AMORES Y RENCORES, 4: Ahí estais, muertos vivos míos.
4. Ahí estais, muertos vivos míos
Pero sí que hay hermanos, sí que hay también
amigos, aunque a veces, muchas veces, no los veo,
ni los oigo, ni sé nada de ellos, ni ellos saben
de mí, pero están, sí que están, y a su memoria
escribo, a su memoria como a una presencia
sin su presencia, como una presencia fría,
sin abrazos ni sílabas
Pero sí que hay hermanos en este silencio y hay
amigos en este silencio, amigos y hermanos,
y yo sé que los hay, pero su estar es antiguo
y su silencio antiguo y su sonrisa de tan
antigua ya no es ni sonrisa, y callan y envejecen
y de una forma extraña me buscan, no vienen,
no me quieren, me quieren, se van.
Pero sí que hay hermanos más allá de las negras
nubes del olvido y también hay amigos
que no quieren saber más de mí: ya lo saben todo,
ya lo imaginan todo, ya lo detestan todo
como se detestan los vicios de un amigo, los malos
chistes malos de un amigo que mejor haría
quedándose en silencio él también.
Ycuando llega las hora de los muertos
ahí estais, amados muertos, hermanos y
amígos míos de cada día, con la osamenta
y poco más para decirme que ahí estais,
que manteneis los recuerdos de vosotros
mismos aunque yo también los olvide y sólo ya
os recuerde como muertos muertos
sin recuerdos de vivos.
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