JOSÉ ANTONIO LABORDETA, DOCTOR
Dibujo de Postigo en El Periódico
JOSÉ ANTONIO LABORDETA, DOCTOR
Que José Antonio Labordeta era “doctor” lo sabíamos hace ya muchos años.
La cuarta acepción de la palabra “doctor” del Diccionario de la RAE define: “4. m. y f. coloq. Médico, aunque no tenga el grado académico de doctor”. Que Labordeta era médico lo sabíamos porque, como define también ese Diccionario, se trata de persona que “profesa o ejerce la medicina” y la Medicina es, en su primera acepción (idem): “1. f. Ciencia y arte de precaver y curar las enfermedades del cuerpo humano”.
Labordeta, a lo largo y ancho de su vida, nos ha curado a muchos de muchas enfermedades de nuestro cuerpo y de bastantes más de nuestras almas. Con su humor, con su amor, con su forma de tratarnos, con su ejemplo, con sus propuestas artísticas, cívicas, políticas (y, en general, esdrújulas), ha sabido (seguramente precaviendo, esto es: a fuerza de “prevenir un riesgo, daño o peligro, para guardarse de él y evitarlo”), enfermedades que habían ya iniciado su curso en nosotros y que amenazaban con hacerse graves, crónicas, incurables.
Quienes le debemos la salud a Labordeta nunca olvidaremos su generosa, cordial y sabia forma de curarnos.
Hoy al levantar la vista, ¡Gaudeamus, igitur!
Este breve texto lo he puesto esta tarde como "comentario" en el el estupendo reportaje que ha hecho andalan.es sobre el acto universitario de investidura del Grado de Doctor Honoris Causa a José Antonio Labordeta, en la siguiente dirección:
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