SUKARLAN, MONTPOU, CLARA JANÉS Y LAS TECLAS BLANCAS DEL PIANO
Ananda Sukarlan
Teclas blancas
Suena en la radio (RNE2 Clásica) el recital que el pasado viernes 22 ofreció el famoso pianista Ananda Sukarlan (Yakarta, 1968): estrena en el Festival Internacional de Santander (FIS) "Have you said spectral?" de Eduardo Soutullo (Bilbao, 1968), la obra ganadora del Concurso Internacional de Composición "Manuel Valcárcel".
Después interpreta las "Seis bagatelas" de Schubert, la "Balada número dos" de Liszt, la "Sonata en la mayor" de Schubert y la "Suite de danzas criollas" de Alberto Ginastera.
De propina, el pianista presenta una obra propia, una nana que compuso para su hija cuando tenía un año (“Ahora tiene nueve y está por aquí…”). Explica que esa obra se toca sólo con las teclas blancas del piano.
Entonces descubres que algo del encanto de la música del maravilloso compositor Federico Monpou tiene que ver con el uso exclusivo de las teclas blancas del piano en algunos pasajes. Te vienen a la cabeza inmediatamente acordes y escalas de sus obras, reconoces el lenguaje de su piano. Y sonríes escuchando a un pianista indonesio de ahora mismo tocar una nana que hubiese podido componer en su época el catalán Montpou.
La tarde de domingo difumina sus contornos y ya no es verano sino invierno de hace veinte años y estás en otra casa, bien cubierto de mantas, escuchando unas cintas que una Clara Janés recién conocida ha tenido la amabilidad de enviarte por correo para que las escuches mientras relees (conociendo a su autora en persona) su biografía de Montpou, porque se la citaste la noche que pasó en Zaragoza después de haber leído sus poemas en “Poesía en el Campus”.
Vas a la colección de la revista impresa y pones ante los ojos los versos de Clara Janés: “No quiero levantarme, / hacer frente al vértigo del día /…”
Ahora es el piano de Brahms (Klaverstüke Op. 118) el que suena, en manos de un pianista holandés seguramente muy poco conocido, Hakon Austbo. Dos excelentes CDs que compré por cinco euros en el Vips (donde aún se pueden encontrar algunas veces algunas cosas: el DVD de "El jovencito Fankenstein", por ejemplo, el otro día, por siete euros...).
En la memoria, más acá del pitido permanente, quedan las peculiares armonías de las teclas blancas.
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