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javierdelgado

PRUEBAS DE IMPRENTA: LA ÍNTIMA FIESTA DEL LIBRO

PRUEBAS DE IMPRENTA: LA ÍNTIMA FIESTA DEL LIBRO

Ayer me entregaron en Prames las primeras pruebas del libro. Recibirlas es el primer regalo que se obtiene por escribir un libro. Y puede decirse que mientras estás en esa fase del desarrollo del libro , éste aún depende algo de tí, aún es (casi) sólo tuyo y la fiesta se desarrolla en a intimidad.

Antes se llamaban y eran realmente "pruebas de imprenta": te entregaban largas tiras estrechas de papel de baja calidad en las que iba impreso el texto como en una cinta sin fin troceada cada medio metro.  El texto iba compuesto ya con la longitud de las líneas que tendría en el libro "la caja" de cada página. Pero ni por asomo podía uno así hacerse una idea de cómo quedaría el libro finalmente acabado.

Estoy hablando de hace treinta años, años de mi juventud, y sin embargo estoy hablando de otra época de la historia de los libros y de la imprenta.

Ahora te entregan lo que llaman "maqueta", que ya es una impresión, generalmente con las ilustraciones puestas, del texto tal y como irá en el libro, con su paginación y lu aspecto de libro, sólo que en copias a dos caras sin la composición de cuaderillos que luego se hará para el ordenamiento de las páginas. Y, por supuesto, se te entrega sin encuadernar. Pero la impresión que se tiene ya, página a página,  es la de estar viendo cada página del libro tal y como aparecerá. Es una sensación mucho más placentera que la de aquellas "galeradas", que así llamaban antes a las tiras de papel impreso en las que se entregaban las pruebas de imprenta.

Pues ayer me enregó el maquetador Sergio Naya de Prames esas pruebas en forma de "maqueta" de la Guía del Jardín Botánico. Ahora viene corregir las erratas que pueda llevar el texto, poner los pies de fotos (¡de muchas fotos, afortunadamente!) y asegurarse de que todo va en su orden y según las necesidades objetivas del libro y los deseos subjetivos del autor. Siempre hay algo que sobra y algo que falta, y aún se está a tiempo de intervenir.

Con la "maqueta" en la mesa ya ves el libro como se verá el día de mañana. Pero aún está en un estado en el que nadie lo encontraría en una librería o biblioteca. Se parece a una fotocopia de un libro. Eso sí que acostumbrábamos a ver bastantes veces cuando las normas sobre la propiedad intelectual parecían no existir, sobre todo en la burbuja de la "vida académica".

La sensación ante la "maqueta" es que estás viendo por última vez tu libro en la intimidad. La fiesta es aún enteramente privada. Son horas (porque cuesta horas revisar todo un libro) que se viven con un sentimiento muy especial. Si todo va bien, la siguiente vez que ves el libro estará ya impreso y encuadernado: será ya un libro y estará dispuesto a salir a la calle en busca de su público lector.

Sergio se ha esmerado en la composición de las páginas.  De acuerdo a las pautas propuestas, ha elegido un tipo de letras, una forma de presentar el texto: títulos, etc. Y ha insertado las fotos en el orden y en los lugares que se el autor le ha indicado.  Ese trabajo no es nada fácil: exige artesarnía y arte, oficio y compenetración con el "espíritu" del libro y con los deseos del autor. Si se tratara de un libro de una colección con parámetros ya fijados, los deseos del autor no tendrían nada que hacer a la hora de maquetar un libro. Pero en este caso, dentro de unos límites, las ideas del autor tienen cierto eco en la composición, aunque ésta realmente depende únicamente del maquetador. Son sus ojos, su gusto y su experiencia los que rigen la tarea de maquetar. En caso de duda o de disentimiento, personalmente me pliego siempre a la opinión del maquetador: él sabe mejor que yo cómo quedará el resultado final. ¿Para qué darle la lata insistiendo en otra cosa? A cada cual lo suyo.

Seguiré contándoles la historia de este libro. Ahora está en un momento muy emocionante, créanlo.

6 comentarios

evelin -

quiero saber la biografia de horacio maniglia creador de las pruebas de imprenta putos

javier delgado echeverria -

Gracias por tu corrección, desconocido estimado Balbino. Y sí, creo que merece la pena ser escrupuloso (si lo quieres llamar así) en esto de la ortografía. Y ayudarse solidariamente a mantenerla. Como has hecho ahora también tú conmigo. Otra vez gracias. Un cordial saludo.

Balbino -

Puestos a ser tan escrupulosos, 'ti' no lleva tilde.

javier delgado echeverria -

Me alegro de que alguien comente y sepa (como tú, de "galeradas"). No hay problema. Pero mereces ir a galeras por poner la palabra excusa con ese: escusa (¡sic!. ¡Pero hombre! ¡Con los latines tan chulos que habías puesto antes... Un cordial saludo.

Javier -

Esto me pasa por no leer todo antes de hacer comentarios. De todos modos, no era más que una escusa para lo último

Javier -

No, querido, se llamaban "galeradas". Cierto que cualquier prueba que se haga en una imprenta se puede con razón llamar 'prueba de imprenta', pero esas tiras largas a las que te refieres se llamaban "galeradas". Suum cuique. Besos