ISIDRO PRADAL, UN COMUNISTA MUY OPTIMISTA EN GIESA
Isidro Pradal nació el 15 de mayo de 1940 en Almuniente (Huesca), pueblo de origen de su padre, que falleció en 1945. Sara, su madre, Isidro y su hermano José María, vinieron en 1953 a vivir a Zaragoza. En 1954 un vecino de su casa, perito industrial, le presenta a Francisco Alsina, ingeniero director de Giesa. El 23 de septiembre de ese mismo año comienzó a trabajar de aprendiz allí. Realiza tareas de ajuste, calderería y soldadura como ayudante de un encargado que había sido cenetista. Pero en aquellos años reinaba el terror. Secuelas de la guerra…
En 1955 conoció en Giesa a Ramón Górriz, a Manuel Machín y a Bonacasa, militantes del PCE. Pronto ingresará en el partido: aquella era "su gente". Isidro gastaría un dinerillo en un aparato de radio de segunda mano: así escuchaba Radio Moscú, Radio París, Radio España Independiente.
Por entonces había en Giesa charlas de Falange obligatorias a los menores de 21 años. Los camaradas del PCE las aprovechaban cada vez más para establecer debates sobre política, hasta que, por eso mismo, las quitaron. También había charlas religiosas previas a cadaSemana Santa: un fraile sermoneaba durante dos horas en el comedor. Los más jóvenes se negaron a asistir. Para ellos se trataba de un asunto "de dignidad personal". En 1956 ya no subió el fraile porque suspendieron también esas charlas. ¡Qué tiempos!
Isidro sería elegido por sus compañeros de Giesa enlace sindical, tarea que desempeñaría durante muchos años. Siempre fue un hombre muy querido por sus compañeros, amigo de sus (muchos) amigos, serio pero reidor, riguroso pero flexible, discreto pero jovial, amante de la vida en todas sus manifestaciones y, por encima de todo, un gradísimo optimista.
Dará idea del temple de este hombre la siguiente anécdota: cuando en Giesa se estableció el cargo de “consejero obrero” en el Consejo de Administración. El cargo es por tres años y la asignación legal por ocupar ese puesto era de 400.000 pts al año (¡un piso, entonces, valía unas 150.000 pts!). Isidro es elegido Consejero en 1970 y la empresa le quiere dar la “asignación” a título personal, pero él las ingresa en la cuenta que el Jurado de Empresa tenía abierta. El presidente del Jurado de Empresa insiste en que la asignación debe ser para él como consejero y que debe aceptarla porque si no dejaría mal al anterior consejero obrero (que sí la había cogido). Isidro se niega tajantemente, propone que quede en la cuenta del Jurado de Empresa y que se emplee el dinero acumulado para realizar algo de interés colectivo Así se hizo, finalmente.
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