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javierdelgado

ROSALEDA PARQUE LABORDETA: PÉRGOLA "INSTALADA"

ROSALEDA PARQUE LABORDETA: PÉRGOLA "INSTALADA"

En esta foto, Moratinos explica cómo se hace para que una pérgola metálica de tales y cuales dimensiones encaje plenamente en una situación De Grandes Recortes Pergolesianescos, al estilo del famoso músico Pergolesi, olvidado salvo en semana Santa en la iglesia de los Jesuítas de Paseo de la Constitución, cuando ponen el CD de su "Stabat Mater", día tras día, hasta que los fieles caen rendidos a los pies del sacrificado. 
Bien, entrando en materia pergolesca propiamente hablando (o sea: en el asunto de NUESTRA pérgola), convendría avisar a los inocentes visitantes que "los trabajos de instalación de la nueva pérgola de la Rosaleda..." no han concluido concluyentemente; es decir, que aún faltan algunos detalles nimios como las cúpulas que se instalarán en los puntos de encuentro entre las estructuras lineales actualmente (éstas sí) instaladas. En segundo lugar, que el respetable público no crea entender que al notificar la "conclusión" de los trabajos de instalación de la pérgola (como ya han creído entender algunos comentaristas avispados en sus comentarios en la prensa virtuosamente virtual de nuestra capital) que ya están instalados los bancos, ni las farolas, ni otros detalles que tendrán su momento de instalación concluyente a no mucho tardar. En tercer lugar, que el estado actual de los caminos, bordes (con perdón), setos y otras minucias de la jardinería rosalediana no es sino el resultante del estado en que quedaron cuando se desmontó la anterior pérgola y del estado en que han quedado tras las obras (inacabadas, conviene insistir) de instalación de la pérgola. De modo que no esperen encontrarse con una pergolización excelente ni excelentemente acompañada por otras tareas igualmente importantes que vendrán después (pues antes no vinieron, ni convino que vinieran, como comprenderá cualquiera que reflexione sobre el asunto). 

Además, la propia nota aclara que los rosales (que son los protagonistas de una rosaleda, incluso de una rosaleda zaragozana) que se planten allí serán plantados dentro de varios meses, lo cual no coadyuva (eso lo que menos) a la satisfacción del respetable público que estos días, atraídos por la miel de la noticia oficial acudan al lugar. 

Por otra parte, la nota de prensa en la que se da esta (media)noticia incluye también la noticia de la puesta a punto de un "merendero" en la zona que ocupaba el quiosco-bar "La buena Estrella" (de maravilloso recuerdo para quienes lo frecuentábamos desde los años sesenta hasta los ochenta, cuando lo regían dos encantadoras y muy trabajadoras hermanas viudas de grandes ojos vedes, tez blanquísima y finísima y cabellera tupida y larga recogida en moño: sus bandejas de boquerones eran un atractivo irresistible, aparte del ambiente tranquilo del lugar; lamentablemente, tras ellas llegaron, unos tras otros, regentes con ideas peregrinas sobre lo que se espera de un quiosco-bar en el centro de un parque histórico, regentes diversos que no ofrecían nada sino bolsitas de cualquier cosa plastificada y, eso sí, atronadores altavoces que acabaron con la paciencia de dos o tres mil visitantes que llegarían a tener en unos diez años; luego vino el abandono, la ruina, la (sin)vergüenza de unos y la nostalgia de otros. 

A lo que vamos: ese espacio que en esta nota de prensa se da en denominar como "merendero" había sido definido previa y colectivamente con el nombre "Espacio libre La Buena Estrella", de modo que nada limitara su uso a la mera ingestión de meriendas y otras masticaciones. Por lo que sea (¿¡qui lo sa!?), en la nota se prefiere hacer prevalecer la merienda a cualquier tipo de actividad ociosa, lo que, conociendo al personal de nuestra inmoral ciudad, creará seguramente conflictos entre quienes acudan a tal espacio "a merendar" (sintiéndose perfectamente legitimados para echar a quienes no estén a lo mismo) y quienes acudan a él a hacer otra cosas, como, por ejemplo, hablar, jugar al ajedrez, a las damas, al parchís o a la Oca, declamar versos (sin la boca llena) y tantas y tantas otras actividades no merenderiles. 

De modo que uno se pregunta por qué tanta prisa en notificar una instalación inacabada de una pérgola en una rosaleda sin restaurar botánica ni taltaltalmente (eso de los bancos y etcéteras) y por qué denominar "merendero" a un espacio que puede tener usos variopintos. Por ejemplo, se nos ocurre a vuelapluma (o vuelatecla) francamente útil para detenerse municipalmente a meditar sobre cuándo y en qué términos convendría hacer una nota de prensa sobre las mejoras en el área de la Rosaleda y colindantes...

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