NUEVAS CONFESIONES DE UN DEPRESIVO EN UN MAL RATO
Ayer les contaba mis intenciones de escribir la novela en la que Vicente Cazcarra sería protagonista. Pero míren: por la noche tuve que tomar dos pastillas para dormir: los recuerdos de la vida y de la muerte de Vicente habían ensombrecido mis pensamientos. ¡Esto es lo que hay!
Lo que quiero que me comprendan es que hay tareas que uno sabe que quiere y/o debe realizar (por ejemplo, un tipo de escritura literaria acplicada a una historia concreta) y que incluso sabe cómo tendría que manejar los instrumentos adecuados para realizarla. ¡Pero el ánimo no le acompaña! ¡El ánimo!
¿En qué consiste el ánimo? Imagino que en las reacciones quiímicas de un montón de substancias que corren por nuestro cuerpo...y en alguna cosa más que no sé qué es. La psiquiatría estudia más o menos eso (espero). En mi caso es la llamada "depresión" la que me tiene agobiado ante los mismos retos que yo mismo me pongo y quisiera afrontar. Por lo pronto, no he aprendido a no ponerme esos retos (o retos, sencillamente). Y sobre todo, el cuerpo (¿¡el cuerpo!?) no me sigue ni me apoya: se mantiene con la tensión baja, necesita seis pastillas tres veces al día para mantenerse razonablemente a gusto, no soporta demasiadas cosas, personas, situaciones, perspectivas...
Ese cuerpo que soy yo menos (o más) no sé cuántas químicas internas, ese cuerpo que antes obedecía o seguía o animaba mis búsquedas, mis atrevimientos, mis días tras días en alguna dirección, ese cuerpo al que creía compenetrado conmigo de tal forma que fuéramos uno y el mismo mi cuerpo y yo...ese cuerpo ahora (un ahora de años) se ha ido con su música a otra parte y me ha dejado en la estacada.
De ahí mi cansancio, mi agotamiento, mis deseos de descansar finalmente, de acabar, de desaparecer del mapa. ¿Qué es vivir cuando no vives tú mismo? ¿Y para qué?
Sólo entiendo un para qué: vivo para Ana, para Celia, para ustedes, para tal o cual que encuentre algo en mí que le sirva. ¡Desearía ser desguazado! ¡Aprovechen todas las piezas posibles de este que soy yo, y dejen lo inútil enterrado en cualquier sitio! Como en el vientre de muchas papeleras, me pongo el cartel de "Úsame" y espero, cada vez con menos paciencia, que quienes pasan por mi vida vayan cogiendo un trozo y entre todos me desguacen. Así descansaría sin dejar de ser útil a alguien.
Ya ven. Sólo unas horas pensando en Vicente Cazcarra y ya ven cómo me he puesto. ¡Pues no es el único asunto que me pone así! ¿Se enteran?
Perdonen las molestias, perdonen la indecencia, la desnudez. Sólo puedo aducir en mi defensa que la necesito.
Les prometo que más pronto que tarde volveré a escribirles sobre asuntos de interés más o menos general. Hoy el viernes se me va a ir por un agujero...
4 comentarios
javier delgado -
Anónimo -
javier delgado -
MARIA -