OLIVER Y VALDEFIERRO: 44 CALLES ARBOLADAS DE MÁS DE 200
Una de las pocas zonas arboladas de Valdefierro
El sábado, ayer mismo, pasamos Ana y yo paseando por Valdefierro y Oliver guiados por mi viejo amigo el admirable Jacinto Lasheras, que desde que tiene un riñón nuevo funciona como una moto...a cien por hora.
Jacinto nos iba explicando todo lo que veíamos conforme llegábamos a tal o cual lugar: el pasdo el presente y el futuro previsible. Jacinto lleva casi cuarenta años viviendo en Oliver, ¡y viviendo inténsamente! Él y su Ana, mano con mano, ademas de sacar adelante a un número de hijos, han estado en primera línea en todas las luchas sociales que hayan tenido lugar en Zaragoza desde los años sesenta para acá.
Jacinto Lasheras en un tipo - para que se hagan una idea - que a mediados de los sesenta decidió no seguir su carrera intelectual para jesuita y meterse a vivir en una chabola de las Graberas. ¡Ahí es nada! ¡Y ahí vivió con su compañera sus buenos ocho años, hasta que nació el cuarto hijo y muchas voces le aconsejaron darles otros horizontes cotidianos! Com comprenderán, un hombre así no se encuentra todos los días. Sobre todo porque a Jacinto siempre se le puede encontrar si se trata de defender a los gitanos, a los marginados, a los obreros y pintores de brocha gorda, a los niños desamparados, a las mujeres de nuestros barrios, al trozo de tierra para los abuelos, a los trece ailantos mismos a los que se yerguen hacia el cielo ante las ventanas de su casa...
Anduvimos casi cuatro horas por Valdefierro y por Oliver: de punta a cabo. ¡Y qué pocos, qué poquísimos árboles nos encontramos!
Otro rato les cuento lo que vimos.
Y a lo mejor algo más de la vida de Jacinto Lasheras, un tipo que no quiere escribir sus memorias porque, como él dice, "he visto mucho, sé demasiado".
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corpi -
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