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javierdelgado

ANTONIO GRAMSCI: ¡NO SOPORTO RELEER SU BIOGRAFÍA!

ANTONIO GRAMSCI: ¡NO SOPORTO RELEER SU BIOGRAFÍA!

 

No contaba con esto. No me imaginaba que releer la biografía de Antonio Gramsci me produjera tanto dolor. Lo intenté con la de Salvatore Francesco Romano que les citaba hace unos días (UTET, 1965). Lo he vuelto a intentar con la de Giuseppe Fiori (Península, 1968. Trad. por Jordi Solé-Tura de la ed. de Laterza, 1966) y estoy a punto de abandonar su (re)lectura.

 

¿Qué hay en la vida de Gramsci que me duele tan profundamente? ¿Qué íntimos dolores míos propios se reavivan al leer sobre su vida?

 

No sé si a ustedes les habrá sucedido algo parecido. A mí, creo recordar que sí, pero no podría decirles ahora mismo en qué consistió (si se trató de una biografía, si tuvo que ver con la política, si se trató de relecturas…). Esto de ahora es un dolor tremendo, que me inutiliza intelectualmente. ¡Está teniendo el efecto contrario al que imaginé!

 

No es la primera vez, desde que caí enfermo, que he tenido que abandonar una lectura o una escritura; pero no acabo de resignarme en esta ocasión.

 

He pensado seguir solamente con los textos de sus “Cuadernos de la cárcel” (y dejar también sus “Lettere dal carcere” por lo mismo que dejo su biografía; incluso con más razón: sus propias cartas sobre sus vivencias carcelarias, sus problemas con su mujer, con su cuñada, consigo mismo…). Buscar inspiración intelectual esquivando lo biográfico. Pero no es mi forma de ver las cosas: siempre he considerado la obra de una persona como parte de su vida y su vida como base de su obra; desvincular vida y obra de un autor siempre me pareció hacer trampa, en el sentido de desvirtuar su contribución. ¿Gramsci sin Gramsci? ¿Gramsci a pesar de Gramsci? ¿Gramsci por encima de Gramsci? ¡Y un cuerno!

 

Por otra parte, está la cuestión de fondo, el asunto de la “necesidad de expresión” (mi proyecto de trabajo para esta temporada). Sin la “necesidad de expresión” de Antonio Gramsci, ¿qué me importan sus escritos? Lo más sintomático de ellos, lo que busco especialmente en esta relectura, es precisamente un rastro concreto de su “necesidad de expresión”, y eso implica directamente una biografía, un Gramsci que escribe más allá de lo que se espera de él, incluso de lo que él mismo está dispuesto a reconocer como expresión suya. No creo en las cabezas “frías”. Para mí no existen. La historia de las ideas es la historia de los hombres y de las mujeres que las expresaron... incluso sin darse cuenta de todo lo que, en realidad, estaban expresando.

 

Depresión y expresión en Antonio Gramsci: ese también  me pareció una forma de plantearme ahora un asunto digno de una búsqueda documental. No sólo de la depresión del Gramsci encarcelado, sino ya la del Gramsci estudiante en Turín que se siente mal por escribir a su padre una y otra vez pidiendo dinero y a su madre contándole sus terribles dolores, mareos y desvanecimientos, su angustia por conseguir las más altas calificaciones para no perder la beca...

 

¿Es por su titánico esfuerzo de autocontrol y autosuperación por lo que me produce ahora un malestar incluso físico? ¿Es por su gigantesco esfuerzo intelectual por lo que me causa tanta inquietud? ¿Es – vamos a decirlo de una vez por todas – porque su ejemplo vital me empequeñece y me abochorna?

 

Lo que ocurre es que lo que quiero aprender ahora de Gramsci no está por ese lado, diríamos, de la épica, sino por el de la sintomatología de las dificultades de la expresión. De la expresión, concretamente, de personas entregadas a la lucha por transformar el mundo que fueron capaces de seguir luchando sin dejar por eso de manifestar sus dudas, sus desánimos, sus abandonos, su más íntima desazón. ¿Para qué me sirven los héroes ahora? No es al Gramsci heróico de la propaganda togliattiana y del patriotismo de partido (perfectamnte lícito, por lo demás: había de qué presumir y además las circunstancias lo requerían, no me caba duda) lo que me hace volver los ojos a su escritura.

 

¿Busco el consuelo de mis debilidades de hoy en las posibles debilidades de mis héroes de juventud? No. No es eso. Creo que no. Quiero creer que no…

 

 

1 comentario

Pernales -

Si, es así, yo estudié a Gramsci en mi época de militancia en el Pc, incluso fuí a italia y estuve en la tumba a la que hizo referencia pasolini. Y en efecto la lectura de la biografía de Tonino, incluso en aquellos años de militancia reultaba opresiva y descorazonadora. Aquel hombre de cuyo cerebro se preocupó tanto el Ducce, tuvo una vida inmensamente infeliz, siquiera en sus relaciones afectivas. Y toda su obra está recorrida por una tristeza infinita. A mi me pareció como una puesta en escena de la melancolía en el materialismo histórico. De todas formas que falta le hace a la izquierda un innovador idolégico como fué Gramsci. Aquellos años de Italia, aquellos años de revolución. Y esta crisis dandole la razón al viejo Karl y al viejo Antonio.....