¿ANÉCDOTA O SÍNTOMA? MÁS SOBRE REACCIONES CONTRA BEATRIZ TALEGÓN
(Artículo publicado en el último número - marzo- de mientrastanto.es)
¿Anécdota o síntoma?
Malas reacciones en la izquierda a la intervención de Beatriz Talegón
Javier Delgado
¿Anécdota o síntoma? La intervención de Beatriz Talegón y las reacciones en el seno de la izquierda española.
Beatriz Talegón, la joven socialista que abrió (bien) la boca contra las actitudes de los dirigentes socialistas fue abucheada por las "mareas" madrileñas después de varios días de recibir mensajes negativos de gente "de la izquierda". (Sin embargo, algunas de sus frases son antológicas, con el añadido de haberlas pronunciado desde su puesto de secretaria general de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas, en la fecha y en el marco en que las pronunció: “Me pregunto de verdad si nosotros podemos darle a los ciudadanos una respuesta cuando vosotros, líderes políticos, les decís que los entendéis, que sufrís porque somos socialistas. ¿De verdad sentimos ese dolor aquí dentro?, ¿de verdad podemos entender lo que estamos pidiendo al mundo desde un hotel de cinco estrellas?" (…) "Desgraciadamente, no hemos sido los socialistas del mundo los que hemos animado a la gente a salir a la calle ni a movilizarse, y lo que debería dolernos es que ellos están pidiendo democracia, están pidiendo libertad, están pidiendo fraternidad, están pidiendo una educación pública, una sanidad pública y nosotros no estamos ahí." (…) “Luego os llenaréis la boca en vuestros discursos hablando del desempleo juvenil, de que os preocupan mucho los jóvenes: no os preocupamos en absoluto porque nos tenéis aquí y ni siquiera venís a preguntarnos cuál es nuestro punto de vista" (…) “Tenemos mucho que decir porque a la gente le interesa saber qué piensan los jóvenes, porque somos nosotros los que estamos pagando las consecuencias de vuestra acción o de vuestra falta de acción").
Se la empezó a tratar enseguida como si fuera un pez gordo del socialismo español de sesenta y cinco años, en vez de una joven socialista de veintinueve. Así no se anima a nadie, y menos a personas con cargos orgánicos en un partido, a que se posicione ante las realidades actuales, incluidas las realidades actuales del socialismo (que ahí están, nos gusten o no). Como siempre, la izquierda ("la izquierda"), haciendo amigos. ¿Volvemos a la época de la consigna estalinista de que a los socialistas había que denunciarlos como socialfascistas? ¿Y luego qué haremos cuando Stalin no nos pueda decir ya que mejor buscamos alianzas con ellos para crear Frentes Populares? De nuevo ahora salen los "puros" a facilitar movimientos y fisuras en los viejos partidos de la clase obrera. Parece que les resulta más importante distribuir carnets de “verdadera izquierda” y de negar el pan y la sal a quien no vio antes La Verdad…o no la dijo. Hay mucho de “pandillismo” y poco de sensatez política en esta forma de actuar ante el “extraño”.
Las bases sociales del PSOE se merecen más a una Beatriz Talegon que a un Rubalcaba, ¿o no? ¡Ah! Que son lo mismo, ¿no? Siempre la finura de análisis de los grandes organizadores de derrotas, muchos de ellos verdaderos tapones que han impedido que la gente joven se acerque a las organizaciones populares que pastorean desde hace años con esa penosa suma de viejas actitudes organizativas inflexibles y ultra jerárquicas y discursos dogmáticos refritos, más propia de miniestalines y de miniayatolás que de dirigentes de la izquierda del siglo XXI.
Me parece que hay que discurrir un poco más, queridos camaradas de las calles, de las tribunas partidistas y de las mesas camillas. Menos narcisismo y más inteligencia (incluso "cálculo" político) acaso facilitaría más el avance hacia mejoras concretas de las condiciones de vida de la mayoría de la población. ¡Salvo que haya quien sueñe (y "los sueños de la razón producen monstruos") que sólo con que unos cientos de miles de manifestantes salgamos a la calle se cambiará la Historia. Así. En directo. Sin alianzas, sin negociaciones, sin mayores mediaciones políticas.
¿No podemos ver en acciones como la de esta joven dirigente socialista un efecto positivo de nuestros empeños? ¿No lo podemos ver, precisamente, como una pequeña victoria nuestra? Para mí la intervención de Beatriz Talegón es, en gran medida, un triunfo nuestro, de la gente que lucha no solo con micrófonos más o menos prepotentes. Ella ha percibido por dónde está la razón y el futuro y se ha atrevido a decirlo alto y claro. Por supuesto, otros, con otros compromisos (no solo ideas ni recuerdos) decimos otras palabras en otros sitios, pero cada uno, desde su circunstancia, puede apoyar los cambios.
Creo que es momento histórico de acumular fuerzas, ampliar base social y política, aprovechar fisuras en todos los tinglados a favor de esos cambios en las actitudes de quienes aún hoy se aferran a sus historias de poder, de quienes también lo hacen a sus historias de marginalidad buscada o marginación impuesta y de quienes pretenden haber estado siempre en posesión de la clave de la revolución. Y, sobre todo, es momento de abrir nuevas perspectivas a esa inmensa mayoría de ciudadanos que busca una expresión política a sus enormes preocupaciones sociales.
¿Alguien cree que esta situación va a resolverse en cuatro días y que ya tenemos todo "el poder de la calle" en nuestras manos? ¡Por favor!¿Alguien presume que no puede haber movimientos de involución incluso en el seno de la sociedad civil? No hay nada escrito sobre nuestro futuro colectivo. Y hay tantos intereses creados en las más pequeñas organizaciones populares (proporcionalmente más, incluso, en una asociación de vecinos) que en los viejos partidos y sindicatos. ¿No convendría que miráramos lo viejo que hay en lo nuevo y lo nuevo que hay en lo viejo? ¿No podríamos mirar con ojos de querer ver? ¿Ya lo sabemos todo?
El asunto que trato en estas líneas no es, obviamente, la política oficial de la dirección del PSOE, sino el hecho de que Beatriz Talegon, dirigente española internacional de las JJSS, ha emitido determinados mensajes públicos que me merecen atención positiva. No se trata de pedir peras al olmo, sino de analizar el efecto de la existencia de un olmo concreto en un paraje concreto. Esa intervención puede (no es seguro, pero puede) facilitar o animar ciertos cambios positivos para la mayoría de la ciudadanía en el ámbito en el que se mueve esta joven. No hago juicios de intenciones sobre ella: propongo reflexionar sobre qué actitud en la gente de la izquierda puede ser más productiva para cambiar la correlación de fuerzas en nuestro país y el mundo de hoy. No hay cambios sociales reales sin convencimientos particulares; a lo más que se llega sin ellos es a vencer pero no convencer, y ya sabemos (¿o no?) a qué lleva eso.
Javier Delgado
Zaragoza
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