"LOS HÉROES", CUENTO Y RECUERDO DE INFANCIA
Como los héroes de las películas y de las estatuas, así eran ellos.
LOS HÉROES
Bajaban al patio alborotadamente, sin la obligada contención impuesta por los profesores. Ante la línea que señalaba la pista se detenían, tiraban sus carteras repletas y sus fardos de abrigos y batas. En pocos minutos cientos de niños ocupaban sus puestos a lo largo de aquellas franjas negras y un rumor salteado de risas y gritos se adueñaba de aquel fondo brillante de cemento pulido. Las lámparas, sobre sus cabezas, colgadas de tensos alambres, se encendían poco a poco y conforme ganaba intensidad su luz se iban quedando en penumbra los muros y las ventanas de los últimos pisos. En aquel aire de primavera que llegaba del mundo por encima de los tejados del colegio había un algo electrizante que hacía del final de la tarde un comienzo festivo muy especial.
La salida de los jugadores era recibida con aplausos, abucheos y pitidos. Retumbaban los primeros botes de balones, chirriaban las suelas, voces aquí y allá, más broncas y animosas que de costumbre, animaban a los jugadores mientras se desprendían de sus pantalones largos y de sus chaquetas. El ambiente se llenaba de un perfume intenso de colonias y cremas de afeitar sobre pieles calientes. Un perfume que pronto se enriquecería con muchos matices que aportarían los sudores, el vaho de los caramelos y los chicles, el pimentón del chorizo o el vinagre de aquellos curiosos bocadillos de berberechos de los que daban cuenta buena parte del público. Bajo la diáfana luz de las grandes bombillas blancas el patio relumbraba, y miles de brillos y reflejos vibraban en el aire como vibraba el sonido de las voces y los pasos y los botes de los balones. En esa vibración oscilaban los colores, los gestos, las voces, las líneas y los volúmenes. Se sentía en los pechos la vibración del patio: un excitante hormigueo que se difundía por todo el cuerpo.
Ya formaban, ya lanzaban el saque, saltaban, golpeaban el balón con manos poderosas, flexionaban las piernas, oscilaban, iniciaban carreras, detenían el juego por un instante. Sus sobacos velludos sorprendían brillantes de humedad, sus pies bailaban con distintos ritmos, los gestos eran duros: bocas abiertas, cuellos tensos, miradas fulgurantes. Hacia un lado u otro de la pista concentraban los cuerpos su energía. De vez en cuando un tiro a la canasta enervaba el ambiente, desataba las voces, los aplausos. Ya era todo un ritmo de pasos y saltos y botar de balones en el ir y venir de unos y otros. Juntarse, desplegarse, saltar, agacharse, mirarse fijamente. El chocar de esos cuerpos, la danza en que se andaban, el vaivén de los brazos, todo ello era excitante. Eran héroes admirables ofreciendo su espectáculo de disciplina, potencia y entusiasmo ante los ojos de todos esos chicos que durante aquel tiempo formaban parte de una comunidad exultante.
Cuando aquello acabara quedaría en el patio el destello de un fantasmal recuerdo de sus cuerpos prendido en el aire. Algo de su energía permanecería volátil bajo las bombillas, mientras se apagaban. Pero al día siguiente bajarían a ese mismo patio y nada recordaría la experiencia vivida esa tarde. Y aún sería peor si algunos críos se empeñaban, bajo la canastas, en simular torpemente los ademanes que sólo unos héroes verdaderos podían mostrar con sentido y dignidad.
5 comentarios
ana belen -
ZeliaOscura -
Fallo técnico...
Ya decía yo que me parecía algo extraño lo de las bombillas en el recreo...
uh...
Weno, jejeje, al menos espero que haya sido gracioso ^^U
Xau!!!
javier delgado echeverria -
Luisa -
ZeliaOscura -
o.O
Me ha gustado mucho el relato sobre el recreo que has contado, aunque ahora ya no es totalmente así. Tal vez se deba a que yo soy chica y lo he vivido de otra manera: para mi los recreos eran (y son) algo más bien pausado: ir y venir al baño, saludar a algunas amigas, observar a los chicos (preferiblemente a los que están buenos ;)) Jugar al fútbol y al baloncesto, hablar con mis amigas, buitrear comida... en fin, que se podría decir que no me muevo mucho, jejeje.
Besikos!!!
PD: Cenamos ya?