INTERNET CHESS CLUB: REALMENTE MERECE LA PENA ECHARUN VISTAZO AHÍ DENTRO...
ÉSTAS SON TAMBIÉN LAS MANOS DE MI PADRE. LE PEDÍ QUE LAS PUSIERA EN UNA POSICIÓN QUE PARA ÉL FUERA SIGNIFICATIVA... ¿ESTÁ PIDIENDO? ÉSTÁ OFRECIENDO? ¿ESTÁ MOSTRANDO QUE ESTÁ DESARMADO? ¿ESTÁ ORANDO COMO UN MUSULMÁN? ¿ESTÁ PROPICIANDO EL ABRAZO?¿ESTÁ RECOGIENDO EL AGUA PARA LAVARSE LA CARA? ¿ESTÁ REFLEXIONANDO SOBRE SU VIDA DE TRABAJO?
COMO CANTA(BA) RAIMON, "DE L 'HOME MIRO SEMPRE LES MANS..."
El Internet Chess Club me está pareciendo realmente interesante para un amante del Ajedrez. Después de unos días de ver, comentar, jugar partidas de Ajedrez en el Internet Chess uno se da cuenta de que ha aprendido mucho en poco tiempo, sobre todo que ha aprendido un poco más a aprender. Por supuesto, hay muchas otras formas de hacerlo, pero ésta de ingresar en un club internacional vinculado a la Red da una visión amplia de lo que se está haciendo en estos momentos en el Ajedrez mundial. Eso aparte de la emoción de las partidas que puedes realizar contra oponentes de ELO bastante más alto que el tuyo, con quienes aprendes también mucho. Porque no hay cosa peor que mantenerse en un invernadero entre iguales o peores jugadores. No tengo nada contra los pequeños clubs locales, ni mucho menos (sólo que nunca me ha apetecido un trato directo con mi contrincante, y mucho menos estoy preparado para la tensión de jugar ante el público, por muy amistoso que éste sea). Mi convicción de que el estudio y la práctica del Ajedrez es muy importante para aprender a reflexionar en general en la vida la mantengo. (Es un tópico, ya lo sé). Unas horas dedicadas cada cierto tiempo (si no puede ser diariamente) al Ajedrez puede evitar una visión del mundo y de la vida fatalmente equivocada. Por eso se inventaron, precisamente, este tipo de juegos “de estrategia”. El Ajedrez como “gimnasia de vida” es un ejercicio estupendo para todo el mundo. Personalmente, me asomo al tablero como otr@s puedan hacerlo al templo, al gimnasio, a las artes marciales, al yoga, a la meditación trascendental, a la montaña… Hace años que lo sentí así: un espacio de autoencuentro y recogimiento. ¡No es que sea un “místico” del Ajedrez! Pero si hubiera que elegir, no me importaría elegir ese adjetivo para mi forma de entenderlo y de vivirlo. Y creo que le debo bastante al Ajedrez de la poca estabilidad que aún me queda en el cuerpo… No soy vocero de nada, ni mucho menos evangelista… pero no me quedo tranquilo si no les animo a entrar – tranquila, gozosa, luminosamente – al mundo del Ajedrez. De lo único que me apeno es de haberlo hecho bien pasados los cuarenta años. Y eso por un curioso sentimiento de culpa vinculado a todo lo que sonase a “juego”, a dedicación a “algo inútil”, etc. ¡Ojalá en medio de las trifulcas y las búsquedas de todo tipo hubiera dejado un hueco para el Ajedrez! Pues eso.
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