BODAS Y COMPROMISOS FAMILIARES. ¿QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO?
En la pescadería, una joven clienta (luego dirá que tiene 21 años: es joven, pues, pero no una niña...) le cuenta sus cuitas a la dependienta mientras la pescatera corta, limpia y da esplendor a una pescadilla del Cantábrico descabezada.
- Mi novio me dice que prefiere que me lleve mal con él a que me lleve mal con su madre.
- Pues...
- Su madre tiene cuarenta y un años. Es una viuda joven.
- Pues es difícil...
- ¡Es muy generosa! Me ha dicho: aquí teneis mi casa para vivirla vosotros...
- Pues la convivencia, luego...
- ¡A mi también me importa más mi madre que mi novio!
No sé si he escuchado bien la frase: el ruido de la ducha con la que limpia la pescatera a la mesa de trabajo puede haberme equivocado el oído, pero... Por si acaso es lo que es, me atrevo a decirle a la joven:
- Te casas con tu novio, no con su madre ni con la tuya, ¿no?
- Ya - me dice la pescatera. Es que es tan joven la chica...
- Tengo veintiún años.
Por eso me he enterado de lo joven que es la novia y futura víctima. Insisto:
- A los veintiún años ya puedes saber bien lo que quieres...
- ¡Pero es que la familia es muy importante! ¡La familia es lo único que está siempre contigo!
Con disimulada crueldad, le pregunto:
- ¿Tu marido no estará siempre contigo?
-No es lo mismo. Yo ya me entiendo.
- La chica sabe lo que quiere. Pero es difícil, la convivencia...sabes... Ya es difícil a veces entre dos, como para meter a la suegra...
- ¡No la veo como una suegra! Es amiga, la madre de mi novio. ¡Y es tan joven!
Aprovecho para hacerme entender por la pescatera: quiero gambas, mejillones y congrio cerrado. Y tres filetes de perca.
A ver si entre novia y suegra me voy a plantar aquí una hora.
Ellas siguen con el asunto: la pescatera con lo de la convivencia, la joven no tan joven con lo de la madre del novio.
Cuando me voy, oigo a la pescatera:
- ¡Que sí! ¡Que sí! Pero que bastantes problemas surgen en la vida entre dos...
Y meto baza:
- Como para que te busques más problemas adrede.
Voy hacia los zumos y los bimbos. Allí quedan esas dos con el asunto de la madre del novio, el novio, etc.
¿¡Qué está ocurriendo!? ¿Qué llevan en la cabeza jóvenes de veintiún años que admiten que sus novios prefieran que se lleven bien con su madre a que se lleven bien con ellos? ¿Y esos novios, en qué están pensando? ¿Y las madres, viudas o no, tan jóvenes de cuarenta años, ¿qué pretenden de sus hijos y de sus nueras?
Me estremece la sospecha de que hay muchas jovencitas como ésta de la pescadería, muchos novios como el suyo, muchas madres de novias y de novios como la madre de ese... novio.
Salgo escandalizado del supermercado. ¿Qué redes de relaciones se están tejiendo a nnuestro alrededor? ¿Qué actitudes en el amor, en la vida familiar se imponen? ¿Qué es una novia hoy día? ¿Y un novio?
Cuando leí, de joven (entonces uno pensaba que era joven a los diecisiete años), a Wilhelm Reich sobre la psicología de las relaciones afectivas, sobre la formación de una sexualidad y de una afectividad sana y libre, sobre la psicología de masas del fascismo... ¡Han pasado casi treinta años de aquellas lecturas! Creíamos, algunos (a lo mejor éramos cuatro gatos, pero creo que al menos éramos cinco), entonces, que las relaciones afectivas entre adultos (pensábamos que adultos ya seríamos más o menos a los veintiuno) y las relaciones familiares, etc., irían cambiando en una direción liberadora. Dedícábamos cierto tiempo a esa parte de la pelea: en casa, entre, bajo, ante, contra nuestros padres, etc.
La joven de la pescadería...
¿Se casaría usted con alguien que prefiriese a su madre más que a usted? ¿Prefiere usted a su madre más que a su pareja?
¡¿Qué está pasando!?
3 comentarios
Aninu -
javier delgado echeverria -
Luisa Miñana -