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javierdelgado

BUJARIN: “CÓMO EMPEZÓ TODO”, SU NOVELA PÓSTUMA

“CÓMO EMPEZÓ TODO”, NOVELA (PÓSTUMA) DE BUJARIN

 

Que Bujarin (1888 – 1938) fue un tipo muy peculiar de dirigente político ya se sabía mucho antes de que lo mandara ejecutar Stalin. En realidad, nada más enrolarse en las filas de la revolución (y lo hizo muy pronto), ya pudieron darse cuenta sus camaradas de que aquel joven no era el típico activista de la época: su formación, su humor, su forma de tomarse la vida, las tareas en las que se ocupaba, etc.

 

 Lenin (1870 – 1924) se fijó enseguida en él y su relación intelectual y afectiva (de tinte paterno-filial) fue para ambos la más importante que tuvieron en su vida (con permiso de Krupskaya… y de alguna más). Esa diferencia de edad entre los dos, esos diez y ocho años, fueron (como en muchísimos casos de relaciones entre varones) los que les permitieron esa distancia y ese acercamiento tan fructífero.

 

Muchos de los planteamientos teóricos de Bujarin resultaron sorprendentes por su originalidad y por su audacia intelectual. Pero aún más sorprendía a sus allegados saber de su pasión por los insectos (especialmente por las mariposas), las aves, y en general por las ciencias de la naturaleza. Una pasión no libresca sino en contacto directo con los seres del planeta que ya de niño habían llamado su voraz atención. No dejó de interesarse por la entomología ni siquiera en su última época, cuando en 1936 fue enviado por Stalin a Europa a negociar con Nikolaievski (dirigente de la socialdemocracia alemana) la compra de los archivos de Marx. (Por cierto: nadie se explica por qué no aprovechó ese viaje, en el que le acompañaban su mujer y su hijo, para quedarse fuera de la URSS y librarse de un peligro de muerte que ya sabía cercano. Explicar, precisamente, ese comportamiento “absurdo” de Bujarin es dar con la piedra de toque de su psicología).

 

Cuando Bujarin es apartado de toda responsabilidad y es detenido y encarcelado varias veces en los años treinta (hasta su encarcelamiento definitivo en 1937) decide dedicarse a la actividad intelectual a la que llevaba tiempo deseando entregar sus esfuerzos. Su mente se centra en dos asuntos: el fascismo (para él ya entonces el mayor peligro de la época) y la dialéctica (Lenin le había criticado por “no haberla comprendido nunca”). Pero también dedicó mucho tiempo a la redacción de una novela. ¡Eso nadie lo podía imaginar!

 

Con casi cincuenta años, Bujarin se lanzó, por primera vez en su vida, a una tarea de creación literaria. Y no a una tarea cualquiera: su novela pretendía dar cuenta de todo un mundo social (el de los funcionarios y el profesorado, pero también el de la aldea y el de los barrios pequeñoburgueses urbanos) de la Rusia “profunda” zarista de finales del siglo XIX y comienzo del XX. El resultado fue el grueso manuscrito de “Vremena” (traducible como “Época”, “Tiempos”, “Edades”), que tardó muchos años en publicarse y difundirse. Sería Stephen F. Cohen, autor de la mejor biografía de Bujarin hasta la fecha, quien la difundiría en lengua inglesa con el título “How it all begin. The prison Novel” (Columbia University, 1998)

 

La versión española de la novela de Bujarin, con el título “Cómo comenzó todo”, en traducción de Rubén Darío Flórez Arcila (Pre-Textos, 2007) tiene 435 páginas y en la última recibimos el aviso “Aquí se interrumpe el manuscrito”, aviso terrible, pues remite a la fecha de su fusilamento el 13 de marzo de 1938.

 

Durante aquellos años sombríos de Bujarin, para los que yo siempre tengo en la cabeza el angustiado cuarteto de cuerda nº 8 “Quatuor nº 8” de Shostakovich, el dirigente comunista ruso entonces más famoso en la URSS y en el mundo entero después de Lenin se concentra en una obra literaria que, ¡sorpresa!, resulta ser una verdadera obra literaria.

 

En “Como comenzó todo” están los vívidos recuerdos de infancia y adolescencia de su autor con toda la poesía y verdad de la buena literatura, pero además está la visión penetrante del sociólogo y la lección bien aprendida del lector atento de Gogol, Chejov, Gorki, Pasternak (al que defendió)…

 

A esta última "necesidad de expresión" de Bujarin volveré dentro de poco...

 

 

 

 

 

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