EL OTOÑO FRÍO ME HA SENTADO MUY MAL
Ha llegado el otoño frío, el cambio de las horas, las tardes más cortas, las nubes y la lluvia, el aire frío. Las casas se destemplan, la calle se hace menos atractiva. Uno se enfría en cualquier momento. Y si no es uno, es otro que pasa cerca y estornuda y moquea. Pañuelos de papel arrugados, ojos churripitosos, miradas apagadas. Duelen los huesos, apetece la cama.
Me ha sentado muy mal la entrada del otoño frío. Me siento repentinamente sin fuerzas para nada. Cualquier tarea se me antoja imposible. Quiero cerrar los ojos y que llegue mañana y mañana y mañana.
Leo las memorias políticas de Ángel Cristóbal Montes, y eso tampoco anima mucho. Acabo una biografía de Soljenitsyn, tampoco es muy animada. Estudio un ensayo sobre Luis-Ferdinand Cèline, tres cuartos de lo mismo. Estoy leyendo los libros equivocados en el momento equivocado.
Leo la prensa: la crisis, las argucias del capitalismo y sus servidores, las gracias de Doña Sofía la dicharachera, los obispos sobre Halloween y la gente joven, la Expo Floralia 2014 cogida por los pelos, sin debate previo, el enésimo atentado de ETA...
No tengo ganas de nada.
Ha venido como el cierzo, de repente. Un golpe directo al corazón y a la mente. Un parón.
Ya se me pasará. Espero.
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lau -