FELIPE PRAT: UN COMUNISTA MUY DOCUMENTADO
Felipe Prat: nació el 26 de mayo de 1940 en Zaragoza. Su madre trabajaba y su abuela vivía con ellos en casa, una casa propiedad del Canal Imperial en el barrio de Casablanca. De niño acudió al Colegio de Salesianos gracias a unas donaciones de la Condesa de Sobradiel, pero no se encontraba bien allí (además, la misa no le gustaba). Acudió después a la Escuela Joaquín Costa, en la que fue alumno de Arturo Fernández (padre de Eloy Fernández Clemente, fundador de “Andalán”). En esa escuela se sintió muy a gusto. A los catorce años, comenzó a trabajar en una metalistería de la Calle Sevilla, donde le encontró trabajo precisamente Arturo Fernández.
Cáritas realizó unas conferencias para chavales en Casablanca, a raíz de las cuales varios chavales pudieron optar a entrar a trabajar en Giesa, pero sólo entró Felipe. Entró, pues, en Giesa el 27 de septiembre de 1954, en la Sección de Transformadores, como ayudante de un Encargado que le daba muy mal trato y no le enseñaba nada. Por suerte pasó a depender de otro encargado, Manuel Machín, una persona excelente que le trataba enseguida muy bien, le enseñaba el oficio y le hacía de “segundo padre”. Además, le habla del compromiso social, de la lucha de clases, etc. Machín ya era militante del PCE.
De hecho, Felipe quería irse de Giesa hasta que conoció a Machín y a Górriz y a otros camaradas del PCE. Se dio cuenta entonces de que “los míos importaban en la fábrica”, “de que era alguien”. Desde entonces, asegura, “me sentía protegido”, como nunca antes se sintió.
Felipe ha sido y es un hombre temperamental, con la emotividad a flor de piel y un ingenio personal que pudo desarrollar tanto en el trabajo en Giesa como en el taller del escultor Iñaki. Sus convicciones le llevaron a presentarse a enlace sindical y a representar durante años a sus compañeros, años de los que conserva una memoria prodigiosa, casi puntillosa. Pero es que, además, Felipe ha conservado una gran cantidad de documentación relativa al Sindicato Vertical y a Giesa. ¡Si hasta conserva el llavero con la chapa y la llave de su taquilla! ¡Y muchas cosas más!
Felipe Prat estudiaba la letra menuda de los papeles de la legistación de trabajo franquista y buscaba encontrar puntos de apoyo concretos para la palanca de la lucha obrera. Aquellos papeles oficiales estaban llenos de frases huecas. “¡Era imposible realizar aquello en la dictadura. Era imposible hacer lo que ellos mismos decían en sus papeles!”. Así que Felipe cogía tal o cual párrafo de la legislación franquista y lo lanzaba como arma arrojadiza contra los burócratas del Sindicato y contra quien hiciera falta. Y, claro, saltaban chispas, más chispas que del soplete de soldar.
Felipe Prat recuerda con pelos y señales a muchos compañeros de trabajo: sus capacidades, sus habilidades, sus ingeniosidades. Está, con razón, orgulloso de pertenecer a la clase obrera española y de haber luchado hombro con hombro junto a miles de trabajadores y trabajadoras que empujaron, empujaron y empujaron…y no pararon de empujar. A personas como Felipe les debemos tod@s en este país más de dos terceras partes de la libertad de la que hoy disfrutamos.
1 comentario
Entrenomadas -
Conozco bien a Machin, a toda su familia y por eso me ha encantado leer esto.
Realmente es Manolo Machín es una persona excepcional.
Este post es además una oportunidad de conocer a Felipe Prat, yo no sabía nada de él,
Un abrazo, Javier,
M