¡PROUST, AL FIN!
¡PROUST, AL FIN!
Artículo publicado en "Artes & Letras" de Heraldo de Aragón el jueves 4 de marzo de 2010
Me van a perdonar la sinceridad, pero me importa confesarles que hasta este mismo año no me ha gustado ni interesado la literatura de Marcel Proust. Siempre he pensado que se trataba de una dificultad o incapacidad mía para disfrutar con su obra, pues comprendía perfectamente los argumentos que sus lectores y la crítica han ido acumulando a su favor y he creído que se trataba seguramente, como suele decirse, de “una obra cumbre del siglo XX”, cuya influencia en la historia de la literatura universal nunca he puesto en duda. Pero en más de tres ocasiones (a mis veinte, treinta, cuarenta años…) he comenzado a leerle (no siempre abriendo el mismo volumen de su ‘En busca del tiempo perdido’, por ver si me “enganchaba”) y nunca había conseguido que sus páginas me resultaran suficientemente atractivas como para continuar leyendo más allá de unos cientos de páginas. La escritura de Proust me resultaba “hermética”, en el sentido de que no encontraba su significado para mí o, dicho de otro modo, “no me decía nada”. Así pues, había leído a Proust como parte de una tarea intelectualmente necesaria para cualquier persona medianamente culta y desde luego como parte de mi formación como escritor. Pero, insisto, esa lectura no me resultaba nunca gratificante. ¿Por qué Proust no y sí Flaubert?, me preguntaba. ¿Por qué no Proust, ni haciendo un esfuerzo, y sí Joyce, sin esforzarme nada? Nunca lo comprendí. Tampoco ahora comprendo qué ha ocurrido para que nada más volver a comenzar la lectura de ‘Por la parte de Swann’ (Lumen, 2ª, 2007) me haya resultado una experiencia maravillosa. De repente las palabras de Proust se han abierto para mí como flores perfectas y me he sentido dichoso, emocionado. ¡Proust, al fin! Me alegraría que a ustedes les haya ocurrido ya lo mismo.
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