PSICOANÁLISIS
PSICOANÁLISIS
Artículo publicado en "Artes & Letras" de Heraldo de Aragón" el jueves 21 de enero de 2010
Rodeados por la trepidante actualidad e imbuidos en una realidad contante y sonante cuyas apariencias nos facilitan la sensación de control y autocontrol que se exigen de nosotros, no viene nada mal poner en cuestión de vez en cuando los axiomas en que se soportan incluso las verdades menos sospechosas de nuestra existencia cotidiana. Para eso se inventó el análisis psicológico y, muy especialmente, el psicoanálisis, que, convertido hace años en moda prêt-à-porter, ha pasado a considerarse (otra moda, esta de ahora) poco menos que una excentricidad como la astrología y más o menos tan fiable como ella. Cada loco con su tema: el psicoanálisis (nuca lo he experimentado, y eso que me resulta muy caro) ha ido dando productos seriamente preocupantes para quienes no se conforman con lo lógico, ni siquiera con lo psicológico; o, más bien, para quienes se atreven a buscar la lógica de lo irreductible, desordenado, fiero, desobediente, rebelde y alborotador que hay en cada ser humano. Un autor que me era desconocido hasta estas navidades me apasiona estos días: Jean Allouch, psicoanalista de la escuela lacaniana y por tanto leal contradictor de las palabras de Lacan. Como éste (y como Freud, vaya), gusta de someter a las palabras a diversas deliciosas torturas, a ver qué saca o mete en ellas. Me convenció su artificio cuando leí el tomazo ‘Marguerite o la Aimée de Lacan’ (Ediciones Literales, 2008), en el que refuta brillantísimamente nada menos que la famosísima tesis doctoral de su maestro: un asunto de paranoias y otras finas hierbas. Empezaba, pues, bastante bien. Ahora disfruto su ‘Contra la eternidad: Ogawa, Mallarmé, Lacan’ (Ediciones Literales, 2009), un ensayito que parte de la buena idea de que “en el origen de toda obra, artística o de otra índole, hay una muerte”.
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