SEVILLA: EL AYUNTAMIENTO TALA CUATRO PLÁTANOS Y GENERA POLÉMICA. UN MODELO A ESTUDIAR PARA APRENDER CÓMO DEBERÍA ACTUARSE EN CASOS SIMILARES.
Escombros que tapan la base de uno de los árboles talados
Talar uno o más árboles de una plaza o calle conlleva no sólo la responsabilidad consiguiente sino el ejercicio de una forma de tomar las decisiones que no reduce el "escándalo" a dimensiones razonables sino que lo eleva y sobredimensiona creando un símbolo difícil de digerir. ¿Por qué no hubo una información previa? ¿Por qué todo el mundo pretende saber más que los demás sobre los árboles y su estado de salud? ¿Por qué se supone que el vecindario no comprendará las razones y las demostraciones de los técnicos? ¿Por qué se supone que siempre hay mala intención "arboricida" por parte de las autoridades locales?
Esta noticia de la tala de cuatro plátanos de paseo en una plaza de Sevilla, la Plaza Grande (nadie da datos sobre el total de su arbolado, ni sobre el número de especies presentes, ni sobre su estado de salud...), su justificación, los diversos comentarios del vecindario... es típica de los efectos de las decisiones municipales al respecto y de las actitudes del vecindario ante los hechos consumados. Puede servir como "modelo" sobre el que reflexionar, con la intención de elaborar otras fórmulas de ejercer el poder y de enfrentarse a sus decisiones.
Se hace cada día más evidente que cuando hablamos de árboles en las ciudades estamos hablando de algo más: está en juego la percepción del rango ciudadano del arbolado público, el rango participativo de la ciudadanía y el rango de las relaciones establecidas entre l@s ciudadan@s entre sí y entre la ciudadanía y los órganos de poder locales.
Parece claro que la tradicional dialéctica establecida entre ciudadan@s / órganos de poder local no resulta conveniente, pues aísla el núcleo de las tomas de decisiones, las convierte en "secretos de intención" y, finalmente, en acciones ofensivas para la ciudadanía.
La toma de decisiones sobre el arbolado público de una ciudad debería basarse firmemente en un "protocolo" adecuado, en el que información y participación aseguren la comprensión mayoritaria de las decisiones que finalmente se decidan tomar. Ese "protocolo" debería destacar por su forma de "dejar hablar a los árboles" sobre las decisiones que se plantean tomar sobre ellos. Es necesario comprender la labor "traductora" o "intermediaria" de los técnicos arboricultores entre los árboles y l@s vecin@s, de forma que todo el mundo sepa de qué se está hablando cuando se habla de tal o cual árbol candaidato a una decisión, especialmente si esta decisión es la tala.
Propongo la lectura de esta noticia, tomada de http://sevilla.abc.es, de hoy sábado 24 de febrero como ejercicio de crítica de las actitudes de tod@s l@s implicad@s sin excepción. Un análisis sintomático de acciones y reacciones puede que nos ayude a comprender qué está ocurriendo en este país én todo lo relativo a las decisiones sobre arbolado público en la ciudades.
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