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javierdelgado

MIS AVENTURAS Y DESVENTURAS EN SECOND LIFE: PRIMERA ENTREGA DE VARIAS QUE SEGUIRÁN

 Aquí estoy yo en SecondLife, como un gilipollas, en medio de la nada...

Llevado de mi natural y temeraria curiosidad he entrado en SecondLife y no contento con eso me he registrado en ese extraño mundo virtual.

De paso he hecho preguntas a la organización de la cosa, que nadie me ha contestado.

Con lo primero que me topado ha sido con toda suerte de líneas de prohibido el paso porque se trataba de propiedades particulares y no se podía entrar ni a la de tres. Si lo intentas te salen las palabras de que no hay tu tía en letras rojas haciendo una valla inexpugnable. Así que tanta propiedad virtual me ha puesto de mal humor.

 He intentado participar en una reunión que justo al llegar yo se acababa: todo el mundo salía de allí y nadie me ha contestado cuando he preguntado cosas.

En otro extraño lugar he conseguido hablar, en inglés, por supuesto, con un tío que decía ser artista y que luego no sé qué me ha dicho sobre pagar para ver sus obras o al menos eso he entendido.

Por detrás había una tal Penélope que hablaba en portugués con el artista como si yo no pudiera entenderle: como sí le entendía más o menos me ha sentado bastante mal lo que decía.

 La tal Penélope, para mi asombro, estaba hablando o lo que sea (porque no se oía nada) con un tío con alas negras que al parecer era un "ángel" o algo así ponía cuando ponías la flecha sobre su figura.

He preguntado a Penélope si estaba con un ángel y la muy le ha dicho al artista que ahora mismo nos vamos y este que se quede aquí y se pierda, palabra más, palabra  menos.

Luego he cambiado mis ropas, aunque en definitiva me ha parecido quedar casi igual que antes (al menos no me ha costado nada, porque al parecer en ese mundo todo vale un pico).

Tan contento, he acudido a otro centro de reunión anunciado, ¡que también acababa cuando he llegado. Allí quedaban unos cuantos y cuantas a quienes me he dirigido sin obtener respuesta mientras leía lo que se decían entre sí. Cuando me he acercado a uno y le he preguntado ha desaparecido ante mis ojos dejando un rastro de estrellitas...

Entre registrarme, comenzar a andar por ahí (y volar, porque también se vuela), ir y venir (y ver vacas sin pasto junto a un camino: algún sentido tendrá), la cosa me ha llevado una hora y media larga.

La sensación general que he tenido ha sido de soledad absoluta. Los paisajes y los edificios son la hostia de fríos.

Continuará...

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