TÚNELES, 2: en mil novecientos cincuenta y...
TÚNELES, 2
en mil novecientos cincuenta y
dos ya estaba Glenn Gould
grabando la Klaviersonate
número 19, opus 49,1 de
Beethoven y muchas otras
obras para piano del mismo
señor ¡y yo aún tardaría un
año en nacer! ¿O estaba ya
en el vientre de mi madre?
me divierte pensar que
mientras yo crecía como
un bicho en la tripa de otro
bicho (más amable) un bicho
hecho y contraecho como él,
a sus veinte años Glenn
Gould de mis amores
auditivos, estaba encerrado
con sus pianos y su silla
especial haciendo dedos a
todas horas con esas
partituras de Beethoven
ahora puedo escucharle
nueve conciertos por once
euros y medio gracias a
los avances de la técnica
de grabar y a los caprichos
del mercado el mismo
mercado que mueven ahora
quienes echan a la calle
a tres millones de parados
en España y ni te cuento
a cuántos millones en
todo el mundo sacudido
por la crisis económica
más grave (dicen) de los
últimos sesenta años,
los mismos que hace
que Glenn Gould grabó
estas maravillosas obras
con sus prodigiosas
manos que nunca pararon
me molesta pensar que
mientras escucho estos
discos hay un patrón
tachando de su lista de
trabajo a miles de peones
que le han hecho rico
y que acaso de fondo
en la oficina tiene un
aparato en el que al
mismo tiempo que yo
ha puesto el cedé de
Glenn Gould de estos
conciertos de piano
esta tarde magnífica
de invierno con el sol
descendiendo al ritmo
de Beethoven al ritmo
de Glenn Gould
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