender a los ciudadanos que estaban bien aún aunque las cosas no fueran tan bien como deberían. ¿Una revolución? Una revolución es lo que hacía falta y acabar con la industria farmacéutica de una puñetera vez y acabar con las colas, esas colas para esperar la hora de la consulta. Pero entre tanto vas al médico. Te receta más pastillas. Tomas más pastillas. Te suceden cantidad de cosas, efectos secundarios, así están las cosas.

 

1 comentario

nicole -

su pagina wec esta`pooodeeerooosaaa no tienen nada de informacion no gusto su pagina pongan cosas q sirvan xq aki todo es basura chao besos con lengua nicole